capitulo 40

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PETER

Suaves caricias en mi espalda me desvelan por un momento. La cabeza la tengo hundida bajo la almohada. Los recuerdos de la noche anterior me invaden y disfruto de lo que mi chica me hace.

—¿Estás despierto? — susurra dejando pequeños besos sobre mi hombro —Peter...

Al no responder, deja de acariciarme para moverse en la cama. Saco la cabeza de debajo de la almohada lo mínimo para poder ver cómo se sienta en el borde dispuesta a levantarse.

Aprovecho que está distraída y antes de que se levante estiro el brazo y lo envuelvo alrededor de su cintura. Se contrae con sorpresa, pero eso no me impide hacer fuerza para volver a tumbarla sobre la cama y cernirme sobre ella.

—Se te da bastante bien hacerte el dormido.

—Culpa a mi padre. He practicado mucho con él — sonríe ladeando la cabeza mientras comienza a acariciarme los brazos —Buenos días.

Busco sus labios, y la beso lentamente. Disfruto de lo que ese simple beso me hace sentir. Acomodo el peso sobre los codos y desciendo la mano bajo las sábanas buscando su trasero hasta apretarlo con fuerza

Me aparta interrumpiendo nuestro beso.

—Mis tíos están al llegar, no podemos...

—¿El qué no podemos? — vuelvo a besarla y hundo mi cadera en ella provocando que jadee en mi oído —Solo necesito un par de minutos para alegrarnos el resto de la mañana.

Coge las sábanas y las estira hacia arriba, tapándonos. Aprovecho para levantar su camiseta lo justo para poder tocarla.

—¿Ya estás mojada? — susurro sonriendo —Me gusta saber que te pongo tanto.

Levanta las caderas soltando un gruñido, me muerdo el labio antes de besarla castamente y levantarme para acudir a mi pantalón que sigue en el suelo.

Busco en el bolsillo trasero y saco un condón. Una vez abierto, tiro el envoltorio al suelo y lo deslizo por la longitud de mi miembro duro antes de volver a la cama y colarme por debajo de las sábanas, cerniéndome sobre ella de nuevo. Coloco sus piernas alrededor de mi cadera y entro en ella lentamente sin esperar un segundo más.

Puedo ver su mueca de dolor. Se contrae alrededor de mi miembro provocándome un gemido lleno de placer. Me hundo por completo en ella y vuelvo a repetir lo mismo varias veces hasta que se acostumbra y termina disfrutando conmigo.

Sus caderas me siguen el ritmo, haciendo que sea mucho más placentero. Suelta un gemido acompañado de una risa nerviosa que me hace fruncir el ceño y parar.

Sin esperármelo, me hace rodar en la cama y cuando quiero darme cuenta, ahora es ella la que está sobre mí tomando todo el control.

—¿Qué haces ahí arriba? — preguntó pícaramente —¿Vas a montarme?

No necesita palabras para responderme, se limita a moverse lentamente hacia delante y atrás. Cierro los ojos y aprieto sus caderas ayudándola a subir y bajar.

—Dios, nena... Sigue así — recibo sus labios en mi cuello. Sus besos son húmedos y los dientes se clavan en mi piel sin piedad. Mis embestidas son cada vez más duras y rápidas y siento que estoy a punto —Si sigues así esto va a terminar pronto.

—Quiero verte — murmura perfilándome la mandíbula con su lengua —Córrete para mí.

No hace falta que lo repita. Solo con oírla hablar así consigue acabar con la poca cordura que me queda. Suelto un gemido que queda ahogado en su boca. Noto como ella llega a la misma vez, tiembla sobre mí y se deja caer con la respiración acelerada y agitada.

timeless- laliterWhere stories live. Discover now