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La verdad golpeó a Changbin como un mazo, cayendo de rodillas junto a su hermano, lo abrazó acunándolo en su pecho— ¿Qué has hecho, hermanito? —fue más una protesta que una pregunta.

Tomando a su hermano de la mano, lo obligó a levantarse. En silencio lo regresó al cuarto— Le diré a papá que estás resfriado y que no bajaras a cenar —Luego empujándolo suavemente lo hizo sentarse sobre la cama— Te traeré algo liviano para que cenes, mientras estoy fuera ponte un pijama y acuéstate. Yo cuidaré de ti... todo estará bien, ya verás —La sonrisa del chico pantera era amplia— Deja que tu querido hermano mayor se encargue de todo.

Jisung simplemente asintió, se sentía demasiado cansado, solo quería hacerse un puño y dormirse hasta que el dolor de su corazón pasara con la misma facilidad que los días se seguían uno al otro. Sabiendo que su hermano haría un gran berrinche si lo encontraba todavía allí sentado sintiendo lástima de sí mismo, se levantó para ir a buscar algo cómodo para dormir.

Una vez sobre sus dos piernas, tuvo que sostenerse del cabecero de la cama para no caer de cara al suelo, otro de esos malditos mareos que le llegaban en los momentos menos esperados. Tal vez todo se debía a que no se había estado alimentando bien, al principio era cosa de estar demasiado deprimido para pasar bocado, luego era que la comida le sentaba mal por la mañana. Últimamente le daba miedo tomar alimentos, nunca sabía en qué momento estos le enfermarían.

Sosteniéndose de la madera de la cama respiró profundo hasta que poco a poco la habitación dejó de girar. Sintiéndose más seguro de no caer, se dirigió al armario donde guardaba sus pantalones de algodón, las camisetas solo las usaba para dormir en el invierno, luego fue al baño a cambiarse. Cuando Changbin regresó, Jisung estaba acostado de costado en la cama, abrigado con una manta de tela liviana que le llevaba justo bajo sus axilas.

— Te traje algo de sopa y pan para que cenes —Anunció Changbin poniendo la charola sobre la mesita de noche junto a la cama. Jisung asintió sin levantar la vista para mirarlo, seguía concentrado en algún punto entre los animalitos de peluche que había en el mueble empotrado en la pared.

— Recuerdo cuando lo único que me preocupaba era qué iba a recibir en mi cumpleaños —Habló tan bajo que Changbin tuvo que esforzarse para escucharlo— Contaba los días para que por fin llegara la luna llena que marcaría el comienzo de mi vida como adulto.

Changbin respiró profundo tratando de controlar sus emociones, acariciando el rebelde cabello castaño, le transmitió todo el amor que sentía por el pequeño cachorro.

Jisung seguía hablando, más para sí mismo que para que él lo escuchara— Odio ser un adulto, desearía ser de nuevo un cachorro pequeño que le roba galletas a papá en la cocina... ¿Por qué a mí?... Todos encuentran a su pareja y forman una familia, yo le encuentro y resulta que lo único que gano es un maldito corazón roto... De todos con los que pude haber dejado que me follaran, tenía que ser él, mi él...

El chico pestañeó varias veces, dejó salir el aire que había retenido en los pulmones, la mano crispada entre el cabello castaño de Jisung, una vez que se sintió más dueño de sí mismo se atrevió a hablar— Déjame ver tu hombro.

Sabiendo de antemano Jisung lo que él quería saber, se volteó lentamente hasta sacar el hombro que había quedado contra el colchón.

— ¡Demonios! —Maldijo Changbin al ver lo que más temía encontrar. En la piel pálida de su hermanito, en el lugar justo donde se unía el hombro con el cuello, estaba la marca de una mordida de emparejamiento. Donde los colmillos del macho se habían introducido en la tierna carne se habían formado unas cicatrices rosas acomodadas en media luna, que asemejaban gotitas de agua dibujadas en relieve— Tiene que ser un error —Balbuceó Changbin, por primera vez en su vida no sabía muy bien qué decir.

el lobo y la pantera ꗃ minsungWhere stories live. Discover now