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Jisung por poco se ahoga con el trago de café que tenía en la boca. Los golpes en la espalda que Changbin le dio, le ayudaron a recuperar el aire. Arrugando el ceño observó a sus hermanos, todos tan parecidos a él mismo y tan diferentes, pero si había algo que todos compartían, además del cabello castaño y los ojos azules, era ese maldito sentido de humor negro.

— Váyanse-a-la-mierda —cada palabra con el tono exacto para dar a entender su punto— junto con el tipejo ese que pretende ser mi marido.

El golpe a la mesa que dio el Alfa con la mano abierta paró cualquier intento de discusión— no sé si lo notaron, pero estamos desayunando —regañó a los hermanos que se reían a carcajadas, suelta al ver rabiar a Jisung, desviando la vista al chico que parecía estar a punto de reventar, agregó— y aprende a ser más respetuoso, que tus padres están aquí.

— Lo soy padre —Jisung, habló apenas logrando calmar la tos— pero no entiendo este chistecito de querer buscarme pareja como si les estorbara —lo último lo dijo con un pucherito que le hubiera gustado disimular.

Antes de que las cosas pasaran a más, su papá hablo, por lo general Felix dejaba que los chicos sintieran la autoridad del alfa de la manada, pero en esta ocasión le daba la razón a Jisung.

— Hijo —trató Felix de explicar de modo diferente la situación— eres un regalo de los dioses. Los cachorros que nacen como tú es hasta su primera luna llena que marca el cambio entre niños a adultos que se nota ese olor que los caracteriza. Eres un macho, pero a la vez hueles como una hembra, tu aroma es dulce. Cada luna llena volverás locos a los machos queriendo aparearse contigo, esto mientras no estés emparejado. Hasta que un compañero lo suficientemente fuerte te reclame, siempre correrás peligro de que alguien quiera lastimarte mientras sigas sin un compañero.

Jisung abrió la boca para decir algo, el silencio en la mesa lo hizo callar. El alfa aprovechó para agregar a la explicación de su compañero— Si alguien te toca me voy a ver obligado a partirlo en dos, y no quiero quedarme sin todos los machos solteros de la manada.

La joven pantera quería gritar, decir que ya estaba emparejado, el aprieto en la mano por parte de su hermano, evitó que hablara. Changbin no abandonaría a su hermanito, su mente maquiavélica estaba comenzando a tejer un plan para tratar de que todo el asunto tomara el rumbo que le conviniera a Jisung, sonriendo tomó el control de la conversación en la mesa— Mi hermanito está nervioso, no todos los días le dicen a uno que va a conocer a su futura pareja de vida.

Jisung volvió a ver a su hermano, el felino dentro de él se asomaba amenazador a través de los cansados ojos azules. En respuesta Changbin le clavó las garras en el muslo lo suficientemente fuerte como para traspasar la tela del pantalón vaquero, pero no tan fuerte como para sacarle sangre.

La señal tan sutil le dejó claro a Jisung que era mejor callarse antes de que su hermano quedara con la piel de su pierna bajo las uñas.

Si el desayuno había sido una lucha desesperada por no meter la pata con toda su familia como testigo, ya que sería sospechoso que gruñera con la sola mención de una pareja que no fuera el lobo. Jisung sabía a ciencia cierta que su pantera jamás aceptaría a otro hombre que no fuera el que el destino le tenía reservado. Gracias al apoyo de Changbin había evitado hacer una estupidez.

— Dale una oportunidad —fue el consejo de Changbin al salir juntos del comedor.

— ¿De qué hablas? —preguntó perplejo, agradeciendo que estaban solos en el pasillo.

Changbin tomó una de las manos del joven felino— Veamos... quién sabe, tal vez ese alfa sea tu pareja y todo el asunto con el lobo no sea más que un mal entendido —Diciendo esto siguió su camino hacia la cocina, dejando a un confundido Jisung.

el lobo y la pantera ꗃ minsungWhere stories live. Discover now