Capítulo 4

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Román bajó la mano a los glúteos ajenos y gruñó en el beso al sentir que efectivamente no había nada debajo de la camisa. Entre besos caminaron hacia el sillón y cayeron sobre él, Denis sobre Román, pero no por mucho tiempo pues éste lo giró dejándolo bajo su cuerpo. Comenzó a despuntar los botones de la enorme camisa sin parar de besarlo.

Denis le rodeó el cuello con los brazos y sus piernas también lo rodearon dejando que se hiciera cargo de la camisa como pudiera, ocupándose únicamente se restregarse contra el cuerpo ajeno, disfrutando de cómo se encendía con cada gesto.

Román le sujeto por las nalgas en un arranque y lo levantó pegándolo a su cuerpo como si pudiese penetrarlo por encima de la ropa. El movimiento hizo que golpearan ligeramente la mesa de centro cerca y los bocadillos y bebidas temblaran en ella.

-Lo lamento, parece que haré que desperdicies tus bocadillos- sonrió coqueto, enredando los dedos en el cabello ajeno de forma insinuante.

-No te preocupes, no serán un desperdicio, tendrás hambre cuando termine contigo, lo prometo-. Sonrió y Denis se mordió los labios esperándolo, su miembro presionó contra el vientre ajeno demostrando lo mucho que la idea le gustaba. Román lo sintió y sonrió- siempre has sido travieso- lo acusó y Denis se encogió de hombros sin decir nada pero aún sonreía y Román amaba verlo sonreír, buscó su boca una vez más.

Cuando terminó de abrir por completo la camisa de su ex, Román dibujo un surco de besos por su cuello y su vientre, deteniéndose y volviendo a sus pezones, sabiendo lo mucho que le gustaba que los lamiera, sus dedos ágiles juguetearon con la punta del miembro ajeno y Denis simplemente se dejó hacer sintiéndose en la gloria, parecía como si la lengua de su pareja pudiese enviar ondas eléctricas que se conectaban a sus dedos porque había un hormigueo conectando ambos puntos, haciéndolo agitarse y sentir como si no pudiese alcanzar suficiente aire.

Se abrazó al castaño y buscó su boca con desesperación, sintió la lengua ajena empujar dentro de su boca y sintió que se venía solo de la intrusión, la lengua de Román saqueó su boca hormigueándola por completo. Empujó su lengua y como recompensa la ajena jugó con ella, la forma en que Román se hacía con su boca lo tenía hecho gelatina, sintió entonces un dedo empujándose en él y gimió sin poder controlar su parte baja. Siempre era así, cuando hacía el amor con Román perdía por completo el control sobre su cuerpo.

-Házme tuyo Román- rogó contra la boca ajena, su cuerpo entero gritaba que necesitaba más de aquel hombre.

-No hay forma de que escapes de mi hoy- contestó sujetando la nuca ajena con su mano libre y volviendo a violar aquella boquita exquisita que tanto había anhelado.

Parecían un par de adolescentes embriagados por la lujuria y cuando después de prepararlo Román por fin entró en él, el sentimiento de ser abierto y expandido fue simplemente maravilloso, su miembro goteaba y sentía que le temblaban las puntas de los pies, le hormigueaban las plantas y no tenía fuerza alguna en las piernas. Como un muñeco fue tomado por su pareja, empujando una y otra vez en su cuerpo sin que pudiese hacer otra cosa que gemir de placer y llorar por más. Se aferró al cuello ajeno y lloró de lo malditamente feliz y dichoso que estaba.

Dos horas después, cuando Denis sintió que su cuerpo no daba para más y Román se vino en su vientre recordó lo malditamente alucinante que era estar con aquel hombre, su resistencia no era humana, de adolescente había apenas podido seguirle el ritmo, actualmente sentía que desfallecería en cualquier momento y lo peor es que le encantaba.

-¿Qué demonios comes?- se quejó aunque su cuerpo entero estaba satisfecho.

-Duermo mis horas, hago todas mis comidas, algo de ejercicio y listo, quizá deberías intentarlo- se burló mordiéndole la oreja.

Cita de Año NuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora