Capítulo 2.- Charla de medianoche.

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Abrí mis ojos solo para volverlos a cerrar rápidamente en cuando entraron en contacto con la luz de la sala dónde me encontraba. La cabeza me dolía horrores y solamente recordaba que hoy había sido el día en que había tenido a la mismísima perfección a dos metros de distancia.

Después de eso solo pude recordar que todo se volvió oscuro y que caí encima de algo. Algo blando, que, joder, olía malditamente bien.

Sin embargo, pese a la jaqueca logré sentarme y acomodarme para poder observar dónde estaba.

Había estado ''durmiendo'' en un sofá de piel negra que estaba en una sala de estar. Definitivamente estaba en casa.

Solo había un problema; que esa no era mi casa.

Me levanté como pude y rodeé la sala en la que estaba y ahí tumbado, en el suelo pude ver a un perro el cual me miraba con curiosidad mientras movía su cola.

Yo sabía quién era ese perro.

- Hola Disco. - dije alegre mientras me acercaba a él y empecé a acariciarle.

- Buenas noches. - dijo una voz tranquila, pero sin perder ese toque dominante que lo caracterizaba.

Me giré en dirección de dónde provenía esa voz, esa angelical voz que no era la primera vez que escuchaba pero que sí era la primera vez que lo hacía de tan cerca, en vivo.

James Hetfield se imponía de nuevo frente a mí, con su ligera risa curvada y sus ojos cristalinos que eran capaces de atravesarme el alma.

- B-Buenas no-noches. - tartamudeé. - ¿D-Dónd-Dónde está C-Cali?

Joder, me costó la vida terminar de pronunciar la última frase.

- Está durmiendo, mañana tenéis escuela y ya es la una de la madrugada.

Mientras hablaba fue andando a paso lento hacia uno de los sillones de piel negra que estaban al lado del sofá dónde yo me encontraba minutos atrás, cruzándose de piernas.

- Por favor, siéntate. -

Y eso hice, como si estuviera presa de un hechizo. Me levanté y me senté en el sofá en el que me desperté. Lo estaba mirando, y él me miraba a mí.

Vestía una camisa negra con los dos primeros botones desabrochados dejando a la vista el tatuaje de su pecho dónde lucían los nombres de sus tres hijos y unos tejanos azul oscuro ajustados, muy ajustados, joder, demasiado ajustados.

Aunque... no me voy a quejar; esos tejanos resaltan mucho ciertas zonas que me gustaría morder.

Y ahí estaba yo, atontada mirando como sus vaqueros le resaltaban la zona que guardaba al ''Mini Het'', mientras él tenía sus ojos mirándome con curiosidad.

Cuándo me di cuenta de lo que estaba pasando no pude evitar ponerme roja y bajar la mirada hacia el suelo cómo una estúpida.

- Entonces... creo que lo mejor será que me vaya ya a casa... - Susurré con amargura.

- Mi esposa habló con tu tía y puedes quedarte a dormir

- ¡¿En serio?! - dije abriendo los ojos como platos, estaba atónita, emocionada. Iba a pasar la noche en su casa, en casa de mi ídolo, de mi crush, del hombre que me tenía obsesionada desde hacía años.

-Gracias pero...no tengo sueño ahora mismo... - dije, mirando la decoración de la sala.

- No me extraña. - dijo él, mientras hacía una carcajada.

Creo que esa carcajada hizo que me mojara. Rilli.

- Te desmayaste a la salida del instituto y caíste encima de mí. Llevas desde entonces durmiendo.

''¿KHÉ?'' Levanté la cabeza, mi sonrojo era notable y James pudo ver la expresión en mi cara de ''WTF?'' lo que provocó que empezara a reír de nuevo.

Así que eso era lo que olía tan bien...

''Genial Angie, has tenido contacto físico con el hombre de tu vida y no te acuerdas de una puta mierda''.

Solté un suspiro de decepción mientras James se acomodaba en el sillón, recuperándose de tal risa que había tenido al ver mi cara anterior.

- Así que, Angie, ¿No es así?

Había recuperado su tono tranquilo, y fuck ese acento americano tan sexy hacía que mi cuerpo me amenazara con desmayarse de nuevo.

-Sí... - Mi nerviosismo se notaba a quilómetros y él sabía que lo estaba pasando mal pero que no quería que se fuera e incluso sería capaz de decir que le gustaba ponerme de los nervios.

- Es un bonito nombre. - sonrió. - Deriva de Ángel, te queda bien.

- A mí no me gusta, tengo nombre de estar casada con David Bowie y acostarme con Mick Jagger.

Al oír eso una de esas sonrisas derrite corazones se dibujó en la cara de Hetfield, sus ojos mostraban asombro.

- Así que te gustan los Rolling Stones ¿Eh?

''No, me gustas tú''. Era la única respuesta que sonaba en mi mente, y por un momento estuve a punto de decirlo sin embargo supe que si lo hacía me iba a cargar todo el ''rollo''.

- Disculpa mis modales. - Dijo interrumpiendo mis pensamientos. - Yo me llamo James Hetfield

- Lo sé. - dije esta vez con más confianza en mí misma. - ¿Quién no lo sabe?

- Hmm, Qué tengan tu edad... prácticamente nadie.

Ambos empezamos a reír, sin embargo llegó un punto en que dejé de reír para mirar cómo él lo hacía.

Odio sus malditos dientes perfectos.

- Deberías ir a descansar o mañana te vas a dormir, ¿A caso quieres saltarte clases al segundo día? - dijo cambiando a un tono burlón.

- Bueno... mientras pueda quedarme aquí y no ir a casa de mis tíos, no me importaría...

Agaché la cabeza y mis ojos empezaron a tornarse acuosos cuando con mi mano derecha rocé la herida de mi labio y recordé lo que sucedió el día anterior con mi tío.

Iba a llorar.

Oh Dios no, por favor. No quiero llorar en frente de James Hetfield.

Ahora solo faltaría que tuviera la idea que soy una niñita llorona...

- ¿Estas bien? - preguntó preocupado, no estaba mirando sus ojos pero podía notar como me miraban con lastima, como si él supiera que no estaba bien realmente.

- Sí... yo solo... - Dije levantándome del sofá con las manos en mi rostro, secando las lágrimas que iban escapándose de mis ojos. - Necesito dormir, eso es todo...

- Llorar es bueno, ¿Sabías? - me susurró estando de pie ante mí.

Con una de sus manos levantó mi cabeza a la altura en que él podía verla perfectamente. Mi sonrojo aumentaba por momentos de la misma manera que mis lágrimas, las cuales ya estaban saliendo descontroladamente.

Me acerqué a él hasta el punto en que nuestros cuerpos se juntaron y empecé a sollozar, agarrando su camisa por la parte de atrás con las manos y dejando una zona de su suave camisa de un tono más oscuro debido a mis lágrimas.

Él correspondió a mi abrazo, intentando consolarme.

Olía rico, realmente rico, olía parecido al laurel, no sabía exactamente qué era, pero me sentía bien entre sus brazos, me sentía segura, como si nadie pudiera hacerme daño ahí dónde estaba, como si nada pudiera rozarme.

Estaba asustada por lo mucho que me estaba ayudando ese abrazo.

Please, stay forever with me.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ