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Le pido sentarse sobre mi cama, mi habitación es pequeña, como la de cualquier estudiante, pero, me las he arreglado para no depender completamente de que la cocina este desocupada o de que Yan prepare mis alimentos. Tengo un pequeño frigobar y un microondas.

Ofrezco una taza de agua caliente a la chica quien simplemente se prepara un té en silencio.

No sé que decir, hacer o lo que sea... no suelo cometer errores a menudo, pero, no importa... tengo que arreglar esto y adaptarme, no comprendo muchas cosas en cuanto a amabilidad se refiere, pero, al menos sé ser sincera, concreta e incluso algo inventiva, y eso es lo que se necesita para arreglar las cosas por lo regular.

— Oye, Momo. La verdad es que no me molesta tu compañía, en realidad, eres agradable y lo sabes. Es solo que bueno... pasas más tiempo del que deberías en mi taller, eso es todo — sí, creo que esto es más claro, es lo más directo que puedo decir.

Ella mira al suelo, un poco perdida, pensando.

— Oh... de acuerdo... entonces... ya no iré tan seguido, en realidad, el curso ha acabado, tal vez ya no vaya.

— Sí, comenzaste a pasar las tardes enteras ahí. Eso está bien para mí, pues me dedico a ello, pero, tú, tú deberías estar entrenando, ¿ok? Eres una futura héroe, no una futura inventora, claro que está perfecto aprender de todo, pero, si quieres algo concreto, debes condensar tus ideas.

— Lo entiendo...

La chica parece ya más tranquila, muerde sus labios como tratando de callarse a si misma, esto nuevamente se ha vuelto extraño, es como un, ¿qué más vamos a hacer solas en una habitación de la escuela?

— Creo que ya está todo aclarado, ¿te parece si volvemos con el resto? — le pregunto con una sonrisa amistosa, para luego levantarme de la cama.

La habitación se torna silenciosa, la chica no me contesta, volteo a mirarla, ella mira al piso. Su puño parece contraerse constantemente, eso es extraño.

— _______-senpai — me dice con la voz temblorosa —, ¿quiere saber por qué paso tanto tiempo en su taller? — me pregunta Momo sin mirarme siquiera.

No, ______, no te hagas ilusiones, es estúpido... mierda... pero, algo me dice que es posible... esa carita sonrojada, el nerviosismo que parezco causarle tan parecido al mío... ¡no! puede ser, pero, tranquila, ______.

Asiento con la cabeza, trago saliva y me mantengo estoica, tranquila lo más que se pueda, debo estar preparada. Está incógnita y el suspenso me matan, estoy llegando a un límite.

— Usted... — por fin me mira, esta vez a los ojos, con la mirada en lágrimas — usted me gusta, de verdad me gusta mucho.

He escuchado bien, me lo ha confirmado, pero, reaccionar como me gustaría no es lo más sensato posible, tengo que guardarlo, aprovecharme de la situación sería sumamente raro.

— ¿Alguna vez usted ha sentido algo por mí?

— Eh... que bien... — le respondo, solo para darme tiempo de establecer bien mis opciones, tal vez lo más sincero sería decirle lo mismo, pero, siendo objetiva, es mucho trabajo tanto para ella como para mí, convivir poco tiempo y cosas así — Sabes, lo cierto es que sí.

Lo dije, dejémoslo de esa forma.

Me mira perpleja, de forma fija.

— No bromeé con eso — se queja la chica, con una mirada seria, vaya... casi olvido que ella podría matarme de un golpe si quisiera, una suerte que sea tan amable.

— ¿Cuándo he bromeado contigo? — le respondo, si pudiera describirme con una palabra, esa sería directa.

Esto es bastante ridículo, no tengo el impulso de hacer nada, ni siquiera moverme o decir algo. Es como si lo pudiera dejar pasar así sin más, como si toda la reflexión y las represiones que me impuse no sirvieran para nada, porque igual el resultado es el mismo. Es una sensación de plenitud que de alguna forma se siente extraña.

Nota de la autora: En realidad, no es que ______ no sienta nada, es solo que entró en la fase de agotamiento del estrés, esa fase en que el cuerpo ya está en modo "vale mierda, que sea lo que tenga que ser" y simplemente bajan los niveles hormonales.

— ¿Y ahora qué? — pregunta la chica agachandose un poco para poder mirarme de frente.

— No sé — respondo con tranquilidad.

— ________-senpai... — ahora agacha la cabeza, su rostro está muy rojo, si iba a ocultarse, ¿por qué se molestó en ponerse a mi altura? — ¿quiere salir conmigo?

Oh... la sensación de plenitud desapareció, siendo reemplazada por una duda considerable. Supongo que mi cerebro sigue en una especie de trance porque sigo sin poder sentir algún impulso por decir que sí o siquiera alegrarme, es simple duda.

— No sé — respondo con sinceridad, después de todo, supongo que sí, mi trabajo es lo primero, no estoy emocionalmente tan atada a ella —. ¿A qué te refieres con salir?

Su rostro vuelve a colorearse.

— Ya sabe... salir, como aquella vez en que me invitó a comer sushi — comenta.

— Oh... bueno, puede ser, me gusta el sushi — es cierto, creo que simplemente mi cabeza se ha desconectado, no sé que contestar.

— Y bueno... no sé... tal vez usted quiera tenerme como su... novia — dice con una voz temblorosa, jugando con sus manos, para luego cubrir su rostro.

Me gusta la idea, aún con la conciencia adormecida puedo estar segura de que no está nada mal intentarlo.

— No suena mal, tal vez incluso sea una posibilidad latente — digo con una sonrisa a medias.

Mierda, algo me dice que hoy no voy a dormir, no sé cómo ni porque, pero, adiós sueño.

— Vamos con el resto, deben estar anhelando nuestro regreso — comento con sarcasmo, solo quiero distraerme un poco.

Volvemos con nuestros amigos, los suyos se encuentran adormilados y el mío más fresco no podría estar. Los más jóvenes se retiran mientras que Yan y yo nos quedamos a limpiar el lugar.

— ¿Conseguiste novia? — pregunta mi amigo mirandome fijamente.

— ¿De que hablas? — le cuestiono, me ha agarrado por sorpresa y me ha puesto nerviosa con esa pregunta, mi cerebro ha comenzado a carburar.

— Vamos, ví la cara de Momo. Joder, ________, es obvio que le gustas y que la ilusionaste o la alegraste de alguna manera esta noche — comenta mi británico menos favorito.

— Cállate — por fin puedo sentir vergüenza y ese nudo en la garganta junto esa extraña felicidad boba que caracteriza a un "enamoramiento".

— De acuerdo. Yo termino de limpiar, ve a dormir y consúltalo con la almohada — me dice sonriente, desalineando mis cabellos —. En cualquier otra ocasión te habrías soltado a besarla, ella debe ser diferente.

Ugh... a veces me pregunto cómo es que sabe tantas cosas, de alguna forma es como si el conociera todo de mi y eso me aterra, pero, en fin, da buenos consejos.

Me voy a mi habitación a lamentarme por no haber hecho nada.

OK... ᴹᵒᵐᵒ ʸᵃᵒʸᵒʳᵒᶻᵘ ˣ ᴸᵉᶜᵗᵒʳᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora