⌁┃𝐕𝐚𝐠𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐏𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚𝐬 𝐕𝐞𝐜𝐞𝐬

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1ro de Septiembre, 1971.

Como todos los primeros de Septiembre, la estación de tren King's Cross, ubicada en la gran Londres-Inglaterra, era sede de cantidad de señores, hombres, mujeres y niños. Todos esperando en su anden correspondiente para tomar su tren. Todos sin expresión alguna en sus rostros, volver a la rutina es agobiante, mas no para todos...

Cruzando entre el anden 9 y 10, se encontraba el anden 9¾, donde los magos y brujas entre los 11 y 17,18 años de Gran Bretaña, esperaban con ansias su regreso a Hogwarts, el Colegio de Magia y Hechicería, que luego de unos meses de descanso, espera a sus alumnos con brazos abiertos.

Pues allí estában, familias enteras aguardando a que sus hijos, hermanos, nietos, etc, suban al Expreso de Hogwarts y retomen el internado a sus clases. Donde la magia se sentía más viva que nunca y las risas de cariño y diversión predominaban, y eran escuchadas en cada rincón del viejo y majestuoso castillo.

Niños y niñas despidiéndose de sus familias, montando con ansias el enorme tren color escarlata.

La emoción podía notarse en todos y cada uno de sus rostros. Principalmente a los pequeños magos y brujas de once años. Sería su primera vez en subir al tren e ir a Hogwarts, donde sus años estarían llenos de aventuras.

Entre la multitud, se pudo destacar un niño con cabello azabache. Su energía era tanta que soltaba y volcaba en los demás. Tanto en felicidad, como en nervios.

— Promete, Jamie, que te comportaras. -habló Euphemia Potter, encantadora mujer, dueña del pequeño James, el niño que desmoronaba energía en el anden.-

— Podría prometerlo pero, madre mía, estaría mintiendo. Y tu educaste a un hombre de palabra. -alardeó el niño azabache-

Sus padres rieron, al igual que las dos familias amigas con ellos. Los Pettigrew y los Granger.

— Ese es mi pequeño gran hombre. -dijo Fleamont Potter, orgulloso de su hijo.-

— Siento que voy a vomitar... -habló un pequeño niño regordete, que se encontraba con una de las familias amiga de los Potter.-

Su madre sólo pasó su mano por su espalda, tratando de calmar a su hijo.

— Tranquilo Pete, pronto, cuando estemos de camino a Hogwarts, todo pasará. -sonrió James- Y tú Jean, ¿cómo te sientes?

La pequeña Jean, no había emitido ningun sonido o palabra desde que llegaron al anden 9¾, pues todo este mundo para ella, era totalmente nuevo.

Desde que recibió su carta de admisión al colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, aquel 16 de Julio, al cumplir sus 11 años, todo cambió.

Siempre supo que era una niña diferente al resto. Desde muy temprana edad supo que podía hacer cosas, que los demás niños no podían.

Aunque nunca se sintió sola. Jean creció rodeada de magia, indirectamente. Pues su mejor amigo James es un mago, al igual que toda su familia. Incluso su amigo Peter y su familia también lo es.

Lo que la pequeña Jean nunca imaginó, fue el increíble y fantástico mundo que había detrás de su magia.

Por lo que, desde que recibió su carta de Hogwarts, no se ha soltado de sus amigos James y Peter, que se encargan de poner al tanto a su amiga.

Jean estaba apunto de contestar la pregunta de su mejor amigo, cuando el tren chilló. Ese era el aviso que el Expreso a Hogwarts estaba a punto de partir.

Inmediatamente, los tres niños se despidieron de sus familias.

— Mucha suerte mi pequeña. -la madre de Jean la abrazaba con mucha fuerza.-

𝐋𝐄𝐆𝐀𝐂𝐘│ᴇ́ᴘᴏᴄᴀ ᴅᴇ ʟᴏs ᴍᴇʀᴏᴅᴇᴀᴅᴏʀᴇsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora