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Chuuya despierta, siente los ojos secos e irritados, su garganta también le duele un poco.

En general se siente como la mierda, pero no esperaba otra cosa.

Hablando de esperar, como era obvio, Dazai no está ahí, aunque la última hebra de su enamoramiento adolescente por el castaño se siente triste, el resto es un firme "Es mejor así"

No quiere lidiar con las preguntas y la lástima del día siguiente, solo quiere dormir y hundirse en una cantidad completamente aceptable de autocompasión.

Se mueve incómodamente en las sábanas, aunque Dazai limpio sus heridas el resto de su cuerpo sigue cubierto de los restos secos de agua con sangre.

Busca por la cama su teléfono, está seguro que lo tiro ahí cuándo entro a su habitación. Ve la hora, debía de estar en la sede hace como 40 minutos ¿Su alarma no sonó?

En realidad no importa tanto, planeaba no ir hoy desde un inicio, pero aún así tiene que llamar, incluso si está en ese momento de su mes donde los pensamientos dolorosos lo invaden y piensa que si desaparece sería mejor para todos, aún tiene que llamar porque es un empleado responsable.

Revisa rápidamente sus mensajes, algunos de sus subordinados de mayor rango informando el estado de sus asignaciones y poco más, tal vez lo más destacable es la foto de un gatito que Mori, o mas bien Elise, le envío pidiéndole que lo ayude a convencer al hombre mayor de que le dejé quedárselo.

Sonríe, pequeño y doloroso, pero ahí esta pues el gato es un poco lindo.

Tal vez deba conseguirse uno, dicen que tener un animal en casa hace maravillas por la salud mental.

Se talla los ojos intentando eliminar la incomodidad, sabe tiene que llamar a Mori, pero honestamente no esta de ánimos para hablar con nadie.

¿Realmente sería tan malo simplemente desaparecer sin dejar rastros? No sería mucho tiempo, solo un día o dos.

—Al diablo— Murmura, marca el número de Mori y espera unos segundos a que conteste.

—¿Chuuya-kun?—

—Buenos días, Jefe— Saluda colgando su cabeza por el borde de la cama para oírse constipado, un truco que aprendió de Dazai cuando eran jóvenes —Quisiera solicitar una baja por salud hoy—

Mori se queda en silencio un momento, probablemente pensando algo como "¿Enfermo? Se veía bien ayer" Chuuya espera una respuesta ligeramente culpable, o sea no está mintiendo, es una baja por salud, solo que mental.

Maldice la satanización de la salud mental japonesa, no es tanto un problema de Mori, probablemente si se lo explica el jefe lo medio entendería dada la cantidad de empleados con serios traumas que la mafia alberga, es más como el propio Chuuya ve su problema, lo ve como una debilidad y lo hace sentir culpable.

Lo que es una reacción completamente esperable a la cantidad impresionante de situaciones traumáticas que ha vivido desde que fue consiente por primera vez a los 8 hasta ahora, para Chuuya es solo un pequeño secreto vergonzoso.

El dios de la desgraciaWhere stories live. Discover now