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— ¿Escuchaste? - Murmullos se oían en los pasillos de la universidad.

— Si ¡Le rompieron el corazón por completo! - Grupos de personas hablando sin consideración.

— ¡Incluso dicen salió llorando! — Se convirtió en el rumor de la semana.

Un joven Toga caminaba por los pasillos, sintiéndose exhibido, evitaba chocar con las personas pero caminaba a prisa. Contenía las lágrimas en sus ojos, estaba vidriosos y a punto de romper en llanto, cuando se le declaró al chico que le gustaba, este lo rechazó, y sin querer mucha gente escuchó. La cosa se hizo más grande cuando se enteraron que era un chico extranjero, además Toga era molestado por su carácter histérico, desarrollado por su familia poco amigable y que siempre lo terminaba por hacer llorar.

Sin embargo, podía ser amable, su fracturado corazón era bastante sensible, y si se le daba la oportunidad era dócil e inofensivo. El chico que le gustaba le dio esa oportunidad, cuando lo conoció por tropezarse con él y dónde le preguntó si quería quedarse con él. Creyó firmemente en qué tenían algo, algo más profundo que una buena amistad, y lo cito en un lugar más privado dónde le declaró sus sentimientos. Aquel chico lo corto de manera brusca.

— No, ah, gracias - Lo miro algo sorprendido. - Es que yo... No quiero tus sentimientos, ni quiero tu compañía en estos momentos, quédate con eso y podrías... Moverte del camino.

Fue una apuñalada a su corazón, fue rechazado por la persona que más lo cuidó, y no solo rechazaron sus sentimientos, sino que su existencia, eso fue lo que pensó Toga. Le dolió tanto que sus lágrimas caían por sus mejillas, y tenía el rostro enrojecido, tembló, dio unos pasos atrás, para luego correr lejos. Realmente pensó que tenían una conexión, pues días atrás, aquel chico le dijo unas palabras que llegaron a su interior.

— Soy tan estúpido... - Susurró intentando irse de la Universidad, quería llegar a casa.

Había pasado una semana de ello, y cada que escuchaba o veía aquel chico, lo evitaba. No quería verlo.

— ¡Toga! - Hasta ese día, pronto sería un fin de semana, quería ir a casa y relajarse ese día, pero una voz le habló.

Al voltear era aquel chico, retrocedió unos pasos y camino más rápido hasta empezar a correr, había estado persiguiendo su rastro, no quería verlo, no quería que le hablará, no quería nada con él. ¿Porque lo buscaba? Era su pregunta ¿No estaba satisfecho con romperle el corazón?

Se escondió en un almacén, escuchó los pasos de aquel chico alejarse, no, no debía culparlo, era enteramente su culpa, era él quien se había hecho ilusiones, era el que creyó y cambio sus palabras intentando creer que tenían algo, fue el que puso su ser en una situación que nunca existió. Solo perdió a un amigo por su egoísmo, si se hubiera quedado callado como planeó al principio, su vida sería más fácil. No debió enamorarse, no debió haber hecho nada de eso, no debió aceptar esas flores ni esas palabras que lo cautivaron. Miro en su mochila, un pequeño regalo.

¿Porque lo hizo? No había garantía de que realmente pudieran ser pareja. Lloró suave, se esforzó por una ilusión que el mismo hizo, metió su corazón en una caja, se levantó y quiso tirarla pero no pudo, porque ahí estaba su amor. Lo metió de nuevo a su mochila, y se deprimió. Se fue a su casa, su pequeño departamento, y escondió aquella caja prohibida, no tenía apetito ni ganas de nada, se lo había buscado el mismo. Con mucha pena, movió entre sus cosas, encontró algunas flores que aquel chico le había dado, y con un encendedor las prendió en fuego, las odiaba.

Demostraban su ingenuidad, su dependencia, eso era lo que veía, pero algunas de ellas... no tuvo el valor para hacerlas arder, porque se las había regalado en esos momentos especiales de su vida. Se sentía aún más patético. Se quedó dormido llorando, y el fin de semana fue igual, hundiéndose en un mar de lágrimas. Cuando regreso a la universidad, tenía la mirada hacia el suelo, ya no se veía con aquel chico en el camión, tomaba otras rutas con tal de no encontrarse con él, espero no verlo de nuevo. Aun así lo extrañaba y demasiado.

Días Pasivos | OmegaverseWhere stories live. Discover now