CAPÍTULO 7

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Sally al escucharla, sale corriendo hacia ella. La furgoneta tenía un golpe en el guardabarros delantero y un faro completamente destrozado. Al conductor le había saltado el airbag, tenía los ojos cerrados por la contusión del golpe.

El conductor era bastante atractivo, musculoso y de gran tamaño, una cara cuadrada y su pelo de color negro azabache, le descendia hasta los hombros. Miro al copiloto y su rostro era clavado a Fred, con la única diferencia que tenía el labio partido.

—¿Qué hace Fred aquí?— consiguió decir Sally.

—No es Fred, es su hermano gemelo—pone los ojos en blanco—ayúdame a sacarlos de la furgoneta.

Sally no hizo caso a Layla y les comprobó a los dos con su dedo índice y medio el pulso en el cuello justamente en la arteria carótida. Sus latidos eran lentos y constantes. Estaban vivos—seguramente hayan perdido el conocimiento al chocar—pensó.

—Tienen pulso— soltó aliviada Sally.

—¿Cómo lo sabes?— Layla se mordió el labio inferior nerviosa.

—Porque he escuchado sus latidos, son lentos pero están vivos— asiente con la cabeza.

—Oye Sally, has trabajado de enfermera o de medica anteriormente—Layla la mira directamente a los ojos.

Un flash back invade la memoria a Sally.

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Se ve a ella misma en un espejo de un hospital lavándose las manos y poniéndose unos guantes y una mascarilla quirúrgica. Un chico joven vestido con uniforme de color azul turquesa se le acerca.

—Doctora Collins, tiene que subir a segunda planta, es urgente, un accidente escolar— el chico esperaba órdenes de ella.

—Ya me han informado, ahora mismo subo, dile a Peter que suba contigo a quirófano y lo preparéis lo más rápido que podáis— el muchacho sacó su móvil y habló dos segundos con Peter solamente escucho "quirófano"y "segunda planta".

— De acuerdo Doctora— el muchacho desapareció de su vista.

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Sally intentaba acordarse del nombre de ese chico, no era la primera vez que lo veía. Ella sabía que le gustaba el café solo de la máquina de la cafetería y tenía un tórrido romance con Sarah, la enfermera pediátrica.

—¡Sally!— Layla le chasqueó los dedos delante de la cara de Sally para que reaccionara.

—¿Como se llamaba?— preguntaba por lo bajini Sally en su estado de trance.

—¿Quien?— Layla le zarandea con las manos apoyadas en los hombros.

—¡Ivan!— grita y sonríe con la boca abierta.

—No hay ningún Ivan, se llaman Cárter y Alec— informa Layla señalando al conductor y su copiloto.

—Perdona, he vuelto a recordar— se disculpa Sally.

—¿Qué has recordado?.

—Pues que al parecer soy— Alec tose secamente.

Ambas olvidan la conversación cuando escucharon a Alec toser, Sally le llamaba por su nombre y le preguntaba si sentía algún dolor.

— Solo me duele el costado, y los oídos me pitan, lo más seguro de la explosión de la granada— le contestó Alec a Sally mientras sale del coche con ayuda de Layla.

—El ruido es normal en un par de días ya no escucharás el pitido— Sally se acerca a Alec y le toca varias zonas del cuerpo para asegurarse que estaba bien.

— Solamente tienes dos costillas astilladas, has tenido suerte, tomate un antiinflamatorio y un analgesico durante esta semana— Sally le da una palmada en la espalda.

Sally llamaba por su nombre a Cárter pero no respondía, le tocó la cabeza y la tenía ardiendo.

— Tiene mucha fiebre— se alarma Sally.

—Seguramente se le haya infectado la herida— Alec maldice entre dientes.

—¿Herida? ¿Dónde está la herida?— se preocupa aún más Sally.

—En el brazo, le mordió un Cavenen— Alec levanta cuidadosamente el jersey a Cárter y queda al descubierto el brazo.

El mordisco era de una dentadura humana, con una hinchazón alrededor de la herida y saliendo pus de color blanco.

—Nunca había visto un mordisco como este— Sally se horrorizo.

—¿Puedes salvarle?— le suplico Alec.

—Haré todo lo que esté en mi mano para que no muera— le prometió Sally.

Sally ordenó no mover bajo ningún concepto a Cárter del vehículo, hasta que encontraran una vacuna antirrábica para administrarse por vía intramuscular.

Alec y Layla fueron al maletero y buscaron en el botiquín sin encontrarlo. Quisieron ir a una farmacia pero Sally les ordenó a buscarlo a un hospital y ellos obedecieron. Se subieron al Toyota y no volvieron a la hora con un puñado de vacunas en una bolsa.

—Es esta— Sally rebusco entre varias vacunas hasta encontrarla e inyectandolo en la zona intramuscular del hombro específicamente en el deltoides.

Mientras esperaban a que surgiera efecto la vacuna, Layla ayudó a Alec a arreglar el coche. Finalmente arrancó y se abrazaron.

—La fiebre le está bajando, se pondrá bien— les informa Sally.

—Bien, qué hacemos entonces, no podemos quedarnos mucho más tiempo, podrían volver los Sfongs— Alec se acercó a Sally.

—Pues vamos a intentar llevar a Carter al asiento trasero y volver al piso—ordenó Sally.

Llevaron a Cárter al asiento trasero. Alec y Sally se fueron en el Mercedes mientras que Layla cogió el Toyota.

—¿En qué trabajabas?— le pregunta Alec.

—Era médica— contesta sonriente por recordar más de su pasado.

—¡Qué honor! una princesa— Alec ironizó sus palabras y acto seguido la miró con cara de asco.

—¿Cómo dices?— Sally no entendía el comportamiento de Alec.

—Eres de la alta sociedad—Alec escupe— No te mato porque has salvado a mi amigo.

—No entiendo porque me dices eso—dice Sally cabizbaja.

—Ya lo entenderás, PRINCESA— Alec la mira y le hace una reverencia con la mano de forma burlona.

LA NUEVA ERAWhere stories live. Discover now