CAPÍTULO 18

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Alec se dirigió hacia la mochila con pasos firmes. Le pidió al resto que no hiciera ningún movimiento y se quedaron detrás de él.

Se agacho y puso la mochila encima de la cama, lo primero que pensó era en una bomba —¿Acaso los Cavenen les perseguían entre las sombras y había caído en la trampa?— se preguntó a sí mismo. Negó con la cabeza varias veces y descartó esa opción enseguida. Recordó todo lo que había hecho hasta llegar hasta el Hotel. Ir al puerto con Mía— Estaba todo despejado—dijo en un susurro que solamente escuchó él. Aun así, tenía la extraña sensación que le observaban desde la distancia.

Abrió la cremallera con sumo cuidado y lo que descubrió fue algo tan mundano como; una cantimplora, brújula, unos cuantos mapas garabateados, una navaja en forma de mariposa, unos boxers de color azul oscuro. En la otra mochila había exactamente lo mismo con un par de diferencias, la ropa interior es de mujer de color carne y un medidor geiger.

Los Cavenen no podían ser, en primer lugar, porque son criaturas solitarias y está claro que estos individuos viajan juntos. Un ápice de esperanza creció en su interior, al imaginarse que eran humanos  como ellos.

    —¡Salir! no os haremos daño— gritó Alec caminando por la habitación.

    —¿Con quién hablas?— preguntó Mía con los ojos muy abiertos.

    —Son humanos— suspiró Alec y seguidamente sonrió con la boca abierta.

—Tirar las armas— Alec amenazó al resto del grupo.

El resto sin entender a Alec, obedecen y tiran las armas al suelo.

    —Ya podéis salir— Alec esperó varios segundos a que alguien saliera de la nada.

Nadie apareció de ningún lado.

    —No estarán aquí...—Alec le pega una patada a la silla de madera que se encontraba en el escritorio.— Vamos a buscarlos.

—Hemos buscado en cada rincón de este pueblo y no hay nadie— suelta Sally.

    —Pues lo haremos de nuevo P-R-I-N-C-E-S-A— Alec le repasa con la mirada de arriba abajo.

    —Creo que no es una buena idea, apenas va anochecer y....— le corta Alec.

    —Si tienes una idea mejor, por favor, dilo, soy todo oídos— comenta Alec con voz burlona.

    —Pues si— Sally se dirige a la mochila y saca el mapa—vamos a ver los movimientos que han hecho hasta llegar aquí.

    —¿De que nos va a servir?— Alec se rasca la cabeza.

    —Para saber cómo piensan— Sally se muerde el labio inferior a la espera de la respuesta de Alec.

    —Ridículo— Alec se ríe— pero si crees que así vas a saber donde están— alza las manos de forma despreocupada— tu misma.

Sally desdobla el mapa y lo ojea detenidamente. Una cruz de color rojo marca el centro de la peninsula, una cuidad llamada Madrid. Y una línea bajaba desde Madrid hasta Alcanar. En mitad del Mar mediterraneo, estaba escrito de color rojo " Playa, Casa". La verdad no le decía nada de donde podían estar. Saca el otro mapa, más pequeño de la otra mochila, detalla todas las calles del pueblo en el que están. En el reverso del mapa había escrito  una palabra "Túneles".

Tardó dos segundos en caer en la cuenta, que las personas que buscaban estaban escondidas en los Túneles. Que seguramente se comunicaban entre sí.

    —Se donde están— Sally sonríe con suficiencia.

LA NUEVA ERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora