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Capítulo 45

Martina (MartiBenzaPeroCornuda)

— Entonces ya lo sabían... —Digo a las cinco chicas que están frente a mí en el salón de la casa de Chelsea, quien decidió reunirnos aquí para explicarnos lo sucedido durante todo este tiempo.

Lourdes está a mi lado, pero no me atrevo a mirarla.

Me siento traicionada y, a la vez, una traidora.

No creo que exista peor sensación que esa. Soy un cazador cazado.

— Chelsea nos lo dijo —Me contesta Lara. No parece molesta. En realidad, el asunto le divierte, lo cual me hace sentir mucho peor—. Todas somos amigas de Chelsea y fans de sus canales. Ella nos reunió para unirlas...

— Pero estaba usándolas —Se siente tan mal decirlo en voz alta.

De repente ya no me siento como una triunfadora. De repente siento que no logré nada.

— ¡Eres Martina Benza! —Exclama Guada desde su lugar. Su rostro expresa lo mismo que el de Lara, lo cual me asusta un poco— Cualquiera lo habría permitido.

— Yo solo quería sexo. Ni siquiera conocía tu nombre. Chelsea solo me llamó y dije que si —Me cuenta Camila, que se ve completamente indiferente ante la situación.

— Yo lo hice porque Chelsea me prometió una cita con su primo... —Cuenta Mica con felicidad.

— Oh, sí. Eso... —Recuerda nuestra loca fan repentinamente— Lamento decírtelo, pero murió.

Y Mica ahora mismo parece querer golpear a Chelsea, pues ha enterrado sus dedos en la pierna de Camila y no creo que tenga intenciones de alejarse, aunque la otra se queje debido al terrible dolor.

— ¡Si me lo hubieras dicho todo habría sido más fácil! —Reclama Angie con enfado— ¿Sabes cuán difícil me resultó no hablarle a Lourdes durante todo este tiempo?

— Si te lo hubiera dicho le habrías contado mi plan a Lourdes y todo esto no daría resultado.

— ¡No se lo habría dicho! —Protesta Angie bastante enfadada.

— ¡Angie! —Se queja Lourdes, e incluso me siento mal al escuchar su voz.

— Sabes que es cierto, Luli. Soy una amiga que ama hacerte pasar malos ratos.

Escucho un suspiro a mi lado, y sé que pertenece a Lourdes.

Pueden llamarme loca, pero puedo jurar que reconocería hasta sus respiraciones.

— Yo solo quería que se dieran cuenta de lo muy estúpidas que fueron ambas —Nos cuenta Chelsea mientras inspeccionas las fotografías colocadas en la pared de su casa, todas de Lourdes y yo—. Las amo, y son lo mejor que podría haberle sucedido a la otra, pero ustedes no parecían querer darse cuenta de ello. Estaban pensando con la cabeza, no con el corazón...

— Luli estaba pensando con la vagina —Interrumpe Angie.

— ¡Velasco!

— Es cierto. Es decir, cincuenta chicas no es algo que parezca muy sensato y...

— Tiene razón, Lu. ¿Cómo está todo allá abajo? —Ahora soy yo quien ha hablado, pero no lo hago con enojo. En realidad, solo me estoy burlando.

Ella se ríe, pues se ha dado cuenta de que ya no hay tensión entre nosotras.

Ambas fuimos unas completas insensatas.

— Tú dímelo. Estuviste allí ayer...

Sonrío ante lo que ha dicho y luego de esto la miro a los ojos.