UN BIEN EGOÍSTA

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En un mundo de traumas...

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¿Cómo sería si todos supieran que eso les da poderes?

Un soma, muchos harían lo necesario para tener uno.

Los orfanatos serían la principal fuente de estos, no un criadero de niños sino donde germinarían Somas.

Serían adiestrados tratando de dominarlos, otros tratarían de acabarlos de cual epidemia; familias disfuncionales terminarían por estar en la cima.

Estar cuerdo es estar loco, mejor dicho, en un mundo de locos el más loco es quien gobierna, aquellos con poder suben en la escala social, misma que siendo un caos, positivos, negativos y neutrales en el mundo soma encarnan al humano.

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Aquellos que no tuvieran hijos tomarían niños, los secuestrarían y atormentarían hasta que tuvieran su Soma, otros tedrían la mala suerte que los matarían...

                         A los afortunados los tedrían de correa, pero no acabaría ahí...

Aquellos que portaran un Soma requerirían de un trauma desde la infancia, los que ya tengan esto solo volverían al sufrimiento, drogas o maltratos, querrían poder, el poder lo sería todo, quienes no lo tuvieran terminarían siendo comida, la presa predilecta de los mismos por ser débiles, impotentes y sanos de mente.

Nadie querría estar saludable mentalmente.

Tener trastornos sería la moda.

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Eso nos sitúa con Ciao Flip Apelpisia C'est la vie, un psicólogo de ascendencia griega que curioso por comprobar estas historias y mitos llegó a la ciudad de Oiku, Kurevai, y vivió varios años siguiendo las pistas de éstos seres, a través de los tratamientos que empleaba como descargas, medicamentos o simples charlas ganando la confianza de sus pacientes; finalmente tras un largo tiempo, casi por accidente obtuvo la respuesta que tanto esperaba...

Su primer hijo, tras un ataque en su escuela donde se realizó un asalto a mano armada, al visualizar la muerte a punta de pistola de sus compañeros acabó desarrollado otra personalidad a raíz de los trastornos post traumáticos; lo estudió varios días y al final comprendió el cómo traerlo.

Ciao tomó a su segundo hijo e hizo de sus conocimientos el arte de la tortura. Jerovia’ỹ, nombre del hijo, se volvió el juguete de su padre.

Abandonado en un oscuro cuarto, Jero encontró a su imaginación de 3 años como su peor enemigo.

Llantos y terror, sonidos imaginarios y sus pesadillas más traumáticas empezaron por ahí.

Falta de comida y agua, solo lo necesario para aguantar, noches en vela.

El chico sólo podía conciliar el sueño al ser golpeado y caer inconsciente, cosa que le ocurrió la mayor parte del tiempo.

Nadie lo venía a ayudar, su padre cegado por el deseo del poder oculto, su plan, de su familia y sin deseos de detenerse continuó la tortura psicológica al chico, quien no tenía otra alternativa más que sufrir.

A veces era drogado, lo que dañaba su cuerpo y lo descomponía mentalmente, sus brazos tenían cicatrices de inyecciones.

Cuando su padre falleció él tenía 8 años, no pudo sentir nada, ya que ellos estaban en pleno experimento.

En su lecho de muerte, por motivos que desconocía, pasó todo un año intentando sobrevivir en el sótano.

                                                  Cuerpos del gobierno llegaron al sitio, vieron el cadáver del científico y el cuerpo del niño en el sótano.

Soma: Metaphysical ScaleWhere stories live. Discover now