REAL O IRREAL

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Con un temple sereno y la mirada penetrante, Oiku se dedicaba a explorar cada rincón de aquel hogar, cuyo estilo decorativo minimalista se había entrelazado accidentalmente con los espacios que lo rodeaban.

Su caminar pausado mostraba la carga emocional que pesaba sobre sus hombros, como una sombra encarnada por el dolor y la cautela. Cada uno de sus pasos estaba meticulosamente calculado, para no perturbar el silencio casi sagrado que envolvía aquel recinto.

Sus ojos, misteriosos y expresivos, se desplazaban de un objeto a otro, absorbiendo el significado que yacía oculto en cada adorno y cada contorno.

Una amalgama de emociones fluía a través de sus pupilas: curiosidad, asombro, melancolía.
Pareciera que aquellos detalles inadvertidos revelaban una historia, una narrativa que solo Oiku lograba descifrar... o interpretar.

Su cuerpo, desgastado por circunstancias anteriores, movía sus piernas con cuidado mientras se amparaba en el soporte de vendajes que envolvían su pecho.

Cada paso era un gesto de resistencia, un acto de valentía ante el dolor que se negaba a sofocar su espíritu, y que iba disminuyendo a medida que avanzaba.

El aire fresco acariciaba sus rostros a medida que se adentraban en el perímetro de libertad que les ofrecía la salida de aquel lugar. Era como si, al abandonarlo, también abandonaran las cargas emocionales que lo habitaban. Una renovada esperanza invadía sus corazones, reemplazando los pesares con nuevos horizontes y oportunidades. Si bien el camino hacia fuera aún presentaba desafíos, la fuerza y el apoyo mutuo les daban la fortaleza necesaria para enfrentarlos.

- Siento haberte mirado así antes... -confesó Oiku.

- No es algo de lo que debas preocuparte, sé lo que esa espada representaba para tí -respondió Nova, con una leve sonrisa mirando a la otra.

- ¿En serio amenazaste a un desconocido con ella? -comentó Oiku en tono de burla.

La sonrisa de Nova se amplió un poco antes de contestar.

- Oye, tú habrías hecho lo mismo.

En aquella pequeña sala, la simplicidad era la protagonista.

Una solitaria silla se encontraba acompañada por una modesta mesa, mientras una imponente librería se extendía a lo largo de una pared, ocupando todo su espacio.

Entre las filas de libros perfectamente alineados, unas cuantas hojas sueltas y volúmenes de distintos colores rompían el dominante monocromatismo oscuro del lugar, aportando destellos de vida y creando un contraste que, paradójicamente, resultaba relajante.

...

Las afueras de la casa se mostraban tal y como las recordaban: un paisaje vacío y desolador que parecía extenderse hasta el infinito.

En medio de la nada, destacaba ese pequeño hogar solitario. Notaron la figura del joven que aguardaba de espaldas, su mirada absorta en la lejanía.

Las palabras fluían de sus labios sin siquiera voltear, como si su mente estuviera en otro lugar.

Aquel joven, con su gesto perdido, evocaba un aura de fascinación y provocaba preguntas sin respuesta.

- Hace mucho tiempo existió una gran civilización aquí, la más avanzada de su tiempo... o su no-tiempo, en este caso. Sus rangos estaban delimitados por sus niveles de consciencia. ¿Qué tanto es capaz de pensar un ser? ¿Qué tan allá se puede llegar?

Oiku y Nova escuchaban en silencio sin comprender el porqué de aquellas palabras en ese momento, observando como el chico se volteaba para continuar.

- Muchas páginas se han perdido desde aquel entonces, pero existía una puerta oculta, una que les daba acceso a otro mundo completamente nuevo y distinto al suyo, estuvieron con esas otras criaturas de aquel lugar conviviendo, enseñándoles para intercambiar conocimientos, pero esa al final fue su ruina -dejó de hablar en ese momento, como una breve pausa, levantando las manos a los lados con los brazos flexionados-. ¿Puedes quejarte de algo que no conoces? No, no puedes, no hasta que lo has experimentado y escapó de tus manos; así fue como al regresar se cuestionaron algo que sus antecesores ya venían arrastrando desde los inicios, desde el primer iluminado .. ¿Y el tiempo? -relató, bajando las manos hasta ubicarlas en su espalda de forma elegante-. Los menos afortunados enloquecieron y vieron todas sus facultades mentales destruidas, el por qué no volvieron a acceder a través de esa puerta me resulta un misterio, pero de aquel momento de duda solo se recuerda la muerte de quienes comenzaron a aniquilarse entre sí consumidos por la desesperación... llevados por su egoísmo.

Soma: Metaphysical ScaleWhere stories live. Discover now