Las cosas pasan por algo, eso me consta, el conocer a una persona en un lugar y fecha cualquiera no es coincidencia, se le llama destino. El mundo dice que eres responsable de tu vida y tus decisiones, pero ¿esto es cierto? ¿Por qué cuando planeamos...
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Una mañana cualquiera despierto a lado de Melody, observo su cabello revuelto por toda la almohada, sus labios están ligeramente abiertos provocando que la saliva baje a través de su mejilla derecha, sonrió al apreciar lo graciosa que se ve, pero después deshago mi sonrisa al darme cuenta de que esto es lo que quiero hacer todos los días, despertar compartiendo la cama con ella cada amanecer y anochecer, vivir los minutos que pueda a su lado. Me siento vivo.
Llevo mi vista hacia el techo y denoto las estrellas fluorescentes que están adheridas con pegamento las cuales Melody colocó unas semanas atrás para darle un toque a la habitación de su tío.
Anteriormente, pensé que la vida de los humanos no tenía un sentido e incluso un valor, pero me di cuenta de que ellos buscan un propósito para aprovechar el poco tiempo que se les fue otorgado por los dioses, Melody es una muestra de ello, a pesar de lo que ha vivido no guarda rencor hacia nadie y ha perdonado a las personas que la han lastimado.
Dioses, semidioses, humanos, compartimos espacio en el universo, tenemos una misión, vivir.
Devuelvo mi vista a Melody y acaricio su cabello, ella se remueve entre las sábanas al mismo tiempo que estira su brazo hacia arriba, después abre los ojos y gira su cuerpo para verme.
—Buenos días, Loki.
—Buenos días, Melody —sonrío y colocó ambas manos sobre sus mejillas—. Te amo, gracias por despertada a mi lado.
Melody acomoda un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
—Gracias a ti por estar conmigo. —Melody reposa su cabeza en mi pecho.
Disfrutamos de este momento tan tranquilo, lleno de paz como si estuviéramos meditando para entrar en el limbo, la bestia se da cuenta de que estamos despiertos y sube a la cama para lamernos la cara. Daría todo para tener más días semejantes a este, la sonrisa de Melody inunda el lugar, ella cubre su rostro con las manos para evitar que el perro le dé muestra de afecto.
Es todo lo que necesito.
Devuelvo mi vista al techo y colocó una mano debajo de mi cabeza, pero Golden empieza a lamer mi cara provocando que me levante rápidamente.
—Conmigo no, será mejor que mantengas tu hocico lejos de mi cara. —llevo mi vista hacia el perro, quien comienza a frotar su lomo en mi espalda.
Melody suelta una carcajada y se levanta de la cama.
—¿Me acompañas a tomar un baño? —pregunta caminado hacia la puerta.
—Eso sí me interesa. —asiento con la cabeza y sigo a Melody unos pasos atrás.
La tarde es tranquila, me encuentro sentado leyendo un libro de economía durante la crisis del veintinueve, al parecer el tema del dinero es el único que le interesa al tío Bob porque solo tiene libros que hablan acerca de ello.
