Capítulo 4

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Las horas se volvieron días y los días semanas hasta que pasó un mes, Takemichi despertó sintiendo la soledad de la habitación aquejando su corazón; se volvió volvió un habito dormir juntos como lo solían hacer hace meses, pero cuando los orbes azulinos de Takemichi se abrieron no encontró al rubio.

Se alarmó creyendo que todo fue mentira, que Chifuyu tenía razón y estaba enloqueciendo, que Manjiro lo abandonó de verdad, corrió olvidandose de sus sandalias y tropezando en las esquinas, abrió cada puerta y bajó las escaleras sin cuidado sin importar que se cayera en el proceso y eso pasó, no calculo bien y rodó por las escaleras golpeando su cuerpo, varios quejidos de dolor se escaparon de sus labios, el golpe le dolió mucho y varias gotas de sangre resbalan por su rostro por haberse golpeado la nariz contra el suelo no le importó en lo más mínimo y siguió corriendo hasta el sótano.

Y ahí, en un rincón del lugubre y sucio lugar estaba Mikey, no el Mikey que sonreía con éxtasis sino el Mikey que empezó a perderse luego de ver morir a sus seres queridos, el Mikey inestable y posesivo, el que lloraba en las noches por no conciliar el sueño y él que le hacía jurar que nunca lo abandonaría.

Temblaba como un niño pequeño y sus labios se movían inquietos, susurrando y acariciando sus oscuros cabellos. Se acercó con cuidado cuando sus miradas se cruzaron, los orbes llenos de dolor del azabache rompieron el corazón de Hanagaki.

—¿Por qué me mentiste Takemichi? Baji está muerto...y Emma —la voz quebrada y la respiración irregular, sus manos intentando alcanzar a Hanagaki.

—Perdón, perdón, perdón —repetia, una y otra vez, su mente en blanco no le permitía decir otra palabra — Perdón Mikey, yo...yo no quería, pero te veías tan feliz

"Sería egoísta pedirte que no te vayas a pesar del dolor y tus lágrimas"

Los sollozos carentes de lágrimas estremecieron a Takemichi, se acercó y abrazo al azabache, con fuerza temiendo que fuera un espejismo y lo volviera a dejar a tras.

"No quiero, no voy a llorar, no debo hacerlo, solo te pido que no te vayas. No de nuevo"

Takemichi cargó con cuidado a Mikey, acariciando los mechones oscuros que cubrian su rostro, asemejando a una pareja de recién casados.

Un recuerdo se asomó.

Fue una fría mañana de invierno que Manjiro y Draken invitaron al rubio, en esos tiempos tenía un ridículo peinado, con el pasar de los años maldijo a sus amigos por nunca decirle que se veía muy mal, de solo recordarlo se sonrojaba por la vergüenza.

La pareja de tortolos y el mal tercio como se autodenominaba Draken se dirigieron a una cafetería, Mikey se colgaba de Takemichi como un niño pequeño, no tenía ni una pizca de decencia, Draken podía escuchar claramente las frases y chistes con doble sentido que le dedicaba al rubio.

—Mikey bájale dos rayitas a tus hormonas que puedo escuchar todo lo que le dices a Takemichi.

—Pero Kenchin

—Olvidate de la comida y tú banderita entonces.

—No serías capaz Kenchin, la banderita es sagrada, ya no me quieres es eso —lloró dramáticamente haciendo un espectáculo en plena calle.

—Solo cállate ¿está bien?

—Esta bien.

Aquel día mientras se divertían conversando amenamente y Draken les aviso que tenía que irse por una urgencia, tocaron un tema que luego sería olvidado en lo más profundo de sus recuerdos.

—Quisiera que en futuro tu y yo pudieron casarnos —las manos de Takemichi fueron tomadas con cuidado y se entrelazaron con las manos de su acompañante que mantenía una radiante sonrisa. Se sonrojo al instante.

—Yo también quisiera eso.

—¡Entonces nos casaremos en 12 años! Es una promesa.

—Tanto tiempo.

—Es el suficiente para que vivamos miles de aventuras y entiendas que siempre estaremos juntos. Lo prometo.

Al final no pudieron casarse, y el sueño de jurarse amor frente al altar fue olvidado casi por completo. El día del funeral Takemichi lo recordó y lloro amargamente por no haber cumplido su promesa, maldiciendo su suerte y odiando a la vida por quitarle todo lo que alguna vez amo.

Ambos regresaron a la habitación que compartían y se acomodaron en la cama.

—Quiero dormir Takemitchy, pero no puedo, los muertos no pueden dormir.

—Solo descanso yo estaré aquí a tu lado.

—Lo sé. Duele, duele mucho Takemitchy ¿Por qué duele tanto? Ellos no debían acabar así, quisiera estar con ellos.

Y aquel sentimiento egoísta lo invadió consumiendo todo y dejando un vacio en su interior.

"Y yo, que hay de mí, me volverás a dejar, ¿Por qué crees que eres él único que sufre? Yo he pasado varias noches llorando por tí, he aguantado tus golpes, tus palabras llenas de odio que me decían que todo se estaba cayendo a pedazos, pero me quedé porque soy un idiota que te ama, soy el imbécil que daría todo por tí a pesar que me mates en el proceso. Porque este amor duele y a mi me gusta como se siente porque estás conmigo"

—Lo siento —, porque sus palabras dolían y lo que el mismo pensaba mataba por eso no podían ser dichas—. Estoy aquí, sonríe para mí ¿sí?

—Solo abrazame por favor.

Ambos se quedaron abrazados sobre las mantas, mientras Mikey recordaba una y otra vez como perdió a sus seres queridos... Una y otra vez, olvidando los buenos momentos que vivió.

—Mikey.

—¿Takemitchy?

—Recuerdas cuando hicimos una promesa especial

—Hicimos muchas

—Prometimos que nos casaríamos

—Lo hicimos Takemichi, pero ahora es imposible cumplirlo, quiero descansar.

—Por favor, quiero hacerlo mientras estés a mi lado, por favor —alcanzo las manos heladas de Manjiro y las sujeto con fuerza, rogando que aceptará.

—Te estás haciendo daño.

—Desde el primer día que decidí quedarme a tu lado a pesar de todo lo que decían, acepte el dolor como un regalo, por favor.

—Takemichi entiende, esto está mal yo me iré, no quiero que te hagas daño —acaricio con cuidado las mejillas del azabache, temiendo causarle más dolor, aunque eso fuera imposible.

Takemichi empezó a sollozar, las gotas saladas caen como un riachuelo por sus mejillas. Limpió con sus puños los restos de lágrimas

—No me amas lo suficiente

—Te amo Takemichi siempre lo he hecho

—Entonces ¿por qué me dejaste?

—Porque el corazón es débil y la mente confusa, ya no podía seguir llevaba años cargando con todo solo deseaba descansar.

—No estabas solo me tenías a mí.

—Lo sé, perdón. Lo haremos... nos cansaremos.

Ambos se abrazaron para recostarse sobre las mantas susurrando palabras llenas de cariño.

Fantasma de Invierno [Takemichi x Mikey]Where stories live. Discover now