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─Disculpe el atrevimiento, señor, pero... ─Habló Lisa, llamando la atención del padre de jennie.─ ¿Por qué el cambio repentino? Recuerdo que Jennie solía contarme que...

─Por favor, no me hagas recordar eso.─ La interrumpió y luego se sentó en una de las sillas que estaban junto a la camilla de la coreana.─ Y, respondiendo tu pregunta, es porque me di cuenta de todo el mal que había hecho. Al llegar al hospital para ver a jennie, su madre me contó que se cayó por defender algo que en serio quería. Me di cuenta que todo este tiempo debí hacer lo mismo y ser igual de valiente que ella. Si no hubiese sido tan imbécil todo este tiempo, esto no hubiese pasado. Debí darme cuenta que Jennie tenía malas amistades y que no importaba todo lo que gane a cambio. Jennie es mi hija y siempre debí protegerla... Prometo no volver a dejarte caer, Jennie.

Los ojos de ambas chicas estaban llenos de lágrimas y el hombre mayor volvió a darles un abrazo a ambas. Se separaron al cabo de unos minutos, y luego un enfermero les pidió a Lisa y al señor Kim que salgan de la habitación para chequear el estado de Jennie.

─Me pregunto qué pasó con Nayeon y Jeongyeon...─ Murmuró y el señor la miró con algo de sorpresa.

─¿Aún sabiendo todo lo que hicieron quieres ver si están bien? ─La más pequeña asintió, recibiendo una leve risa por parte del señor, quien le dió una palmadita en la espalda.─ Jennie sí que hizo bien en escogerte.

Las mejillas de Lisa se pintaron de rosa y una pequeña sonrisa se hizo notar. Su suegro la aceptaba, ya ganó en esta vida.

─Oye, mira quién está ahí.─ El hombre señaló hacia los asientos que estaban en el pasillo frente a otra habitación. Allí estaba Jeongyeon con un yeso en la pierna, mirando su celular y con los auriculares puestos.

Lisa se llenó de valor y se levantó de donde estaba y caminó a paso lento hasta la otra chica. Al llegar, se sentó junto a ella y notó que esta la miro, quitándose un auricular.

─¿Qué haces? ─Preguntó confundida Jeongyeon. Lisa sólo la miró con preocupación.

─¿Estás bien?

─¿P-por qué te importa? ─lisa apoyó una mano en su hombro, cosa que logró romper finalmente a la mayor, quien se cubrió el rostro y comenzó a llorar.─ E-en serio lo siento y-y hablo en n-nombre de ambas.─ Habló entre sollozos mientras la más baja sobaba su espalda. Sorbió su nariz y se limpió las lágrimas con la manga de su suéter.─ Y-yo fui la primera en despertar y-y creí que ellas no lo harían. M-me di cuenta de lo estúpidas que f-fui-fuimos al entender que podría p-perder a la única persona que e-en verdad siempre estuvo ahí para mí por un capricho nuestro...

─Pero, Jeong... Aún puedes contar conmigo. Soy tu prima, después de todo.─ Le dió una pequeña sonrisa y la mayor soltó una risita con algo de pena.

─¿Sabes? Qué hipócrita he sido al insultarte por lesbiana. ─Se dio un golpecito en la frente con la palma de su mano.─ El destino me pagó con la misma moneda y, ya sabes. Nayeon es lo único que siempre tuve. Es la única que estuvo a mi lado todos los días de mi maldita vida y... No pude evitar sentir algo.

Lisa la miró con una sonrisa y la abrazó, dejando a Jeongyeon confundida, sin saber cómo reaccionar.

─Es fantástico que hayas encontrado alguien a quien en verdad quieras y por quien diste todo y darías aún más.

─Pero... aún no lo sé. No he podido verla desde que d-desperté y tampoco ha despertado todavía y y-yo no sé s-si lo logrará.─ Todo su cuerpo se tensó y las lágrimas volvieron a fluir por su rostro como cataratas.

Las chicas se quedaron en silencio. La rubia abrazaba y consolaba a su prima mientras esta se limitaba a llorar casi en silencio. Así estuvieron unos minutos hasta que un enfermero salió de la habitación donde se encontraba Nayeon.

─¿Familiares de Im Nayeon? ─Las primas se levantaron y el joven las miró.─ ¿Son sus hermanas?

─ N-no. Su familia no ha venido y nosotras somos sus amigas.─ El muchacho hizo una mueca, pensando en si podía dejarlas pasar, pero al ver su preocupación, accedió.

Las chicas entraron seguidas del chico que trabajaba allí. Las manos de Jeongyeon subieron automáticamente a su boca para cubrir su expresión de horror al ver a su mejor amiga conectada a tantas máquinas. En cambio, lisa sólo mostraba confusión en su expresión, pues allí, arrodillada junto a la camilla de Nayeon, estaba una chica que conocía muy bien.

─Por favor, levántate. Sé que me escuchas.─ Murmuró aquella chica hacia Nayeon, quien yacía aún inconsciente en aquella camilla.─ El doctor dijo que puedes escucharme y... quiero pedirte disculpas... Por favor, despierta...

─¿S-seulgi? ─Se atrevió a preguntar Lisa. La nombrada volteó rápidamente y con muchas emociones mezcladas en su rostro. Entre ellas, sorpresa, miedo, tristeza y enojo.─ ¿Q-qué haces...? ¿Acaso...?

─lisa, por favor... P-puedo explicarlo. ─Se levantó y tomó a su amiga del brazo. Esta se soltó y la miró con el ceño fruncido.─ lisa, yo...

─Hablamos luego. ─Fue lo único que logró decir, ya que tenía un nudo en la garganta. Al unir los puntos, no pudo evitar derramar algunas lágrimas. Se dió vuelta y se fue de aquella habitación para dirigirse a la de Jennie.

TreehouseWhere stories live. Discover now