Capítulo Extra #1

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Sentía como su cuerpo volvía a llenarse de vitalidad, el poder ver a la persona que amaba frente a él después de angustiantes meses era lo mejor que podía recibir. Sabía que había tomado la decisión correcta al esperar todo ese tiempo para que una vez volviese con el pelinegro, lo hiciese para comenzar bien.

Si el menor estaba junto a él, las cosas saldrían bien.

-No sabes cuánto te extrañé.- Volvió a hablar Kanawut bajando su mano una vez le enseñó a Mew que aún portaba el anillo de compromiso que le había dado. Cosa que provocaba en el exmercenario una cálida sensación de alivio.

"Él me esperó aun cuando me creía muerto."

Mew no aguantó más antes de volver a tomarlo entre sus brazos comenzando un abrazo un poco más fuerte, queriendo externar todos sus sentimientos que se mantuvieron retenidos.

-Te amo.- Susurró el mayor aspirando el suave aroma que desprendía el cabello azabache de Gulf. Pronunciar aquellas dos palabras tan significativas hacia el contrario sólo le provocaban una sensación de calma y alegría, de que las cosas sólo mejorarían. -Ya no volveré a irme.- Una promesa que no estaba dispuesto a romper.

-No lo hagas.- Kanawut deshizo el abrazo para poder tomar entre sus delgadas manos el rostro del mayor y besarlo nuevamente.

Debía recuperar el tiempo perdido.

Estaban en su propia burbuja, sintiendo la emoción de volver a estar juntos, de poder sentir sus labios conectados cuando ambos estuvieron tanto tiempo con la desesperanza de creer perdido aquel contacto tan simple pero que les brindaba una increíble paz.

Estaban tan inmersos en el contrario que no sintieron una tercera presencia entrar a la cocina.

-Hijo, ¿Quieren que les preparé caf.....- Gulf se apartó de Mew lo más rápido que pudo empujándolo con sus manos, pero sabía que ya no podía hacer mucho, estaba cien por ciento seguro que su madre los había visto besarse.

-¡Mamá! Yo...nosotros...yo...- Comenzó a balbucear, sin saber qué hacer. Esa no era la forma en la que quería que su familia supiera sobre su relación.

Agitando sus manos con nerviosismo, Gulf trataba de buscar las palabras correctas ante la situación.

Siendo Mew quien diera un paso al frente comenzando a hablar.

-No me presenté correctamente, señora Traipipattanapong. Soy Suppasit Jongcheveevat. -Sonrió con educación. -El prometido de su hijo.- Soltó sin más.

-¡MEW!- Casi se le sale el corazón al menor, dirigiendo la vista de su madre a Mew intermitentemente.

El exmercenario directo al punto y sin medir las implicaciones de una revelación de ese tipo, se encontraba en una posición recta con expresión impasible mirando a la madre de Gulf, quien con sus ojos levemente abiertos por la impresión del momento pronto volvió a una postura calmada.

-Oh, tú le diste ese hermoso anillo ¿No es así?- Una sonrisa cálida se dibujó en el rostro de la mujer mayor. Se mostraba realmente tranquila ante tal declaración hecha por el contrario. Era como si ya lo hubiese intuido desde tiempo atrás.

-Mamá...- Exhaló el pelinegro.

Muchas cosas estaban pasando a la vez.

-Hijo, no soy ciega. Ese anillo es uno de compromiso, aunque nunca comentaste nada al respecto.- Obviamente la mujer tenía varias teorías respecto a aquella pequeña joyería desde el momento que la vio en su hijo, y cómo en ocasiones se lo encontraba viendo al anillo con cariño y aflicción.

Adicto a ti | MewgulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora