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CAPÍTULO TRES ── LA CASA DE LOS LEE ㅤ
ㅤㅤ Cada acción realizada tiene su respectiva consecuencia. Las consecuencias en sí son múltiples y diversas, y muchas de ellas van más allá de lo que uno puede controlar.
Estaba en la lista de cosas por aprender de Hyunjin, después del encabezado: 1. NO entrar a la casa de los Lee bajo ningún término.
La respiración se le entrecortó, y se vio obligado a disminuir la velocidad, aún sabiendo que a sus espaldas había al menos cuatro chicos, ninguno de ellos con buenas intenciones. Inhaló por la nariz y exhaló por la boca mientras obligaba a sus propias piernas a continuar la carrera.
El cuerpo le dolía tanto, que llegó a un punto en que apenas lo sentía. Iba tan rápido, que todo a su alrededor se veía distorsionado, concentrándose únicamente en el camino que tenía por delante. Mentalmente se preguntó si las direcciones que tomaba lo llevarían a algún lado, o si el bosque en sí tenía un final, porque parecía eterno.
Detrás suyo se escuchaban risas. ─¡Corre, corre, corre!
Hyunjin cayó de bruces tras tropezar con la raíz de un árbol. Su cabeza chocó contra el suelo y quedó aturdido por unos segundos. Fue incapaz de levantarse tras el golpe, y pronto ya tenía a cuatro chicos encima suyo.
Uno de ellos lo golpeó dos veces en el rostro. Naturalmente, su nariz comenzó a desprender sangre en abundancia. Hyunjin hizo presión en la zona mientras soltaba insultos y quejidos al aire, y palabras que ni siquiera él podía comprender.
─ Eres rápido.
Cuando Hyunjin abrió los ojos, se encontró con el mismo chico que inició la cacería en primer lugar. Uno de los chicos, delgado pero con las mejillas tan regordetas que le daban un aspecto casi infantil, meneó su mano de izquierda a derecha en forma de saludo. Hyunjin se limitó a observarlo con el ceño fruncido.
─ Soy Chris ─susurra, acercándose peligrosamente al rostro de Hyunjin. Tomó su mochila sin aviso previo y se la lanzó al de las mejillas de ardilla. Hyunjin se quedó inmóvil, haciendo evidente su estado de pánico─. ¿Qué hay de bueno ahí, Han?
Hyunjin observó cómo el tal Han vaciaba su mochila, mostrándole al resto todo su contenido. Había una caja de cigarros comunes, que fue un regalo de una de sus clientes, Rose. Había también una buena cantidad de dinero, suficiente para sobrevivir unas tres semanas como mucho, y las pertenencias de Lauren, por supuesto.
Chris no se alejó de él en ningún momento, tampoco dejó de mirarlo. Hyunjin hacía todo lo posible por evitar el contacto visual, pero Chris lo buscaba.
