Xiāngyù hé gǎibiàn (相遇和改變)

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La posada donde los padres de Wei Ying lo habían dejado estaba ubicada casi a las afueras de Yilling. No era cara, por la ubicación que estaba y por no ser de las más finas, pero apropiada. Era de tres pisos, las habitaciones eran amplias, con una cama lo bastante grande para dos personas, una mesa de centro para tomar el té o incluso comer, con un biombo separando el cuarto de baño.

Todos los días dos lindas señoritas o JieJie's como les decía Wei Ying, iban a dejarle las tres comidas del día y uno que otro dulce o postre de parte de ellas, llevaban agua en las tardes para bañarlo ellas mismas y llevaban unas túnicas de colores negra y rojas.

Los padres de Wei Ying le habían transmitido suficiente energía espiritual a sus ojos para que pudiera tener visión esos días que no se encontraran. Sin embargo, al pasar la semana, la energía espiritual se iba desvaneciendo y con ella la visión se iba tornando borrosa.


...

La semana paso y sus padres no habían vuelto, estaba un poco asustado y su visión cada vez era peor. Las señoritas de la posada habían echó que pudiera quedarse unos días más, pues les agrado el niño y no querían echar a una cosita tan tierna y linda a las calles, donde cualquier depravado podría hacerle algo. 

Wei Ying les agradeció por ser así de buenas con él y les dijo su secreto, sobre que podía tal vez no podía ver a las personas en sí, pero si podía ver los núcleos dorados de los cultivadores más unos hilos que iban de su mano a quien sabe donde y sus auras que eran del mismo color, que había visto a unas personas que conectaban sus hilos y estaban juntos. Cada hilo era de diferente color. Tal vez de un mismo azul o un mismo rojo, pero este era de un diferente tono y podía diferenciarse de una texto de lazo diferente.

Y que podía ver el de ellas, que había visto el de un chico y una chica que conectaba al de ellas.

La lindas JieJie's como les decía Wei Ying, le dijeron que fue bendecido por los dioses, al poder ver el hilo "rojo" del destino. Le dijeron que era una leyenda vieja contada a los niños, para que tuvieran la esperanza de encontrar a la persona indicada y creyeran en el amor, para así algún día ser feliz con esa persona, no importaba si era hombre o mujer la persona con quien si tu lo decides pasan el resto de tu vida.

Wei Ying se puso feliz al saber que por lo menos tenía algo bueno al ver los hilos del destino de las personas. Aun que no pudiera ver el suyo.

...

Y así los días pasaron. Y entonces pasó, ya no podía permanecer en la posada y el dueño lo echó. Las JieJie's le dieron unas cuantas prendas y comida por lo menos para algunos días. La dos jóvenes estaban como trabajadoras de la posada nada más y no tenían donde vivir en sí, vivían en la parte trasera como un pórtico, así que no podían tener al niño y cuidarlo.

Aun así Wei Ying les agradeció mucho y les dio su sonrisa más grande, más les dijo el color de sus hilos, el de una era de color azul intenso y el de la otra era un verde bajito, pero brillante. Las dos jóvenes le dieron las gracias y le dieron un beso de despedida en la frente.

Wei Ying sin más se fue por las calles librando a las personas al ver sus hilos y auras. Tratando de no chocar e incomodar a las personas.

... 

Por las frías calles de Yilling se hablaba de dos cultivadores que encontraron muertos  en la orilla de los túmulos funerarios, con las túnicas sucias y enmarañadas, los protectores de dicho pueblo, iban cada cierto tiempo a ver y acabar con lo que atormentaba. La mismas personas del lugar habían echó dos tablillas en respeto a ellos y rendirles honores por su ayuda.

Wei Ying llegaba a escuchar que hablaban sobre eso y se iba, no quería pensar en que sus padres habían muerto, que de quienes hablaban eran de ellos, que lo habían abandonado si querían, prefería que sus padres que en algún momento le demostraron tanto amor lo dejaron a su suerte, pero muerto no.

Así pasaron los días y los días se convirtieron en semanas, en esas semanas se volvieron meses en donde llegó el invierno y así ya había pasado un año desde que está en las calles, cada vez había sido peor, las personas el primer mes lo trataban bien por las ropas limpias, le daban una que otra comida, agua y lo trataban bien. Sin embargo, después lo echaban de tan solo estar parado cerca de un puesto, los perro lo correteaban y mordían si tenia algún tipo de alimento en las manos e incluso en los callejones estando en una caja para dormir o protegerlo del frío.

Y no era que las personas del mismo pueblo de Yilling lo echaran o le hicieran algo, eran los visitantes.

Había pasado su primer cumpleaños sin sus padres, teniendo ahora 5 años. Un niño de 5 años, solo un niño, luchando en las calles de Yilling por sobrevivir. Un niño que era ciego, el cual perdió sus padres. Un niño que no a podido disfrutar de ser niño.

...

Un primero de enero ese día especialmente no había conseguido donde quedarse y estaba nevando, estaba haciendo más frio que otros inviernos, se acurruco en la esquina de una posada cerrada donde el techo le cubría un poco de la nieve que caía, extendió su mano haciendo que un copo de nieve cayera en su mano, sonrió al sentir el leve roce que apenas provocaba  el copo. Al estar nevado, no había personas en las calles, así que no se percató de las auras que se pararon enfrente suyo.

— ¿Wei Ying?—. El llamado de su nombre lo sacó de sus pensamiento mirando hacia donde había escuchado la voz.

Al "mirar" a la dirección de la voz vio dos auras de color rojo, una de ellas con un hilo que daba a quien sabe donde, mientras que la persona que parecía ser un adulto, el hilo colgando de su dedo meñique estaba cortado, quedando solo un hilo rojo sin brillo. — ¿Me conoce?, A-Ying no sabe quién es usted.— Dijo haciendo la cabeza en un lado como tratando de acordarse de quién era por medio de su voz, pero aun así dando una leve sonrisa.

— Soy yo tu baba Ruo. — Se acuclilló en frente del pequeño niño. — Cuando se fueron eras muy pequeño, pero me decías Baba. Siento tanto el llegar tarde mi niño.

— Baba Han...—. Y como un clic que hizo en su cabeza, no tardó en lanzarse al hombre comenzando a llorar y llamándolo repetidas veces. Rompiendo en un llanto desgarrador que quisieras tu mismo ocultar al pequeño ser que lloraba con tanta fuerza y dolor.

— Lo siento A-Ying, llegue tarde cariño, lo se, pero ya estoy aquí, nada te pasara ya, nadie nos separara. — Con la misma lo cargo y agarro de la mano a su hijo mayor, Wen Xu, que solo sonrió un poco al ver a su hermano menor de nuevo, aunque estaba preocupado al velo. Por encima de la túnica (si podemos llamarla así) rasgada se podía apreciar a penas un cuerpo delgado que no debería tener un niño, sus mismo cachetitos que en algún momento fueron gorditos ahora estaban hundidos.

Wen RuoHan sin soltar a su hijo que aun seguía llorando en la güeco de su cuello y hombro refugiándose en él, con una de sus manos agarraba la mano de su otro hijo guiándolo a la posada que había alquilado. 

Llevaba tres días buscándolo, se enteró de la muerte de sus esposo hace una semana, habían quedado por medio de cartas que al terminar esa cacería nocturna vivirían en la secta Wen como debió de ver sido desde el principio. Si el hubiera estado con ellos no hubiera pasado nada, sus esposos estarían bien y Wei Ying no hubiera pasado hambre ni frío.

Se lamentaba tanto en no a ver estado desde antes y a penas enterarse un año después. Castraría a todos sus informantes y espías por no a verle dicho antes de todo esto. 

....















A verdad no se hubieran imaginado que Wen RuoHan fuera pareja de los padres de Wei Ying he visto historias donde es Lan Qiren, así que pensé y porqué no A-Ruo.

Hasta aquí el cap, nos leemos luego, un abrazo psicológico y nos vemos. 

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⏰ Last updated: Jun 27, 2022 ⏰

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