I. Promises [ZhuiYi]

Second Promise

Nota al final del capítulo. 

"Cada lagrima derramada de mis ojos, son promesas que no pudiste cumplir"

El joven discípulo había llegado a la biblioteca, donde lamentablemente debía cumplir con su castigo de su distracción durante las clases. Cerró la puerta tras de si y avanzó perezosamente hacía uno de los tantos estantes que habían en el lugar. Cogió un par de pinceles, tinta y pergaminos, volviendo a la mesa y comenzar a escribir. 

Abrió lentamente el pergamino, cogió uno de los pinceles y lo bañó en la tinta negra, comenzando a escribir las repetidas reglas de la secta. No hacía falta tener a su lado su libro de anotaciones, pues las reglas estaban grabadas en su memoria. 

Al menos ser castigado constantemente tenía sus ventajas. 

Otro suspiro salió de sus labios, apoyando su codo en la mesa y su mejilla en la palma de su mano. Frunció el ceño al recordar los sucesos de la tarde, aún se sentía un poco resentido por lo ocurrido con su compañero de secta, puesto que no le podía dar nombre a lo sucedido. ¿Cómo era posible que se llamaran por tanta confianza si solo se conocieron hace no más de un año? ¿Cómo era posible que con el pasar de los años, no se notaba la confianza que tenía con SiZhui? 

Soltó un gruñido mientras que sus labios hacían un tierno puchero. Movía el pincel en sus manos con enojo, la esquina de sus orbes se tornaba cada vez mas roja, queriendo soltar su rabia contra la mesa y dejar que las lagrimas salieran por sus pestañas. 

"Crack"

—Maldición —. Murmuró entrando en razón al darse cuenta que había apretado la mano con tanta fuerza que la había partido en dos. El objeto en su mano golpeó la tinta haciendo que esta se derramara sobre el papel y parte de sus túnicas. 

"Ten cuidado con tus palabras" 

"Cuida tu imagen y vestimenta" 

Dejó lo que quedaba del pincel sobre la mesa manchada de la tinta, mientras que soltaba un sonoro bostezo de su boca. No tenía las ganas ni las fuerzas suficientes para seguir con su castigo, solo deseaba llegar a su cama y descansar. Se puso de pie y con  sus manos trato de quitar un poco de la mancha oscura en sus ropas, cosa que fue en vano y solo consiguió que se esparciera mas. 

Puso los ojos en blanco y salió de la biblioteca. Las luces de los pasillos estaban apagadas, y ninguna persona estaba presente, solo el susurro de los grillos y la luz brillante de la luna que se colaba por las ventanas. No quería despertar a nadie y conseguir otro castigo, por lo que en puntillas se dirigió a su habitación. Al llegar, con la mas mínima delicadeza abrió la puerta, entro y la cerró tras de si. 

Su compañero permanecía en su cama, con su cuerpo mirando hacía la pared, por lo que solo se podía contemplar su suave respiración que afirmaba estar profundamente dormido. En silencio, quitó su túnica manchada, dejándola de lado y soltando la cinta de su cabello. Cubrió su cuerpo con las tibias sábanas, soltando un suspiro de alivio al sentir que la presión en su cuerpo de iba de inmediato. Antes de cerrar los ojos, miró hacía su lado, mirando a su compañero dormir.