Capítulo 7

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No dejaba de ver su celular.

Tal vez la hora, quizá la espera de algún mensaje. Su pie se movía intranquilo, y sus labios ansiosos pagaban las consecuencias.

- ¿Quieres tranquilizarte?

- Sí, lo siento - regresó su mirada a la más alta - ¿Que decías?

- ¿Qué pasa Chaewon? ¿Tienes dudas de nuevo?

La mencionada suspiró, vaciando sus pulmones - Es que no sé dónde está.

- En el trabajo, Chae, Hyeju está trabajando.

- Lo sé, solo - se hundió en el asiento.

Jinsol le hizo una seña al mesero para que le trajera la cuenta - El trabajo de tu novia requiere tiempo, está a punto de publicar un importante artículo.

- Es la mujer más inteligente del universo - dijo con melancolía - Ella, la diosa de la neurociencia y yo una Barbie que entrevista a personas por la radio.

Jinsol negó - ¿Es por eso que estás insegura?

- Lo sé es una tontería, pero siento que está engañandome Soullie, puedo sentirlo.

- Estoy de acuerdo que Hyeju no es muy expresiva, pero te adora - acarició su mejilla.

- Pero -

- Nada Wonnie, confío en tu instinto, y siempre estaré de tu lado, pero no creo prudente que le hagas una escena de celos ahora - aconsejó - Este último mes han peleado demasiado, si yo fuera ella, estaría harta - Chaewon se angustió. Y aunque Jinsol sabía que sus palabras habían sido duras, necesitaba ser honesta con su mejor amiga.

- Maldigo el día que tú y Jungeun me la presentaron.

La azabache sonrió - No, no lo haces. Ahora vamos, necesito llevarle la comida a Jungeun antes de que se hunda en la cama.

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- Te ves diferente.

Sooyoung alzó la ceja, bajando algunas cajas de madera - ¿Por qué Yerim?

- No lo sé - respondió juguetona - ¿Pasó algo diferente?

Apretó los labios, intentando recordar - Nop - regresó a su tarea.

- ¿Has visto lo bonita que se ve Chuu últimamente?

Sonrió - Okay, dispara - se sacudió las manos y posó su atención en ella.

- ¿Te gusta? - Sooyoung comenzó a reír, la pequeña Yerim no tenía filtros.

- Sí.

- ¡¿Sí?!

- Sí - repitió alzando los hombros, y cargando nuevamente una caja con pescado.

- Oh Dios mío - la jaló del brazo, pidiendo atención.

- ¿Qué Yerim?

- No pensé que fueras a aceptarlo tan fácil - parpadeó.

- ¿Por qué no?

- Porque... no lo sé - cruzó los brazos pensando - No recuerdo que te haya gustado alguien antes, al menos no que me comentaras.

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