Capítulo 61

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- Jiwoo pasó la noche en el hospital - el silencio del otro lado de la línea la abrumó - Fui a llevarle ropa para que se cambiara - jugó con sus dedos apretando la falda mientras se mordía el labio inferior nerviosa - Hubiera sido lindo que me avisaras cuando llegaron - escuchó un suspiro y asustó.

- Jungeun, fue un viaje largo, estoy agotada.

- Sí, sí claro, lamento molestarte ¿Vas a dormir ya?

- Sí, no dormí lo suficiente a pesar de pasar todo el día en la cama. Mi jefe no pasó por alto mis días de ausencia y hoy me hizo saber que las horas que no estuve no fueron regaladas.

- Debes estar muerta - susurró con pena, sin escuchar respuesta, suponiendo que la mayor asintió con la cabeza - ¿A dónde fueron de todos modos?

- Jungeun.

- Claro, claro, no te quito más el tiempo.

- De verdad necesito dormir.

- Pero - interrumpió.

- ¿Sí?

- Tu cumpleaños es pasado mañana, la fiesta sigue en pie ¿Cierto?

- ¿Bromeas? No tienes idea el trabajo que fue conseguir una reservación el restaurante de ese maldito hotel.

- ¿Vestiremos de etiqueta para la ocasión?

- Eso no estaría mal - sonrió - No es nada grande, solo Chaewon, tú y Jiwoo, claro - disminuyó la voz - Lo único que necesito para celebrar un año más de vida es una costosa pero deliciosa cena con mis personas favoritas.

- Te daré un gran regalo.

- No hace falta.

- De verdad, lo haré - insistió - Ya tengo uno de ellos, pero dime qué te gustaría tener y -

- ¿Puedo tener mis horas de sueño? - la sonrisa de Jungeun se perdió - Por favor.

- Lo siento - dejó escapar una risita - Dulce sueños.

- Gracias bebé, descansa.

Jungeun agradeció que su mejor amiga terminara la llamada, de lo contrario hubiera quedado en ridículo guardando un espantoso silencio al dejarla sin palabras.

¿Bebé? ¿A qué venía eso?

Era probable que el sueño le afectara y las palabras salieran de su boca sin intención alguna. Jungeun la conocía a la perfección y sabía que la más alta se tomaba muy en serio sus horas de sueño.

Siguió sus pasos y fue a la cama, sintiendo el corazón latir con fuerza. Jinsol, maldita Jinsol. No lograba sacarla de su cabeza.

No dejó que Jiwoo, su novia, pasara la noche sola en el hospital, así que la acompañó, intentando no molestar demasiado a Heejin con su presencia, pues sabía que no era totalmente de su agrado. Seguido de esa noche, le envío el desayuno y no se vieron hasta esa tarde, donde únicamente comieron y platicaron brevemente sobre la cena por el cumpleaños de Jinsol.

A Jungeun le gustaba mucho Jiwoo, en serio lo hacía, y amaba con el alma todos los momentos que vivieron juntas, pero su cerebro era engañoso. A pesar de que atesoraba cada uno de ellos, sabía que era cosa del pasado y aunque Jiwoo estaba a su lado y la boda seguía en pie, algo le decía que las cosas eran diferentes.

Ella ya no era Jiwoo.

Ni tampoco Jungeun era la misma.

Por su parte, intentaba constantemente llamar la atención de Jinsol, queriendo pasar el mayor tiempo a su lado. Se sentía como una niña pequeña deseando ser amiga de la chica más popular de la escuela, o como una adolescente gritando porque el chico de sus sueños la mirara, pero la realidad no estaba muy lejos.

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