|O9|

355 35 1
                                    

IRIN∆
        IS∆SI∆ de Doblas.

        Gracias a la elevada movilidad de mi inquieta anatomía siento el caer de algunas sedosas ondas de cabello en el rostro, por lo que no lo dudo y echó aquellos molestos mechones frágiles hacia atrás, mandándolos a volar a quién sabe dónde. Con la azulada luz lunar dándome justo en lo celeste de mis ojos camino concentrada, segura, sabiendo perfectamente a dónde ir. Lo único que escucho en medio del aburrido recorrido es el fuerte sonar de mis tacones sobre el duro piso.

        ¿Qué quién soy? Nadie, sólo. . . Una mujer sencilla y casada, como cualquiera de la sociedad alta, hermosa y respetada, la modelo más añorada. Tengo amistades falsas, como todas las millonarias, y un muy profundo secreto que si en algún momento se revelara me convertiría en la mayor vergüenza para mi género: la infertilidad. Si, soy una de esas a las que llaman. . . inútiles. No sirvo para lo que una dama lo hace normalmente, gracias a mi suerte estoy condenada a una vida sin hijos, de completa soledad, y jamás podré complacer del todo a mi esposo, puesto que mi problema es horroroso.

        Desde pequeña me han instalado en el cerebro que tener bebés es mi destino. Mamá me crió cual respetuosa señorita y explicó que, ya de mayor, yo me casaría con un hombre rico al que bendeciría como toda hembra: dándole y entregándole en manos a un muy sano heredero. Y sí, me casé con un respetado hombre de dinero, pero nunca le brinde un heredero. Y créanme que intente de todo, usando tratamientos de lo más costosos, pero nunca gane nada. Los tratamientos no surtieron en ningún momento un efecto positivo y como de costumbre, terminaba exactamente igual: vacía como antigua casa en abandono, pérdida en un bucle infinito repleto de la misma mierda de siempre.

        Lo único que mi asqueroso problema me regaló fue un año de dolor, yo caí en depresión y por nada salía de la habitación, los libros ya no tenían el mismo efecto antiguo sobre mí y mis amistades junto con mi esposo comenzaron a alejarse, en esos tediosos días extensos, me sentí tan sola. Como si nadie me entendiese, incluso deseé la muerte. . . Pero Rubén. . . Bueno, él llegó tan feliz un día que decidí quedarme un tiempo más. Con una sonrisa siendo dibujada gigantesca en su cara trajo algo que me levantó todo, el autoestima, el ánimo, las ganas de vivir. . . La esperanza.

        «—¡Lo conseguí, amor, al fin lo hice!» Recuerdo que me dijo, el enorme brillo puesto en sus claros ojos atinó a clonarse en los confundidos mios. No sabía en lo absoluto a que era que se refería y aún así yo salte en la cama. «Mira, mira esto» Él señaló eufórico la encandilante pantalla de su encendido móvil, golpeando de vez en cuando esta misma con la prolongada largues de sus dígitos. Yo, por supuesto, me confundí y ajustando un rubio mechón de abundantes hebras doradas justo por detrás de mi acalorada oreja colorada; en aquel momento volaba de fiebre, tomé a ese aparato entre mis manos. Lo primero que capté, un tanto extraviada, fueron los varios mensajes de lo que parecía ser un abierto chat en WhatsApp. En ellos se leían muchas cosas extrañas que no llamaron demasiado mi atención como lo hizo lo siguiente:




«¿Están de acuerdo con mi propuesta? Piénsenlo bien, es una cantidad elevada.
12:30✓✓

Aceptamos, señor. Le entregaremos a nuestro, pequeño. La cantidad es más que suficiente para nosotros.
12:33✓✓

Muy bien. El trato está hecho.
12:33✓✓»




⟩ ¡ᴅᴏɴᴄᴇʟ ᴀ ʟᴀ ᴠᴇɴᴛᴀ! ›› RubiusplayWhere stories live. Discover now