Capítulo 2. - Una lejanía necesaria.

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Pov Calle.

No podía estar tranquila sabiendo que había, de nuevo, gente allá afuera tratando de hacernos daño, me negaba rotundamente a creerlo, pero el caso es que todo era real, mi cuñada estaba secuestrada bajo órdenes de Johana Garzón, de solo pensar en su nombre se me producía un ardor en la boca del estómago. Me tenía harta, si su problema era conmigo o con mi esposa ¿Por qué siempre tenía que buscar la manera de jodernos involucrando a terceros?

Dejé a mi mujer con los demás y subí directamente hacia la sala donde se encontraban todos los niños, en cuanto Dani me miró corrió a mi encuentro con sus bracitos abiertos y una sonrisa que me derretía el corazón.

—¡Mami! ¿Tomo eshtá el bebé? —Con mucho cuidado colocó sus manitas sobre mi vientre y me sonrió.

—Está muy bien, mi amor. Aún es muy pequeñito. —

—¿Me estusha?

—Si le hablas muy cerquita y en voz bajita puede que sí. Pero como te digo aún es muy chiquito.

—Mamá dishe te ella siempre le habla

—Sí, tu mamá le habla todas las mañanas al despertar. ¿Le quieres hablar?

—¡Shí! —Incluné un poquito mi cuerpo hacia abajo para que Dani pudiese hablarle a mi vientre, no quería romperle ninguna ilusión.

—¡Holi, bebé! Yo shoy Nani Talle, hijo de Poshosaurush y Nani, te tamién son tush mamish.

—Dile que eres su hermanito.

—Dishe mami te shoy tu manito así te voy a tuidar mucho mucho tuando salgas de ahí, none yo ya estuve. —Me miró con esos ojitos avellana tan hermosos que me fue imposible tomarlo en mis brazos y alzarlo al momento en que llenaba sus mejillas de sonoros besos. No podía creer que ya habían pasado 5 años desde que lo había tenido en mi vientre durante 9 meses.

—¿Tienes hambre, bichito? —

—¡Mucha! —Gritó en medio de una sonrisa sobando su pancita. —Mis tipitas hacen ruido —

—Es porque esas tripitas quieren comer. ¿Qué se te antoja?

—¡Pasta! —

—¿Quieres pasta? —Mi hijo asintió. —Pasta será, mi amor. ¿Me ayudas a prepararla?

—¿Me pono mi lelantal?

—Delantar, mi amor. Y sí, pontelo.

Caminé con él en brazos hasta la cocina mientras escuchaba una de sus historias en el jardin de esas donde incluía su pequeño egocentrismo y coquetería con las niñas.

—Ya te he dicho que aún no tienes edad para eso, chiquito. Mira, tienes 5 años, apenas estás en el jardín y te quedan muchos años para disfrutar.

—Pero mamá shiempe dishe te ella era así contigo. —

—Pero ella y yo ya éramos mayores.

—¿Mucho?

—Sí, si me prometes que solo te vas a preocupar por ser un niño, yo te voy a contar cómo conocí a tu mamá.

—¿Sholo e niño de mami?

—Exacto, el niño de mami.

—El principito de mamá. —Cami añadió entrando a la cocina. —¿Van a cocinar?

—Sí, mi vida. ¿Tienes hambre?

—Mucha mami. ¿Les puedo ayudar?

—Claro que sí. Ven. —Extendí mi mano hacia la de mi princesa y la estreché entre mis brazos.

La Princesita de Papá: Los Calle Garzón. - Calle y Poché - (SEGUNDA TEMPORADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora