ꗃ Hoseok y Hosuk son gemelos pero mientras uno prefiere una tarde tranquila con un café helado, otro quiere irse a las Vegas y gastar por montones.
Esta historia está centrada en un hermano y como sin saberlo, y por culpa del destino (y de su gemel...
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El hospital parecía extrañamente tranquilo mientras Hoseok se dirigía hacia la habitación. Se paró en el umbral mirando la habitación a oscuras, excepto por un círculo de luz de la lámpara que había sobre la cama de Yoongi. Era tarde y los señores Min debían de haber vuelto a su hotel hacía horas.
Se acercó a la cama y se permitió el lujo de mirarlo. Se había convertido en alguien tan importante para él en un período de tiempo tan corto que daba miedo.
Suspirando, extendió la mano para apartar un mechón de cabello de su frente y, antes de que pudiera apartarlo, Yoongi abrió los ojos y lo miró.
—Sabía que vendrías —dijo suavemente. Incapaz de apartar la mirada de esos ojos magnéticos tan cerca de los suyos, Hoseok contuvo el aliento.
— ¿Lo sabías? —susurró el menor.
Estaban tan cerca, que podía sentir el calor que desprendía y su aroma lo hizo sentir un poco mareado. Nunca en toda su vida había sentido algo tan intenso, tan poderoso como lo que sentía cuando estaba con el mayor.
—Sí. Desde el accidente hay como una carga de electricidad entre nosotros, Hobi. Yo lo he sentido y sé que tú también.
Desde luego que lo había sentido. Lo estaba sintiendo en ese mismo instante, pero sabía que no debía dejarse arrastrar.
—Yoongi... —protestó el acanelado, aunque incluso a él mismo le sonara falso.
— ¿No me vas a besar? Sabes que lo estás deseando y yo me estoy volviendo loco sólo de pensarlo.
Sus palabras eran una tentación y Jung se quedó temblando cuando miró la boca a unos centímetros de la suya. Yoongi quería que lo besara y el menor lo deseaba tanto que era una agonía negárselo.
Pero Hoseok sabía que besar a ese hombre sería un error. Un grave error. Por el momento lo único que había hecho era preguntarse cómo sería si lo hiciera. Si aceptaba su invitación, lo sabría y, dado que tendrían que separarse pronto, podría convertirse en un recuerdo insoportable. Si había un momento en el que tenía que ser sensato, aquél era ese momento. Usando lo que quedaba de su sentido común, Hoseok comenzó a formular una negativa, pero las palabras murieron en sus labios cuando sus miradas se cruzaron de nuevo.
—Hoseok.
Su nombre no era más que un suspiro, pero a Hoseok le pareció que lo oía en cada fibra de su ser. No habría podido moverse aunque hubiera querido. La razón se desvaneció bajo el peso del deseo. Su único pensamiento era que tenía que saber, que necesitaba saber cómo eran esos labios, cómo sabían. Su vida entera parecía depender de ello y, prendido en una red tan fina como una tela de araña pero tan fuerte como el acero, lenta pero firmemente empezó a acercar su rostro a la de Yoongi.
