ꗃ Hoseok y Hosuk son gemelos pero mientras uno prefiere una tarde tranquila con un café helado, otro quiere irse a las Vegas y gastar por montones.
Esta historia está centrada en un hermano y como sin saberlo, y por culpa del destino (y de su gemel...
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Si Hoseok tenía alguna duda sobre los sentimientos de Yoongi, los días siguientes le habrían despejado porque apenas lo vio. Fiel a su palabra, dormía en la habitación pequeña y se iba a la oficina antes de que el menor se levantara. Era difícil de aceptar, porque se había acostumbrado a dormir con el mayor y para Hoseok era casi imposible dormir sin tenerlo al lado.
Perdió el apetito pero se obligó a sí mismo a comer por el bebé. Para añadir más angustia, los mareos y las nauseas que apenas había sufrido hasta ese momento, empezaron a hacerse sentir. Como tantos embarazos, descubrió que las nauseas no aparecían sólo por las mañanas.
Eran unos momentos terribles, pero estaba determinado a soportarlo todo. No había sabido lo que era sentirse solo hasta que Yoongi decidió apartarlo completamente de su vida. Llegaba tarde a casa por la noche, ya cenado, y se encerraba en su estudio hasta que se iba a dormir. Si se cruzaban en la casa, el mayor se portaba de forma educada pero distante y Hoseok lo soportaba porque sabía que tenía derecho a estar herido y furioso.
Sólo una vez intentó romper el muro que los separaba. El domingo siempre había sido el día en que Yoongi se relajaba. Por regla general, nunca se llevaba trabajo a casa y normalmente lo pasaban haciendo algo especial.
Hoseok no esperaba que siguiera siendo así, pero tampoco había esperado que se encerrara en su estudio todo el día. Sabía por qué lo estaba haciendo y lo ponía furioso. Podía soportar que quisiera castigarlo, pero no a costa de ponerse él mismo enfermo. Fue esa preocupación lo que hizo que se dirigiera a su estudio esa noche.
Cuando Yoongi levantó la mirada, Hoseok pudo ver sus ojeras y su piel más pálida de lo normal y su corazón se llenó de angustia.
—Estás trabajando demasiado, Yoongi. Hay un documental en la televisión de los que te gustan. ¿Por qué no vienes a verlo conmigo? —sugirió esperanzado.
Si él se ablandara un poquito, quizá podrían hablar.
—Tengo muchas cosas que hacer —rehusó Min, volviendo a poner atención en los papeles.
Con lágrimas en los ojos, dijo:
— ¿Ni siquiera vas a sentarte conmigo un ratito? Te echo de menos —comenzó tembloroso.
—No recuerdo ninguna parte de nuestro contrato matrimonial en la que diga que debo entretenerte —Yoongi contestó sin mirarlo, por lo que Hoseok no pudo ver su gesto de dolor.
—Por lo menos deja de trabajar. Estoy preocupado por ti.
—No tienes por qué. Te absuelvo de cualquier responsabilidad sobre mi salud.
— ¡Maldita sea, no me digas que no tengo derecho a preocuparme!
—Creía que no te importaría.
— ¿Ah, sí? ¡Pues crees demasiadas cosas! —después de un segundo, intentando controlarse preguntó—. ¿Cuánto tiempo va a durar esto?
