Don't fight alone...

65 16 17
                                    

—Si sigues haciendo eso vas a revelar nuestras ubicaciones. —Una voz de mujer se escuchó a sus espaldas.

Sus ojos se tornaron normales al instante, el chiquillo se había despertado.

—Nosotros estamos cumpliendo la ley, estamos en nuestras tierras, no pueden hacernos nada. —Le contestó tranquilo, con voz gruesa y repasando tranquilamente los anillos que adornaban sus dedos.

—Estoy segura que tu plan no va a funcionar. Son sus malditos primogénitos... aunque podemos usar de ventaja el que no recuerden que lo son. —La mujer se sentó a los pies de una cama con dosel.

Se encontraba mirando fijamente a su marido. Amaba hacerlo enojar, pero sin sobrepasar sus límites.

—Nada va a fallar, Hera. —dijo firme. Se encontraba mirando por la ventana de su habitación, el toque en sus anillos había permanecido.

—Como digas, pero ya te voy diciendo... deberías preparar otro plan por cualquier cosa. —Sin más, salió de la habitación escuchando a sus espaldas un bufido proveniente de su esposo.


➳➳➳ 


—¿Por qué el cuarzo no me protegió?, ¿No se supone que para eso son? —Un pequeño rizado no había dejado de hacer preguntas desde aquel encuentro con cierta Diosa.

—Mi cuarzo no protege tu mente, protege tu espíritu. —Nerissa los había acompañado por la orilla del rio. Lo haría hasta que ya no pudiera avanzar más.

—Ya veo... —No entendía muchas cosas... directamente no entendía nada, pero sinceramente, su lado chismoso podía más que él y ya no pensaba irse de ese lugar sin al menos saber que mierda pasaba ahí.

—¿Cómo fue tu niñez, Harry? —Preguntó la sirena viendo hacía el frente.

—¿hum?, pues... ¿Normal?, no sé cuál sea la definición de "normal" en este lugar, pero así puedo describirla. —Esperó alguna respuesta de su nueva amiga. Al no escuchar nada, decidió continuar. —Mi madre me leía muchos cuentos, algunos escritos por ella, también adornó mi habitación con una cascada pintada por ella. Cuando crecí repinté mi habitación, pero nunca pude borrar esa pintura. Aunque hace poco la tapé con un espejo porque los últimos meses me daba una mala vibra que no había sentido antes. —Contó restándole importancia.

Le habían preguntado sobre su infancia, y terminó dando los detalles de como estaba pintado su cuarto.

—Ya veo, ella... ella te quiere mucho, ¿cierto? —Prestó atención a la forma en la que había dicho aquello, un roce muy triste en su voz fue lo que percibió.

—Supongo que sí, pero bueno, igual después tuvo que trabajar, no por problemas de dinero, simplemente ella no está adherida a los estándares que dicen que la mujer esta hecha para ser madre y ama de casa. Fue ahí donde conocí a mi nana. —Nerissa no sabía como reaccionar a esos estándares tan idiotas, al menos ella nunca había escuchado algo parecido.

—¿Qué hay de tu infancia, Nessa? —Sintió las comisuras de sus labios elevarse ante el diminutivo del omega.

En un segundo esa sonrisa cayó al tener que responder la pregunta antes mencionada.

—No es importante, tengo una hermana, es... complicado, y mis padres son sirenas ocupadas. —El rizado entendió de inmediato que no debía preguntar más.

La mirada de Nerissa viajó directo al omega al que le estaba haciendo compañía. Su mente viajó a años atrás, donde cierto niño de ojos verdes le decía lo hermosa que era, el como venía sin falta al menos tres veces a la semana.

A la sombra de un robleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora