Capitulo cinco: Evans.

90 7 0
                                    

— Don Eduardo — Saludó.

Al parecer si conocía a mi viejo.

Mi abuelo no tardó en acercarse a él para estrechar su mano con confianza y una sonrisa de oreja a oreja, me mantuve parado a un lado de ellos con notable incomodidad, aún no olvidaba lo anterior.

— Estaba a punto de llamarte — Comentó mi abuelo.

— ¿Ocurrió algo? — Por el tono de voz que tenía este chico con mi abuelo, se notaba que le tenía mucho respeto.

— Quería presentarte mejor a mi nieto.— Me miró.— Pero ya se reencontraron.

Qué.

— ¿Reencontraron?— Pregunté confundido, no recuerdo haberlo visto.

— Si po', el Nico me acompañó a ir a buscarte en la mañana.— Respondió.

Asentí aún aturdido, entonces aquella persona que ni se veía por la cantidad de abrigos que traía en la mañana era él.

— ¡Nicolás!— Una voz conocida se hizo presente, Don Pablo gritaba aquel nombre desde la entrada del establo.

Hizo una señal hacia el chico para que se acercase, por lo que asintió.

— No demoro.— Intentó tranquilizar a mi viejo mientras tomaba un par de riendas que estaban colgadas.

Golpeó su hombro mientras sonreía.— Tómate tu tiempo, luego te llamo.

Nicolás se despidió ante eso y se fué, no sin antes mirarme de reojo, no entendí muy bien su mirada pues no duró mucho.

Miré a mi abuelo, quien sonreía mientras veía al chico alejarse, supongo que mi viejo también le tenía cariño.

Me tomó atención.— ¿Y? ¿Te gustaron?— Preguntó refiriéndose a los caballos.

Asentí omitiendo la anécdota de que aquel caballo que estaba a sus espaldas había intentado asesinarme.

— ¿Para qué son?— Pregunté.

— Crianza, los dueños son amantes de los caballos.— Contestó.— Tengo uno.

— ¡¿En serio?!— Asintió alejandose un poco de mí, lo seguí impaciente.

Se paró frente a uno de los establos, abriendo la puerta al instante.— Pablo me lo regaló en mi cumpleaños.

Comentó mientras sacaba un caballo grande de color castaño, estaba bien cuidado y tenía un par de trenzas en su largo cabello y cola.

Sonreí acercándome al caballo, aún tenía miedo de acercarme a los caballos por el blanco de antes, pero como mi abuelo estaba cerca, sabía que no había peligro.

Leí su cartel "Evans", miré a mi abuelo buscando respuestas.

— Ah. No soy bueno pa' los nombres — Respondió encogiéndose de hombros.

— ¿Entonces le pusiste "Evans"?— Molesté.

Bufó.— Entonces piensa en uno tú.

Lo miré perplejo.— ¿En serio?

— Sí — Contestó simplemente.

¿Ahora que hacía? Literalmente en toda mi vida nunca tuve que elegir un nombre para si quiera una mascota, el único animal que había en mi casa era el gato de mi hermano chico y se llama 'Negro', muy original.

Sin embargo acepté.— Déme tiempo para pensarlo.

— No mucho porque si no, se queda así — Advirtió.

Huaso. [BL]Where stories live. Discover now