👑 Capítulo 12👑

4.7K 873 106
                                    

Kylliam y yo permanecemos en silencio después de que esas palabras abandonan sus labios

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kylliam y yo permanecemos en silencio después de que esas palabras abandonan sus labios. Mis manos siguen tomando las suyas y lo miro a los ojos intentando entender un poco esa personalidad tan confusa que tiene. ¿Quién es verdaderamente el chico que tengo en frente? Todos dicen que es una persona sin corazón pero aquí frente a mi tengo a una persona totalmente distinta, con una mirada cálida y agradable.

De repente se remueve incómodo y se aclara la  garganta, aparta sus manos de las mías y  desvia a mirada hacia la derecha del parque como si allí hubiese algo muy interesante, estaba huyendo de mi mirada.

—Creo que debemos irnos, ¿no? —me pregunta nervioso y no puedo evitar reírme porque he logrado que Kylliam Wesh se ponga nervioso—. Está haciendo algo de frío.

Asiento y me pongo de pie dándole la espalda y dispuesta a marcharme, pero cuando doy dos pasos su mano toma mi brazo y me hace girarme, dibuja una sonrisa en su rostro antes de hablar.

—Ten —me dice pero no entiendo a qué se refiere hasta que bajo mi mirada al suelo y lo veo quitarse sus zapatos y ofrecérmelos—. Vas a resfriarte si sigues con los pies en suelo.

—No, no, puedo irme así tranquilo.

—Eva, llevamos una noche en paz, puedes por favor ponerte los malditos zapatos y mover tu culo a tu cuarto.

Lo miro fastidiada y aunque siento el impulso de decirle sus cuatro cosas por querer tener el control de todo siempre, asiento como niña buena y me pongo sus zapatos, los que por supuesto me quedan enormes. Kylliam trata de disimular una sonrisa y le doy un manotazo en el hombro.

—Te odio —le digo e intento caminar pero vuelve a sujetarme por el brazo.

—¿Te vas a ir sin despedirte? —sus ojos verdes me miran con diversión y picardía.

—Que pases buena noche —le digo y vuelvo a fallar cuando intento marcharme.

—Me pasé horas aquí esperándote en el frío —me dice fingiendo estar dolido porque puedo oler la mentira en su cara—. Merezco algo mejor. ¿No crees?

—¿Algo cómo qué?

—Un beso.

Aguanto la respiración para no soltarle una carcajada en su cara y me mantengo serena mirándolo. Claro, mi grandiosa cabeza sabe exactamente lo que merece el príncipe ególatra.

—Vale —acepto y me mira sorprendido.

—¿En serio? —abre los ojos sorprendido por mi respuesta.

© Antes Muerta Que Princesa | PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora