Emily Potter: La Inigualable

I. The truth

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—¿Estás segura de que quieres hacerlo?, en todo caso tienes mi apoyo y además es tu decisión —Hablo Albus con un tono de voz tranquilo.

—Sí, estoy segura, pero no quisiera estar lejos de los chicos —Hable pensando en cómo reaccionarían los chicos.

—Lo sé señorita Black, lo sé —Dijo sentándose.

—Yo solo quiero rehacer mi vida —Hable.

—la entiendo Señorita Black y cuenta con todo mi apoyo recuerda, que si quieres volver eres bienvenida —Dijo Dumbledore con una sonrisa sincera.

—Gracias Albus, me iré yendo los chicos me deben estar esperándome —Dije la cual él me dio una sonrisa así que abrí la puerta y salí del despacho.

Mientras caminaba por los pasillos para poder llegar a mi clase, la cual me tocaba con los de 5 año de Gryffindor y Slytherin.

Empecé a caminar apresuradamente hasta que Fred se tropezó conmigo.

—¡Lo siento madrina! —exclamo Fred para salir corriendo que más atrás estaba George corriendo detrás de él.

—¡Fred espérame! —Exclamo George la cual yo reí.

Extrañaré este lugar definitivamente.

Al llegar a mi clase todos ya estaban sentados con sus pergaminos en la mesa junto a su pluma.

—Buenos Días, chicos —Salude con una sonrisa—hoy trabajaremos sobre los vampiros.

«Lo principal de un vampiro es su sed de sangre aunque hay algunos que tras alcanzar una larga cantidad de años parece que es capaz de reprimir durante tiempo ese impulso. El aspecto de los vampiros es quizás él más similar a las personas normales por eso tienen la facilidad de camuflarse por las noches, ya que la luz solar es su mortal enemigo, pero, no los quemaba sino que su piel brilla como diamante cuando un rayo de sol lo ilumina.»

Continué.

«Los poderes de un vampiro son muy especiales tienen una vitalidad y una fuerza sorprendente mucho mayor a la de un mortal, también tienen la capacidad de no morir nunca, ya que permanecen jóvenes eternamente porque los años no les afectan, dicen que pueden controlar tus emociones, torturarte con tan solo decir una palabra, hipnotizar y leer el pensamiento de la sus víctimas.
Los métodos que se creían necesarios para matar a un vampiro son diversos van desde la exposición a los rayos solares, hasta a típica estaca en el corazón, la cruz o el ajo. Pero, no al contrario solo los de su especie, brujas o lobos pueden matarlos con tan solo arrancarles la cabeza y quemar el resto de su cuerpo»

La clase continuó y al terminar decidí contarles que este era mi último día con ellos.

—Hasta aquí la clase y también está fue su última clase conmigo, debido a que me iré de Hogwarts.

El aula quedó en total silencio y noté como Harry se ponía pálido.

—¿Cómo? —pregunto Draco sin poder creerlo.

—No puede irse —dice Hermione.

—Lo lamento chicos, la verdad me alegro haber pasado estos 5 años con ustedes, pero me tengo que ir —hable con una mini sonrisa— ahora sí se pueden retirar.

Poco a poco se fueron retirando y logré ver cómo Harry aún seguía pálido creo que se le bajó la presión.

Note que Carson se empezó a acercar a mi escritorio.

—Sr. Black, ¿Necesita algo? — pregunté con una sonrisa.

—Sí, necesito que hablemos en privado —dijo serio.

—Claro — suspiré— vamos a mi despacho.

Al llegar a mi despacho Carson se sentó en el sillón y yo me senté enfrente de él.

—¿De qué quieres hablar? —Pregunte con un tanto de curiosidad.

Carson se quedó en silencio un rato, luego soltó un gran suspiro y note como se le aguaron los ojos.

—Tú eres mi madre, ¿No?

Sentí como mi corazón latía con fuerza.

—Yo... —intente decir algo, pero, no podía.

—No me mientas, te escuché —dice Carson mientras por sus mejillas se deslizaban unas cuantas lágrimas— Escuche cuando le decías a la profesora Mcgonagall que no te querías ir por mí, porque era tu hijo.

A este punto ya estaba llorando.

—Carson...

—Solo dime la verdad, por favor —suplico levantándose del sillón.

—Sí, soy tu madre —dije entre sollozos.

Carson rompió el llanto.

—¿Por qué me abandonaste?

—No te abandone, los mortífagos te secuestraron —dije acercándome a él—tú eres la luz de mis ojos Carson, tú y tu hermana.

—Es Hermione, lo sé —dijo mientras se secaba las lágrimas—Lo sé todo.

—Sí, así es.

—¿Puedo abrazarte? —Pregunto Carson la cual yo asentí.

El abrazo fue largo, deberás lo necesitaba.

—Entonces, soy tu hija —dijo una voz femenina desde la puerta.

—Hermione...

—Ya entiendo por qué todos me decían que me parecía mucho a ti, ahora lo entiendo todo —hablo Hermione acercándose a mí para luego abrazarme—¿Por qué me dejaste con los Granger?

—Estabas enferma y estábamos en tiempos difíciles, y yo no confiaba en dejarte en manos de un mago.
La señora Granger fue tú doctora. Pero, ese día mi hermano, Lili y tu padre fallecieron. También esa misma noche Bellatrix había secuestrado a Carson y ahí me di cuenta de que nunca ibas a estar a salvo a mi lado, así que les pedí a los Granger que te cuidarán, por tu seguridad.

(...)

Al caer la noche recogí algunas cosas que me faltaban y después me acosté a dormir.