Capítulo 1:

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¡Hola chicas/os!

¡Feliz Año Nuevo! Espero que hayáis pasado unas buenas fiestas y que el covid no os haya fastidiado mucho.

Bien, cómo sabéis os comente de que otra historia estaba rondando mi cabeza... Pues he decidido empezar a subirla ¡Espero que os guste! La pareja principal será Tomarry. Pasaros por ella y decidme cómo la veis, eso me ayudaría mucho. No os cuento mucho sobre ella porque no os la quiero fastidiar... Se llama Tempus: A la deriva.

Se que estáis con ganas de que actualice las otras historias pero el bloqueo continúa igual, espero que dentro de poco pueda actualizaros las otras.

Me encanta leer vuestros comentarios, algunos son super graciosos y divertidos. Y ver que os metéis en la historia me encanta. Sois la gasolina de mi imaginación y me dais la emoción de continuar al ver que estáis tan contentos.

Bueno, espero que hayáis entrado con buen pie este año.

Os leo, un beso grande y un gran abrazo para todos

Harry iba paseando por las calles de Londres vestido lo más muggle posible, llevaba la capucha de la sudadera intentando ocultar lo máximo posible su cara para que las cámaras de las calles no le pudiesen reconocer

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Harry iba paseando por las calles de Londres vestido lo más muggle posible, llevaba la capucha de la sudadera intentando ocultar lo máximo posible su cara para que las cámaras de las calles no le pudiesen reconocer.

Las calles estaban casi totalmente desiertas si no fueran por las marchas de los militares muggles que iban haciendo reconocimientos en busca de magos y brujas. Todavía no se creía lo que había pasado durante estos tres años. A veces le entraba risa al recordar cuando estaba cazando los horrorcruxes creyendo que Voldemort era lo peor que podría pasar, pero el destino decidió demostrarle que en verdad lo peor llegaría después. El dolor de la traición al saber que todo fue una pantomima, un gran juego de ajedrez en el que Albus Dumbledore supo muy bien como mover sus piezas para que cuando ya no pudiesen defenderse poder atacar él y su amante.

Harry salió del carril de los recuerdos al escuchar a una mujer gritar. Casi paró en seco pero se obligó a continuar andando sabiendo que si se detenía, ellos vendrían a por él.

-¡Por favor, no! ¡No soy una bruja!- Suplicó la mujer mientras era arrastrada por los militares calle abajo. Mientras pasaba cerca de ellos, por unos segundos a Harry se le detuvo el corazón, dos de los militares le miraron fijamente hasta que prácticamente le perdieron de vista. Con paso rápido e intentando no parecer que huía se metió por un callejón para salir por otra calle colindante.

Compaso su respiración para que pareciese tranquilo y aunque sus manos estuviesen en los bolsillos de la chaqueta, en una de sus manos un cuchillo sujetaba con fuerza. Agudizó su oído intentando escuchar si al final los imbéciles de los militares habían decidido seguirle, pero pasaron los segundos y no se escuchaba nada más que el susurro del aire contra los árboles.

Harry suspiró de alivió y continuó su camino, sabiendo que para llegar a su destino tendría que dar varias vueltas para despistar a militares de sus rondas o las cámaras que ahora plagaban el mundo.

Con eso volvió al carril de los recuerdos que antes tan abruptamente había abandonado. El primer año Dumbledore y Grindelwald consiguieron gobernar con puño de hierro el mundo mágico para el segundo año ambos tiranos decidieron ambicionar más y rompieron el estatuto secreto. A partir de ahí el caos reinó.

Los no mágicos entraron en pánico y no aceptaron que esos dictadores fuesen sus amos y señores, así que se defendieron y atacaron. Miles de magos y de brujas ya fuesen del antiguo bando de la luz o del antiguo bando de los mortífagos murieron. Así empezó el fin de un mundo, cada país decidió buscar su parte mágica y destruirla como fuese posible, ya fuesen animales o criaturas.

Por primera vez en su vida los magos y brujas del mundo temieron la verdadera amenaza que eran los no mágicos. Y aunque se les debía de dar las gracias por casi asesinar o expulsar a los tiranos, el precio era demasiado alto. Si los magos y brujas no eran asesinados, eran secuestrados para servir como experimentación.

Harry expulsó el aire que había contenido al ver el cadáver de una niña en el suelo de un callejón. No hacía falta ser adivino para saber que era una pequeña bruja. Apretó los puños por la rabia y continuó andando mientras de manera sigilosa se colaba por un edificio.

Dentro del edificio subió por los escalones que sabía que no sonaban y se acercó ágilmente a una ventana mientras se intentaba ocultar entre las sombras. Desde ahí vio a un grupo de cuatro militares que hacían guardia enfrente del Caldero Chorreante.

-¡Joder Smith, esto esta totalmente muerto!-Se quejó uno de los militares en voz alta con pose relajada completamente apoyado en la pared.

-¡Johnson deja de quejarte pedazo de vago!-Gruñó uno que estaba en la esquina con una M16 en alto.

-¿Sabéis algo de la sargento Davies?-Preguntó otro en voz más baja mientras escupía al suelo y toqueteaba el walkie-talkie.

Harry ante esto sacó suavemente la mano que tenía libre y con magia no verbal y sin varita decidió indicar la señal en el galeón, que tenía escondido en el bolsillo. Segundos después la respuesta le llegó cuando la moneda se calentó en su mano, se volvió a esconder la moneda y con inquietud se alejó de la ventana. Se acercó a su salida sabiendo que solo tenía una oportunidad y que más le valía poder llegar al otro lado.

-¡Johnson, Smith y Williams, volved a la patrulla principal! ¡Disturbios que no podemos aplacar! ¡Repito: Volved a la patrulla principal!-Se escuchó las órdenes en una voz algo electrónica por parte de los walkie-talkies. Inmediatamente los militares que estaban de guardia empezaron a correr mientras en voz alta decían insultos variados.

Harry aprovechó el ruido para poder salir por la ventana de al lado y poder cruzar la calle haciendo equilibrio mientras andaba por el cable de tensión que conectaba un edificio al Caldero Chorreante. Lo más rápido que pudo piso el techo del edificio y con impulsividad saltó hacía el callejón y con magia sin varita intentó que su caída no se escuchase.

Al llegar a suelo firme su mirada pasó a la pared del callejón donde estaba completamente rota y se veía un desolado y destruido callejón Diagon. Se medio agachó y sacó el cuchillo de caza que siempre llevaba encima, con desconfianza se adentro en él. Sospechoso decidió que para poder llegar al final sería mejor no hacerlo como si pasease, así que se empezó adentrarse por los huecos de las tiendas para poder intentar pasar lo más desapercibido.

Después de pasar por varias tiendas su sentido de guerra, como llamaba Ron de manera cariñosa, se activó y antes de que pudiese pensar su cuerpo actuó y el cuchillo se colocó a centímetros del cuello de una sombra femenina. Para suerte de la víctima, el cuchillo de ella también acabó en su cuello. Durante unos segundos ambos no hablaron ni casi respiraron inmediatamente después bajaron el cuchillo lentamente.

-¡Joder Esmeralda, casi me matas del susto!-Le recrimina la mujer en susurros. Harry hizo una mueca en algo parecido a una sonrisa.

-Lo siento Malaquita, creía que me esperarías más cerca...-Contestó Harry relajándose algo. La mujer respiró profundamente para luego negar rápidamente con la cabeza.

-Ojo de tigre (Hermione) sospecha de que hay invasores por el callejón o por el callejón Knockturn.-Advirtió mientras ambos se movían de la misma manera. Ante lo dicho Harry se tensó pero continuaron el trayecto.

Ya casi cerca del punto ambos pararon de andar y se pusieron en vigilancia. Entonces la mujer sonrió salvajemente a Harry, este solo arqueó una ceja de manera interrogativa.

-¿Una carrera Esmeralda?-Preguntó retadora, poniéndose en posición. Ante eso su respuesta fue ver como Harry se colocaba como ella. Ipso facto ambos corrieron hacia la meta, que era nada más y nada menos que el banco Gringotts. Las alarmas de ambos empezaron a sonar cuando dos balas les rozaron cuando abrieron las puertas.

Consiguieron entrar y cerrar con todas protecciones Goblins habidas y por haber, seguidamente ambos rompieron en risas nerviosas y estridentes.

Tempus: A la Deriva.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora