On The Low [Tokyo Revengers]

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Futuro, Sugey Sano, 27 años.

Ladeé mi cabeza mirándome en el espejo.

—¿Me veo bien, hermanito? —Pregunté.

Mikey me miró mientras bebía algo, y luego lo escupió.

—¿Cómo que si te ves bien? No vas a salir con eso a la calle.

—¿Por qué no? Tengo derechos, artículo me vale madre, toda persona tiene derecho a vestirse como le de su pinche gana y su hermano todo pendejo no puede opinar porque su hermana tiene libre albedrío.

—Ese artículo te lo sacaste de las chichis.

—¿Y qué tiene? Nada más te pregunté que si me veía bien. —Bufé.

—¿Y a dónde piensas ir vestida así?

—Focus Mikey, focus, obvio iré a ver a mi amorcito.

—Ese amorcito tuyo me cae de la verga, ¿No te pudiste encontrar algo mejor? En verdad creí que tenías mejores gustos.

—Ay cállate, mejor yo que tú. —Dije mirándolo de arriba a abajo. —Además, Hanma es un buen amorcito que me consciente más que mi propio hermano.

—Nanananana, la otra vez te compro unos chocolates de los que no me gustan.

—¿Te los comiste? —Cuestioné con sorpresa. —¡Mikey, por eso estás gordo!

—No estoy gordo, sólo estoy pachoncito. —Lloriqueó.

—¡Jefe! —Exclamó alguien golpeando la puerta y Mikey se puso serio, el sujeto entro haciendo una reverencia.

—¿Qué demonios quieres? —Gruñó Mikey acomodándose el saco.

—El señor Kisaki está esperándolo abajo. —Murmuró.

Mikey suspiró y asintió. —Dile que bajo en un momento.

—Si, señor. —Dijo el tipo y se fue.

—Aish, ese Kisaki me choca, nunca me deja en paz. —Mikey viró los ojos.

—Ay relájate, Kisaki es un buen compañero, te ha ayudado mucho a estar hasta donde estás. —Le dije acomodando su cabello. —Anda, ve con él, seguramente tiene algún otro plan para seguir creciendo en la Toman.

—Suga, no sé por qué demonios confías tanto en ese tipo, me da malas vibras.

—¿A caso no recuerdas que Kisaki me salvó? Le debo mucho a ese tipo. —Murmuré. —Ya vete, yo iré a encontrarme con Hanma.

•••

Presente, Sugey Sano, 15 años.

—Y que agarra y que me dice, no es que tú eres un chaneke, y que agarro y que le digo, ah sí, pues tú eres un poste de luz, pero de lucifer. —Decía Mikey mientras comía palomitas. —Mendigo Kenchin, me cae bien gordo.

—¿Y por qué estamos hablando de Draken si estábamos hablando de que Baji y Kazutora se salieron de la Toman?

—Ah, es que quería decirte mis penas. Volviendo al tema... Pues es que el pinche Kazutora se salió que porque ya no se sentía a gusto, y luego hoy en la reunión... Dónde nombramos a Kisaki como miembro de la Toman... Aguanta deja ordeno mis ideas. Nombré a Kisaki como capitán de la tercera división pues porque Pah ya no está, vea, y luego uno de mis nuevos amigos; Takemicchi, fue y le dio en su madre, quién sabe por qué, pero le dio en su madre. Y luego llegó Baji y se puteo al Takemicchi, y ya luego dijo que renunciaba a la Toman y blablabla... Y pues así quedó. ¿Cómo ves?

—Con los ojos, animal.

—Eish, eres más seca que un cactus. Dime tú opinión, desgraciada. —Dijo Mikey jalandome un mechón de cabello.

—¡Ay, mi peluca idiota!

—¿Traes peluca?

—No. Ahora cállate el hocico y escúchame. No sé por qué Kazutora se salió de la Toman, pero debe haber una razón detrás de eso, y bueno, quizás Baji también se salió porque..  wey, seamos sinceros, Baji no es Baji sin Kazutora.

—Ya, pero tenía a Chifuyu, ¿Por qué no se quedó por él?

—Porque Chifuyu es solo un buen amigo para Baji, mientras que Kazutora es como su mejor amigo y alma gemela, ¿Captas o no captas?

—La neta no.

—Ay que burro eres, por eso reprobaste matemáticas.

—Callate, que no se entere el abuelito.

—La cosa es que Baji se fue por Kazutora, así que bueno, si aún siguen siendo amigos, entonces deberías entenderlos.

—Ya no somos amigos, Baji nos declaro enemigos de él.

—Mmta, tons' no sé, supongo que después iré a hablar con él y con Kazu. —Murmuré.

—Andale, si, tu eres la chida ahí.

—Obvio, soy la increíble Suga y genia, patrona y heredera de t... ¡Mhmhhmnmhn!

Mikey me había tapado la cara con el cojín y casi no respiraba, así que deje de moverme para darle un susto.

—¿Suga? —Preguntó con preocupación mientras quitaba el cojín de mi cara. —¿Aún vives? ¿Hermanita? Ay no, ay no, ya te maté, ¿Y ahora que hago? ¿Cómo podré vivir sin mi media naranja? Aaayyyyy, Sugitaaaaaa.

—¡Boo!

—¡Aaaahhh!

Y me noqueó con el cojín.