Hoseok había creído desde siempre que el amor era una porquería, un sentimiento que no hacía más que crear conflictos y herir corazones. Pero cambió de parecer cuando conoció a Yoongi, descubriendo que el amor no era todo lo que había creído. Desafo...
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—Yoongi, ¿les mentiste a mis padres solo por esto? —cuestionó el omega un tanto molesto.
—Hoba, no podía dejarlo así e irme a casa con esta opresión que no me deja tranquilo —explicó—. Yo quiero disculparme, no era mi intención ofenderte ni lastimarte. Pero es que el comportamiento de Jungkook no me gusta para nada y tal vez fui muy imbécil al cuestionarte sobre tu salida con tus amigos, solo fui estúpido, por favor perdóname.
Hoseok cruzó los brazos, en verdad estaba enfadado aunque dentro de su corazón, sentía un exceso de felicidad por las locos planes de su alfa.
—Podrías haber esperado hasta mañana, Yoongi. Tu esposo seguramente está esperándote, ya es tarde para que los dos estemos fuera de casa —comentó preocupado.
Afortunadamente no había demasiado tráfico y llegaron más rápido de lo imaginado al departamento.
El pálido estacionó el auto y desabrochó su cinturón.
—Todo está en orden, Hoseok. Por favor no te preocupes —pidió, mirándolo—. Solo regálame esta noche para mí, para los dos.
Hoseok tembló ante las suaves palabras de su jefe, se sentía tan enamorado que creyó que podía hacer cualquier cosa que su alfa le pidiera.
—Alguien podría descubrirnos, Yoon... Sabes que estamos haciendo algo muy malo, y Jiuk-
No pudo terminar su oración pues Yoongi lo calló con un beso, lo tomó delicadamente del cuello y atrapó sus labios, besando con ternura.
—Amor... —musitó en un susurro—. Disfrutemos de esta noche, sin pensar en nada ni nadie —dijo sosteniéndolo de las mejillas, mirándolo fijamente.
Yoongi sonrió tímidamente. —¿Cómo me llamaste? —preguntó con una sonrisa.
—Amor, tú también eres mi amor, Yoongi.
El alfa dejó un beso fugaz sobre sus labios, lleno de satisfacción de no ser rechazado por su omega. Desabrochó el cinturón de su asistente y lo ayudó a bajar del auto.
Los dos subieron a su ahora lugar secreto, Yoongi abrió la puerta, las luces estaban apagadas, solo la mesa del comedor estaba iluminada por velas blancas y dos enormes ramos de rosas rojas se llevaban la completa atención.
La mesa estaba preparada para una cena, Namjoon había ayudado con ello, dejando el ambiente totalmente íntimo y romántico para ellos.
Yoongi sonrió satisfecho, su amigo había hecho un buen trabajo.
—¿Qué es esto, amor? ¿Tú... Tú lo preparaste... Para mí? —preguntó Hoseok, abriendo la boca por la sorpresa tan inesperada.
—Sí, mi amor —respondió el alfa, ayudándole a quitarse el abrigo—. Hice esto para los dos, porque te dije que sería nuestra noche.
