L•A•T•A•M (Luke)

Episodio 11: pesos pesados.

Había terminado mis clases antes y fui a casa de los Dunphy, entré a la cocina y ya estaban todos ahí.

–Si el bote es vulgar, vivir junto a él se siente ordinario para mi–hablo Haley

–Con el nivel del mar subiendo debería alegrarnos tener una lancha junto–habló Alex viniendo de la sala–Hola, Sam–me sonrió triste.

–Son tres votos en contra para deshacernos del bote. ¿Luke que votas?–preguntó Claire

–Yo no. No es un estado policial. Esa lancha no le hace daño a nadie–todos nos lo quedamos mirando raro.

–Tú Sam, ¿a qué votas?–preguntó Luke.

–Yo no vivo aquí, no sé.

–Hace meses que vivís con nosotros. Si o no, decidí–habló Claire.

–¿No?

–Empate, así que el bote se va. No me hagas quedar como la mala, sabes que esa cosa odiosa también te irrita–hablo Claire a Phil.

–Si lo hace, pero hay que ser sutiles. No necesitamos una gran pelea con los vecinos locos idea de película.

–La pondré en la lista, ¿Comedia o drama?–habló Luke.

–Depende del reparto.

–No, una terrible idea es una película de un sujeto que viaja por fax–hablo haley.

–Porque no has oído el título. Solo el hombre fax–dijeron Phil y Luke al mismo tiempo.

–Wow–nos asombramos Haley y yo. Más tarde subí al cuarto de Alex pero en el camino vi a Luke mirar por la ventana así que me acerqué.

–¿Que miramos?–había una chica tomando sol en bikini, sobre el bote–Entiendo por qué no querés que el bote se vaya.

–Es muy linda–dijo nervioso.

–¿Y por qué no le hablas?

–Me dan nervios.

–Ay Luke, no te va hacer nada, si querés te acompaño a que le hables y si te trabas yo te ayudo.

–¿Harías eso?

–Claro tonto, ven vamos–bajamos y fuimos con la chica.

–Ah, hola. No te había visto–dijo nervioso.

–¿En serio? ¿Tu gemelo asqueroso lleva semanas mirándome por la ventana?

–Podría mentir y decir que sí. Tu podrías fingir no sentirte halagada. Pero¿Por qué no vamos al grano?

–¿A qué te refieres?

–Yo.. podría tocar algo tuyo tal vez–dios que decepción.

–Claro, y yo podría patearte algo.

–Me gusta está tensión–cada palabra que salía de su boca era una estupidez más grande que la otra. Me acerqué a ellos.

–Luke, puedes acompañarme.

–¿Ella quién es?

–Su amiga, Sam–la saludé.

–Entonces...–lo interrumpió la chica.

–Regresa a tu cuarto, niño.

–Hecho. Te miraré desde ahí–se fue.

–Yo también me voy.

–No querés tomar sol conmigo–me miro coqueta.

–Me encantaría, pero tengo un par de cosas que hacer.