VIII

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Llamen a los bomberos, a los power rangers, a la marina, a los Thundercats, a Satán

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Llamen a los bomberos, a los power rangers, a la marina, a los Thundercats, a Satán.

Kita se iba a desmayar, mientras entraba al restaurante donde se encontraría con Suna y Aran.

Todo estaba bien antes de llegar, había repetido mentalmente las respuestas a preguntas que estaba seguro que sus amigos le harían. Mantenía su corazón tan calmado cómo podía.

Si, él estaba bien y tranquilo para que no hubiese inconvenientes una vez que llegara.

Claro que en sus planes, no se encontraba la chica pelinegra que estaba sentada junto a Suna Rintaro, el chico del que está enamorado.

El corazón de Kita dejó de estar calmado, mientras caminaba hasta la mesa y veía como aquella chica quería darle una cucharada de postre al de ojos gatunos, ambos mirándose con una sonrisa.

Al estar junto a la mesa, se ganó la mirada de todos ahí. Aran dedicándole una mirada sorprendida.

En sus años conociendo al ex capitán de inarizaki, jamás se imaginó el ver una mirada tan dolida y con lágrimas a punto de salir.

—Eh, perdón por llegar tarde. Venía a decirles personalmente que no podría quedarme con ustedes, me surgió un imprevisto con uno de mis trabajos y debo apresurarme para terminarlo. Sin embargo, no quería decirlo por mensaje porque eso sería de mala educación. -se inclinó, mientras sus manos se apretaban en puños- Los veo en otra ocasión, espero que se diviertan conociendo Tokio. Fue bueno verlos.

Y terminada esa oración, se apresuró a salir de aquel lugar que lo estaba asfixiando.
No miró hacia atrás, mientras ambos chicos y la chica desconocida estaban confundidos e impactados.

El pelinegro sentado, veía a su amigo moreno en busca de alguna respuesta ante el repentino cambio drástico en su ex capitán.
Pero Aran lo miraba con el ceño fruncido mientras negaba con la cabeza.

—Rin, ¿Ese era el amigo que ibas a ver hoy? -La chica se abrazo del brazo del mencionado, mirándolo con tiernos ojos-

—S-si, era él. Parece que se apura mucho por sus estudios...

Minahoru Minako era amiga de la infancia de Suna Rintaro, ella vivía en Tokio hace algunos años, así que cuando le contó sobre su visita a dicho lugar, la pelinegra se había ofrecido para ser su guía una vez llegara.

Claro que no esperaba que al encontrarse junto a ella, Kita se miraría tan afectado.

Y aún cuando el de ojos gatunos quiso ir por él, abrazarlo y decirle cuánto lo había extrañado, la chica junto a él se aferraba para que no se moviera de su lado.

—Voy a acompañar a Kita, seguro va a ir a la biblioteca. Te dejo, nos vemos luego en el hotel. -Aran se levantó, dejando el dinero de lo que había consumido sobre la mesa-

El de piel morena salió del restaurante, ignorando la mirada afilada de su amigo en la mesa y se dispuso a caminar por dónde había visto que su amigo se marchaba. Quizás si se apuraba lo encontraría.

Así que ahí estaba Aran, corriendo por las calles de Tokio en busca de su ex capitán y gran amigo. También, la persona de la que había estado enamorado durante tres años.

Bokuto le había llamado luego de haberle enviado un mensaje preguntándole donde se encontraban

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Bokuto le había llamado luego de haberle enviado un mensaje preguntándole donde se encontraban. Las risas de sus amigos de fondo hacían que el de raíces negras les gritara que lo dejaran escuchar a Kita.

—kitabro, ¿vas a venir con nosotros?

—Si, creo que lo haré... -la voz congestionada del chico alarmó a sus amigos en la otra linea-

Bokuto había puesto el altavoz para que todos pudieran escucharlo. Incluso habían apagado la música que había en el pequeño espacio que estaban ocupando en el nuevo café al que habían ido.

—El café está justo al lado de la biblioteca pública. Te estaremos esperando, ¿Bien? -Fue Kuroo el que había hablado, dejando su sonrisa de lado para tornarse en una mueca de preocupación-

Su amigo estaba pasando por algo, así que era normal preocuparse.

Al colgar la llamada, Kita comenzó a caminar rumbo a lugar donde le habían indicado, ignorando aquel dolor en su pecho que incrementaba cada vez que recordaba la sonrisa de Suna cada que veía aquella chica.

Amar no debería doler.

Fueron las palabras que una chica de su salón había dicho, y que él escuchó solo como coincidencia.

Justo en ese momento, le daba la razón.
Amar no debería ser algo por lo cual sufrir, sino disfrutar.

—Kita-san. -Escucho que le gritaban a lo lejos, haciéndolo voltear de manera rápida-

Aran llegó hasta él, con la respiración agitada de correr y con algo de sudor sobre su frente.

—¿Aran? -el mencionado juró que sufría por dentro al ver al chico frente a él tan vulnerable-

Se lamentó al momento de ver como las lágrimas seguían saliendo de sus ojos y se culpaba a él mismo por no haber detenido a Suna con sus planes.

—Kita, perdoname por lo que voy a hacer y apartame si no te gusta. -Fue todo lo que dijo, para después abrazarlo en un vago intento por consolarlo -

Pero justo en ese momento, Kita le agradeció internamente, pues le estaba dando el consuelo que necesitaba en ese momento.
Y solo en el pecho del de piel morena, Kita se permitió llorar en silencio en aquella calle poco transitada.

 Y solo en el pecho del de piel morena, Kita se permitió llorar en silencio en aquella calle poco transitada

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Holis ya vine. Se me había olvidado ésta historia la verdad.

Perdonenme, estoy cerca de mis 20's y ya se me vota la canica.
Lxs tqm, tomen agua y duerman bonito💗

EVERYBODY TALKS- haikyuu!!Où les histoires vivent. Découvrez maintenant