15. Doble Golpe

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No tenía tiempo para pensar o respirar o preocuparme sobre si Jerry recordaría este momento o no. Todo lo que hice fue cerrar los ojos. Se supone que el tiempo se ralentiza en los segundos antes de la muerte -y realmente moriría ahora, sin que el Inframundo me atrapara y sin que Lisa me salvara- pero no cambió nada.

Esto era todo.

Un gran crujido de metal contra metal resonó por todo el palacio, y por un horrible segundo pensé que Lisa o incluso Jisoo había sido lo suficiente estúpidas como para saltar delante de mí. Mis ojos se abrieron, pero ambas estaban a varios metros de distancia a cada lado de la puerta.

Y flotando delante de mí, a medio centímetro de mi cuello, estaba la daga.

—Creo que mientras obligabas a la Señora del Inframundo a una alianza contigo, has olvidado un hecho importante.—dijo Cronos con una voz mortal que parecía estar en todas partes a la vez— Todo lo que tienes ahora, incluyendo tus poderes, es gracias a mí. Así que tu destino está ligado al de Jennie. Si ella muere, tú también. Y claramente no estás listo para desvanecerte, mi querido Kai.

Los brazos de Kai temblaron tanto que temí que dejara caer a Jerry. Lisa suavemente lo tomó de él, y por un momento estuve segura de que él se lo arrebataría. Lisa podía desaparecer tan pronto como tocara al bebé; todo lo que tomaría sería un parpadeo, y Lisa se habría ido, a salvo de vuelta en el Olimpo con nuestro hijo. Pero Kai se lo dió de buena gana.

Contuve la respiración, esperando a que Lisa se fuera. Se quedó, puso una sonrisa extraña en su rostro mientras miraba a su lado a Nix y luego hacia abajo a Jerry. Mi corazón se hundió. Kai podía haber hecho que Lisa dejara de amarme ahora. Pero la forma en que Lisa miraba al bebé, la forma en que sus brazos se relajaron cuando lo sostuvo. Lisa amaba a Jerry. Irene no le había quitado eso, lo que significaba que una pequeña parte de ella, sin importar lo enterrada que estuviera, todavía me amaba, también.

—Aquí estoy yo, pensando que ya no tendrías interés en la pequeña perra mentirosa.—le dijo Kai a Cronos, sus palabras se ahogaron con furia— Qué estúpido de mí pensar que no caerías preso de las emociones humanas.

—Soy el Rey de los Titanes.—dijo Cronos fríamente, y se irguió en toda su estatura, llevándome con él por lo que mis pies apenas rozaban el suelo— No he caído preso de nada.

—Aun así aquí estás, protegiendo una mera diosa, y una nueva para variar.—dijo Kai. Lo miré con furia. No muy formidable, pero era lo mejor que podía hacer dadas las circunstancias— ¿Qué ha hecho ella para merecer tu lealtad? ¿Ella fue la que te liberó? ¿La que estuvo a tu lado mientras los dioses se unían para luchar contra ti? Todo este tiempo, ha estado trabajando para el enemigo, hablando de los secretos que has compartido, planeando una defensa basada en las estrategias que tan de buena fe le has enseñado.

Estupendo. Ahora estaba intentando que Cronos me matara. Kai estaba equivocado sin embargo. Cronos era el que me había engañado durante mucho tiempo. Él era el que consiguió que escupiera los secretos del Consejo haciéndome creer que era Lisa. Y sin darse cuenta, él estaba confirmando lo que sus argumentos ya habían implicado: Cronos no se preocupaba por él. Él era un peón, exactamente como el resto de nosotros. Cualquier que fueran sus planes, no los estaba compartiendo con él.

A diferencia del Consejo, Cronos y Kai no eran compañeros. Apenas eran aliados. En la desesperación de Kai por acabar con Lisa, se las arregló para tropezar con el único ser en el universo que lo trataba incluso peor de lo que Walter lo hacía. Y juzgando por la mirada en su rostro, finalmente estaba empezando a darse cuenta.

Cronos estuvo callado por un largo momento, y la oscuridad llenó el pasillo hasta que no pude ver a un centímetro delante de mí.

—No le he mostrado, ni dicho nada.

GODDESS RETURN | JENLISAWhere stories live. Discover now