O2.

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- Riki metió sus libros en su casillero y tomo el de matemáticas. Cuando odiaba matemáticas, eso era lo que decía, pero siempre era el mejor de la clase.

—Hey, Ni-Ki—saludo SuNoo.

—Hola, Hyung —cerró su casillero y se giró hacia HeeSeung.

—¿Me podrías ayudar a estudiar para matemáticas? Es que estoy seguro que estoy a punto de reprobar y no quiero. Prometo pagarte.

—Está bien—asintió sonriendo—Lo hago gratis, no necesitas pagarme.

—¿Por qué no hay más personas como tú?—gritó alzando sus brazos.

—¿Igual de horribles?—bajó la mirada.

—¿Dónde está, JaeYoon?—dijo intentando cambiar de tema, el rubio era el único que sabía cómo hacer sentir mejor a Ni-Ki.

Riki sólo se escogió de hombros.

—Por cierto ¿Te acuerdas de SungHoon?

No termino escuchando a SuNoo porque unas risas bajas lo hicieron voltear hacia Karina, era claro que se estaban burlando de él, podía escuchar y observar que estaban juzgando su ropa. Reían sin parar y lo miraban con muecas de asco. Se le cristalizaron sus ojos y bajó la mirada para empezar a caminar dejando a SuNoo con las palabras en la boca. Es que cada palabra que escuchaba salir de los labios de Karina una parte de él ser rompía mas. Debia de escuchar a su madre, ella siempre le decía que no les tomara importancia, que solo buscan hacerlo sentir mal y es que aunque lo intente, no puede, siempre ha sido así, siempre le ha importado más lo que piensen otras personas de él. No es algo que pueda cambiarlo de la noche a la mañana.

—¡Mira que horrible te queda ese pantalón. Te hace ver más gordo. ¿Cómo alguien te deja salir en esas fachas?— Karina soltó por lo alto para darle paso a unas carcajadas.

Ni-Ki tapó sus oídos y camino rápidamente con la mirada en el suelo. Él solo quería dejar de sentirse así, dejar de escucharlas.

Chocó contra el pecho de alguien. Alzó la vista encontrándose con unos hermosos ojos negros. Jake se percató de las lágrimas que corrían por el rostro de Riki.

—¿Bebé? ¿Qué tienes?—este negó repetidas veces.

—No...no es nada—se sorbió la nariz.

—Pero.

—¡Qué no es nada!—dijo molesto. No quería escuchar preguntas ni mucho menos responderla y acordarse.

Jake odiaba verlo llorar, que sus ojitos estén bañados de tristeza, pero cada vez que le preguntaba que le sucedía Riki cambiaba de tema. Es claro que no le quería contar.

—No llores, precioso ¿Quieres un batido de la cafetería?

—Solo quiero un abrazo—abrió sus brazos para que el rubio lo estrechará, cosa que Jake hizo.

Este acarició su pelo y su espalda. Ni-Ki olía a vainilla.

—Gracias por ser mi mejor amigo, Jakey.

─ De nada, Nini.

─ De nada, Nini

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𓏲  𝗨𝗻 𝗡𝗶-𝗞𝗶 𝗶𝗻𝘀𝗲𝗴𝘂𝗿𝗼. ! #𝗝𝗮𝗸𝗲𝗞𝗶 ﹆Where stories live. Discover now