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—¿Estás bien?—preguntó Ni-Ki mientras acariciaba con cuidado la zona en que Karina le dio la bofetada. El rubio río. Estaban sentados en unas bancas del parque.

—Sí. No iba a dejar que te hablé de esa manera—habló Jake. Ni-Ki le dio una pequeña sonrisa.

— Riki —tomó la mano de Nishimura que acariciaba su mejilla y las entrelazo, viendo como su mano se complementaba a la perfección con la del castaño.

—¿Karina, era la razón por la que tú llegabas llorando? ella te metió todas esas cosas a tu cabeza y no quiero que me mientas porque tú no estás solo ¿lo sabes verdad?—él azabache asintió.

—Sí, ella y sus amigas siempre me han dicho cosas—dijo con la voz quebrada recordando todas las cosas malas que pasó. El rubio suspiró, sentía tanta impotencia por no saber antes y proteger a Ni-Ki.

—Me habría gustado que me dijeras antes. Te preguntaba y tú sólo cambiabas de tema o lo negabas ¿por qué?—preguntó triste.

—Tenía miedo, además no quería molestarte con mis problemas— murmuró mirando sus zapatos.

—Claro que no ibas a molestarme, Ki. Tu eres lo más importante que tengo en mi vida—comentó mirando con amor al ojiazul, mientras este se ruborizaba y sentía calientes sus mejillas.

—¿Lo soy?—lo miro a los ojos.

—Sí, siempre lo serás. Quiero que si vuelve a decirte cosas o vuelvas a pasar por algo así, quiero que me lo digas de inmediato ¿entendido, gatito?— Ni-Ki asintió torpemente.

—Eres tan hermoso—tomó el mentón de Riki —Con esos hermosos ojos y esa sonrisa igual a la de una cajita que se te forma en tu bello rostro. ¿Cómo no puedes verlo? me vuelves tan loco—el azabache se mordió el labio con las mejillas totalmente pintadas de rosa. Quería tanto volver a besar a Jake. Lo anhelaba tanto—Eres muy importante para mí, sumamente importante. Tengo tantas ganas de probar de nuevo esos lindos labios.

Sin más que decir unió sus labios con los de Nishimura, ambos soltaron un suspiró. Habían estado esperando tanto para esto en esos últimos días, habían extrañado la sensación de sus labios juntos moviéndose al compás. El azabache enredó sus brazos en el cuello de JaeYoon jugando con los mechones claros de su cabello, mientras Jake deslizaba sus manos por la cintura de Ni-Ki haciendo que el ojiazul soltara un gemido que lo volvió loco y no perdió oportunidad y adentró su lengua a la boca de Riki recorriendo cada rincón. Se separaron en busca de aire. JaeYoon volvió a tomar el mentón de Ni-Ki y se acercó a su rostro rozando sus labios. El azabache soltó una risita por las cosquillas que provocaba. Ni-Ki tomó una larga respiración tomando valor para confesarle sus sentimientos a JaeYoon.

— Jake, me gustas mucho—corrió su mirada hacía los juegos del parque.

—Dios, Ki, no sabes lo feliz que me hace escuchar eso—cuando miro a JaeYoon tenía una gran sonrisa que lo hacía ver más adorable.

—Amor, mi amor, mi bebé, mi Ni-Ki, como quería decirte que me gustas mucho. Dios, yo estoy enamorado de ti, siempre lo ha estado—beso la sonrisa del ojiazul.

─ También estoy enamorado de ti.

─ También estoy enamorado de ti

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