¿Por qué? #2

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No lo entiendo, es extraño que el instituto haya llamado a un chico de último año de la uni a enseñarnos. ¿No es muy joven aún?
No lo sé, tampoco debería pensarlo mucho, no es que me moleste tener a otro Profesor, la verdad eso me facilita las cosas. No tendré que lidiar con ese viejo malhumorado.
-Bien, ¿Comenzamos? - Preguntó el Joven de brillantes ojos y rojos cabellos. — ¿Qué fue lo último que revisaron?—

Tras una vaga explicación de parte de uno de mis compañeros la clase había empezado. Siendo sincero, no presté mucha atención a lo que se decía en el salón, no me sentía con ánimos de aprender.
Unos largos 100 minutos después sonó la campana de receso, finalmente.

Mi tranquilidad no duró mucho, estaba apunto de dejar el salón hasta que una mano me tomó del brazo de la nada e hizo darme la vuelta.

- Eres el hermano de Sarah, el que fue a saludarnos hace unas horas, ¿verdad?-
Preguntó el jóven de dulce mirada.

- Sí, soy yo. ¿Quieres algo en particular o puedo irme?- Me encontraba muy cansado como para seguir hablando con este chico.

-De hecho, sí. Creí que podría pedirte que me ayudes con las cosas aquí, se ve que sabes más de esto que yo.- Terminó de hablar con una sonrisa en la cara.

-Tú eres el profesor, no yo. Arréglatelas.-

Ya estaba decidido a irme sin más, pero pude sentir una mano detrás de mi que me sostenía por la cintura que me acercó más al cuerpo del jóven.

-Vamos, no seas tan malo. Ayúdame y te daré alguna recompensa. ¿Sabés? Deberías sonreír más, ese lindo rostro se vería mejor con una bella sonrisa. -

Podía sentir su mano apretando más fuerte en mi cintura, acercándonos aún más. ¿Qué quería? No podía preguntarle a alguien más por ayuda acaso?

- Suéltame ahora mismo. No te ayudaré-
Mis palabras eran en vano, él no iba a soltarme hasta tener un «sí» de mi parte.

-¿Por qué debería soltarte? ¿No nos estamos divirtiendo? Además, ahora soy tu Profesor, deberías obedercerme.- Tras decir esto puso su otra mano sobre mi rostro.

Tenía razón. Aunque eso no significa que puede poner sus manos sobre mí. De todos modos lo mejor sería hacerle caso antes de que diga algo malo de mí.

-Está bien, pero suéltame. No puedes tocarme así como así.- Después de haber aceptado, él finalmente me soltó. «Gracias a dios» Pensé.

   Después de esa incomoda escena me dispuse a explicarle más o menos cómo eran las cosas por aquí, dónde quedaba tal cosa y cómo funcionaban otras, nada muy especial. Lo único extraño era tener que escuchar a Elías decirme que era lindo después de cada oración, era insoportable.

  Después de ese día, el rumbo de mi vida cambió totalmente. Y definitivamente no para bien.

   Cada vez que entraba a clases quería irme. Deseaba fuertemente que cada clase fuese la última.
   Llegaba y podía sentir su mirada recorrer cada parte de mi cuerpo tras cada explicación. Era extraño.

  Odiaba cada parte del día en el que tenía que soportar sus miradas hacia mí. No lo entiendo, ¿Por qué yo? ¿Qué clase de cosa tendría que a él le gustaba tanto?

I'll do it for him.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora