───❛❛Estamos hechos de la misma materia que los sueños.❜❜
[...]
Tal y como lo musitó Muzan Kibutsuji;
"-La audacia de la princesa la llevó a su propia ruina. Aún dormida el tiempo correrá para ella, cuando todas sus hebras doradas, iguales a los ray...
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Narrador Omnisciente.
"Se les olvidó mencionar que las pesadillas también son sueños"
"-Hasta el fin de mis días..."
Y aquello para él había sido las más bella propuesta que jamás había dado, pero no resulto ser que una pesadilla llena de deseos y tristeza. Yacía una semana desde que conoció a los hermanos Kamado, yacía una semana desde que no había podido ver a su sol.
Aquello le preocupaba pues no había vuelto a oír su voz ni ver su rostro. Ya no tenía con quien hablar sobre esto, la única amiga que le quedaba y sabía sobre el mundo de los sueños se había marchado.
Estaba preocupado, y realmente esperaba que su amada Asa estuviera bien.
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El silencio y lo blanco de un lugar siempre le habían significado la tranquilidad y paz, sin embargo ahora no entendía, ¿por sentía que estaba en un lugar tan tormentoso y doloroso?
"-permíteme amarte..."
O eso... había prometido amor que no tenía y no podía ofrecerle. Y no dejaba de culparse, había echo mal pero... en una situación como aquella, pensó que quizá podría entregar aquel cariño que él le estaba ofreciendo. Pero no había podido dejar de pensar en aquella mirada luna, aquella sonrisa tranquila y aquella actitud valerosa.
-Eres un desastre -murmuró para si misma, sujetando grandes mechas blancas de su cabello, cubriendo así su cara.
-No debes preocuparte más mi amor...
-Solo debes aceptar y nos veremos nuevamente.
Oh, estaban torturando su mente.
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-Quizá la señorita Yoru podría con esto -susurro mientras cerraba los ojos y intentaba disfrutar de aquel blanco y vacío lugar.
-Lo único que haces es invocar a seres de oscuridad, princesa. -murmuró alguien a su lado.
Abriendo los ojos levemente la noto, aquella oscura mirada y pálida piel, largos cabellos carbones y por supuesto, una katana alzada hacia su dirección, colocada en su cuello amenazando su vida.
-Yoru-San, es un gusto verla. -murmuró débilmente.
-No digo lo mismo, ¿por qué estoy aquí? No me dejas vivir, no me dejas morir ¿qué quieres de mí? -Cuestiono alejando con lentitud su arma.
