1

129 13 3
                                    


   El sonido de su celular volvió a sonar en la habitación. Ya eran numerosas llamadas y mensajes los recibidos que interrumpían bruscamente sus pensamientos.

En todos los mensajes o llamadas atendidas, las palabras de: «Feliz cumpleaños» o «Ya eres mayor de edad» les eran trasmitidas de forma alegre y amable. Yuri, el cual estaba ignorando por quinta vez su móvil, suspiró de manera cansina mientras veía de mala forma al aparato que seguía sonando a su lado. No pretendiendo contestar ni de seguir escuchándolo más, bruscamente lo tomó con intenciones de apagarlo. Al tenerlo entre su mano derecha, vio que el nombre de «Viktor» estaba en la pantalla, y sin poder evitarlo su ceño se frunció.

Sinceramente estaba algo harto de las llamadas telefónicas de felicitaciones, apenas era el medio día y ya había recibido más de quince —sin contar los mensajes de sus fans, los cuales simplemente evitaba ver—, y ahora tenía que recibir las felicitaciones de Viktor, quien se encontraba en Japón junto a Yuri Katsuki en vez de estar a su lado celebrando su mayoría de edad.

Aburrido del sonido, y sin ganas de hablar con aquel hombre, apagó el móvil y se levantó de su cama en un brinco. Observó con cansancio las paredes de su habitación para frenar su mirada verde en las medallas de plata y oro colgadas dignamente en la pared frente a su cama. Todas ellas las había ganado con esmero y mucho esfuerzo tras los años, pero no queriendo recordar esos sucesos en aquel momento bufó pasándose la mano por su larga cabellera dorada.

Sentía todo tedioso lo que ocurría, su día a día siempre había sido entrenar y entrenar para una nueva competencia sin descanso alguno. No era que le molestara hacerlo; al contrario, lo amaba, el patinaje sobre hielo era el deporte más increíble para él; sin embargo, ahora se observaba arrinconado. Quería escapar de la rutina y ver otras cosas; sentir nuevas sensaciones, vivir nuevas experiencias, ver más rostros, no estar todo el día parado sobre la pista entrenando para el futuro; en resumidas cuentas, deseaba salirse de su vida por unos días, dejar de ser Yuri Plisetsky algún par de horas... no tener preocupaciones por un tiempo. Estaba estresado. Lo notaba en sus hombros agarrotados y en su cuerpo cansado.

—Que fastidio... —murmuró pensando en que hacer, era obvio que en la tarde sus amigos le tendrían una celebración por su día y la verdad no quería eso, ambicionaba salirse de su círculo diario.

Quedando muy pensativo repentinamente una idea cruzó por su cabeza como un flash inesperado. Se trataba de algo loco e irresponsable, pero ya era mayor de edad, nadie podía negarse a lo que él decidiera para su vida, ahora podía tomar sus propias decisiones sin pedirle permiso nadie y eso le gustaba en gran medida. Por eso, al tener eso claro en su mente se movió a toda velocidad hasta su closet y de ahí obtuvo una maleta mediana, acto seguido tiró toda su ropa favorita sobre la cama y sin pararse a pensar en nada, empacó. Después, estando listo y con todo lo necesario en sus manos, salió de su apartamento con una sonrisa en el rostro. Estaba anhelante de la pequeña aventura que iba a darse, y antes de que alguien pudiera retenerlo paró un taxi con dirección al aeropuerto.

No permaneció más de media hora en el aeropuerto, ya que para su suerte encontró un pasaje a Italia rápidamente y su vuelo estaba cerca de partir. Al subirse al avión una extraña sensación de vértigo lo invadió, pero no era por la altura en la que iba a estar, era por la idea de desaparecer sin decirle a nadie, por eso prendió su celular antes de que les pidieran apagarlo y le mandó un sencillo mensaje a Yakov.

»Me iré por unos días. Necesito vacaciones y no quiero que nadie me moleste«

Al enviarlo apagó rápidamente su celular y lo guardó en su bolso. No quiso decirle donde iría ya que igualmente después se enteraría, pues planeaba sacarse varias fotos para actualizar más sus redes sociales. Yuri no era mucho de interactuar con la gente por internet, pero le gustaba mostrar lo que estaba haciendo constantemente, y esta vez quería presumir de su loca idea para mostrarles a todos donde se había escabullido. Cuando le avisaron que el avión ya iba a despegar, Yuri sonrió satisfecho, sentía un poco de nervios pero estaba completamente feliz por ser decisión. Apartarse de todo era lo que más quería.

EncontrarteTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang