Sanar Heridas

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La pequeña no sabía que hacer.

Estaba presenciando una de las escenas menos agradables que pudo haber visto en su vida.

Sus padres estaban peleando. Se oían gritos y algún que otro golpe. 

Pero su hermano no estaba en casa, así que no tenía ningún sitio en el que refugiarse. Todo lo que pudo hacer fue esconderse debajo de sus sábanas tapándose los oídos.

Una vez que la pequeña ya dejó de escuchar gritos y golpes, se armó de valor y salió de debajo de sus sábanas.

Posiciono su oreja muy cerca de la puerta por si aún la pelea no había terminado, pero todo lo que pudo escuchar fue un gran portazo.

La pequeña se armó de valor y salió de su habitación, para dirigirse al lugar donde toda la pela había ocurrido. Pero lo que vio fue algo devastador.

Su madre estaba bastante golpeada, no al punto de quedar inconsciente, pero no podía levantarse.

-¿M-mama... estas b-bien?

Pregunto la pequeña, sintiendo como sus lágrimas recorrían sus mejillas.

-S-si hija, e-estoy bien..

-¿Papá y-ya se fue?

Preguntó la pequeña muy asustada, ya que en cualquier momento podría llegar aquel al que ya ni padre podía llamarse, y podría haber un problema aún mayor.

-S-si pequeña, y-ya se fue.

En cuanto la pequeña escuchó eso, sintió un gran alivió, pero no suficientemente grande como para poder estar del todo tranquila.

-Mamá, espérame aquí, está bien? Voy por el botiquín para curarte las heridas. Ya vuelvo.

-Está bien pequeña, n-no te preocupes.

La pequeña se dirigió al baño para ir por el botiquín, sintiendo como cada vez lloraba más, pero debía mantenerse fuerte. Debía procurar no llorar, al menos no en frente de su madre.

Una vez la pequeña ya tenía el botiquín en sus manos, rápidamente se dirigió hacia su madre para poder curarla en cuanto antes.

-Tranquila mamá, enseguida te curo.

Dijo la pequeña, intentando sonar lo más tranquila posible.

Y así, después de varios minutos, todas la heridas quedaron curadas.

-Ven mamá, vamos a tu habitación para que descanses, yo te ayudo.

La pequeña ayudó a su madre para que se pudiera levantar del piso, y lentamente se dirigieron a la habitación de la mayor. Una vez ahí, la pequeña arropó a su madre y esperó a que se durmiera, y una vez la mayor cerró sus ojos para dormir al menos unas horas, la pequeña salió sigilosamente de la habitación y cerró la puerta.


                                                                    🦋🌻

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