Capítulo 11

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Camilo:

La noche había llegado, era una completa oscuridad, todos dormían y lo único que yo podía hacer era llorar, llorar con arrepentimiento, me sentía atado.

Mirabel quería hacer pública nuestra relación y no puedo permitirlo, si lo hago toda mi mentira caería en menos de un segundo. No quiero perderla, pero tampoco puedo revelarme, Emiliano se daría cuenta al instante, pese a que me esforcé cada día porque ellos no tuvieran el más mínimo índice de comunicación.

Limpie las lágrimas de mis ojos y agradecí nuevamente que mi hermana ya estuviese durmiendo, no quiero que sienta mis sollozos.

Estuve a punto de echarme en mi cama, cuando un sonido interrumpió mi acción, un entrometido se hizo presente en mi habitación.

¿Qué hace él aquí?

—¿Con qué derecho entras a mi...

El pelinegro caminó rápido hacia mi y me enfrentó.

—¿Con qué derecho tú has suplantado mi identidad?— farfulló enardecido.

Sus palabras fueron como un choque eléctrico en mi cerebro, él no podía haber descubierto mi secreto, no era posible. Inmediatamente comencé a sentir como cada parte de mi cuerpo se debilitaba, mi respiración se agitó y mi cara endureció.

—No sé de que hablas— negué intentando sacarlo de mi cuarto.

—No te hagas al desentendido— me frenó, su mandíbula se tensó —Los ví, ví como besabas a Mirabel mientras estabas transformado en mi, luego ví también cuando tomaste tu verdadera forma.

Me quedé callado y en shock, por instinto propio mi cuerpo comenzó a moverse de un lado para otro con desesperación, arrugue mis cejas y pase las manos por mis rulos, el miedo estaba apoderándose de mi cabeza, él lo sabía, lo sabía y me delataría.

—Yo no quise...

—¡No mientas Camilo!— exclamó con rabia —Besaste a tu prima ¿no entiendes lo grave que es eso? ¿Cómo fuiste capaz de hacerlo?

Reprimí con dolor las ganas inmensas que tenía de darle un golpe, no soportaba oírlo y menos reprochandome algo de lo que él no tiene la más mínima idea.

—Estoy enamorado— dije mientras cruzaba mis brazos —¿Crees que no me he maldecido a mi mismo por este sentimiento?— la íra me consumía —He luchado conmigo mismo, me repetí una y otra vez que era incorrecto, aun así no puedo evitarlo.

—Es tu prima...— como odiaba escuchar esa palabra.

Ese "prima" ya no tiene ninguna validez para mi.

—Ya no me importa— confesé —Puedes pensar que es morboso e inmoral, pero estoy completamente enamorado de ella, la veo con otros ojos, ella es mi alegría y mi tristeza, y nada hará que cambie de opinión.

—Pero ella no te ama a ti— me interrumpió —Se enamoró de mi, y aprovechaste esa situación para salir beneficiado.

—¿En qué te afecta eso?— reclamé —Tú no la quieres ¿o sí?— la duda me dejó furioso —¿Acaso piensas casarte con ella como lo tiene planeado la abuela?

—Si me veo obligado a hacerlo, Si— afirmó causando un golpe en mi pecho —Pero lo cierto es que no estoy enamorado de tu prima, al menos no de esa prima, pero eso no justifica lo que estas haciendo— me enfrentó —y no puedo permitir que sigas engañandola, Camilo entiende que no puedes estar con ella.

—¿Qué pretendes decirme con ello?

—No te delataré ahora, pero...— me observó fijamente —Tienes hasta la boda de Dolores para contarle todo a Mirabel y buscar una manera de arreglar esta situación.

—Tú no puedes...

—Si puedo Camilo— me calló —si no lo haces, yo me encargaré de contarle todo a la familia y ellos sabrán que hacer contigo.

—Eres un idiota.

—Calma— me susurró antes de salir de la habitación —No lo olvides.

Todo estaba en mi contra, Emiliano me delataría y Mirabel me odiaría para siempre.

¿Qué hago?

[...]

—Todos a la mesa— ordenó la abuela —a comer.

Nos sentamos y comenzamos a almorzar como en un día cualquiera, sino fuera porque yo estaba muriendo por dentro, los días pasaban y la boda de Dolores se acercaba mientras que yo no podía encontrar una solución para mi problema.

Es más, Mirabel no quería saber nada de mi, es decir Emiliano, por más que la buscaba, y tampoco quería ver a Camilo desde aquel día en que la besó sin su consentimiento.

Que idiota he sido, arruiné mi relación con ella, como Emiliano y como Camilo.

—¿Supieron la nueva de los Montoya?— inició el chisme Dolores, los ojos de todos los presentes fueron a para hacia ella, menos Mirabel y yo.

—No, ¿Qué sucedió? Cuéntanos— pidió la abuela con curiosidad.

—Sara Montoya huyó con un muchacho— dijo mientras se llevaba una cuchara de comida a la boca.

—Pero ella estaba comprometida con el más joven de la familia Quinteros— comentó tía Julieta.

—No lo amaba tía, ella era obligada a casarse y estaba muy enamorada de Juancho— sonríe mi hermana.

—Vaya desastre— murmura la abuela —eso significa que varias personas están logrando salir del Encanto y no me sorprende que muy pronto comiencen a entrar— su vista se dirigió a Emiliano.

—No se preocupe señora Alma— la apaciguó con cierta certeza, seguro pensaban en el tema del matrimonio, eso me ponía mal.

—Pero huir no es la solución— habló mi madre volviendo al tema anterior.

"Huir es la solución que estaba buscando" pensé en mi mente.

Es la respuesta, busqué a Mirabel con la mirada y la encontré muy concentrada en su comida, ya sabía que hacer. Solo debía convencerla de huir conmigo muy lejos de aquí, donde nadie pudiera encontrarnos, yo como Emiliano.

Estaría dispuesto a pasar el resto de mis días en un cuerpo que no es el mío con tal de verla sonreír, de sentir sus labios y su cuerpo reaccionar ante mi tacto, de tenerla conmigo en los momentos buenos y malos. Realmente deseaba ser el amor de su vida, vivir juntos y formar una bella familia.

Parezco un psicópata pensando de esta manera, pero siento que no tengo otra salida, me queda poco tiempo y la perderé, sé que dejaré toda una vida atrás, nuestra familia, pero valdrá la pena.

Si me voy de este lugar será con ella a mi lado, con la dueña de mi corazón.

Mi tierna Mirabel...

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¡Noooo! Es que Camilo en vez de salir del hoyo se hunde más...

Secretos | CamirabelWhere stories live. Discover now