Muchos dicen que del odio al amor sólo hay un paso, en ese caso Malcolm Wilkerson y Nix Spencer están a dos centímetros de terminar enamorandose.
"Somos jóvenes que de tragedia en tragedia vamos, porque el amor es un campo de batalla." Nix Spencer.
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Hawaii es uno de los rincones más paradisíacos del planeta. Está formado por 8 islas principales muy diversas, se dice que tiene plantaciones de café y vainilla, lo cual pueden hacer más deliciosos esos comestibles. Además de que es considerado como uno de los 10 mejores lugares turísticos en el mundo.
Mi padre se ganó en su trabajo un viaje todo pagado a esté paraíso llamado Hawaii, ¿Es genial no?, aunque hay un pequeñísimo detalle, sólo hay dos boletos. ¿Adivinen a quien dejaron?.
Así es, mis padres disfrutan de un hotel cinco estrellas, centros nocturnos, buena comida y demás, mientras yo me quedo en casa de los Wilkerson esperando a su regreso.
Aunque no me podía quejar, Lois nos trata muy bien a Stevie y a mi.
Por que si, Stevie también está viviendo aquí, los señores Kenarban se enteraron que mis padres se fueron a Hawaii y decidieron hacer lo mismo, ahora comparto el techo con dos de mis ex compañeros Krelboynes.
-¿Quieres más jugo de naranja Nix?
Mire a la mujer que me servía la bebida.
-Gracias Lois.- agradecí mientras seguía tomando mi desayuno.
-¿Vieron todos que Stevie rebano los gajos de la toronja?- pregunto la mujer mirando a sus hijos.- Es lindo tener un chico que no es un grosero monstruo.
- Oye!, ¿Hablas de mi?!- pregunto Reese indignado.
-Si cielo, así es.- aceptó Lois.
Aguante las ganas de soltar una risa. Me limite a levantarme y lavar mi plato sucio por el desayuno que acababa de terminar.
-Oh! Miren todos que Nix lavo su plato después de desayunar. Es lindo tener una chica con modales.- exclamó de nuevo Lois.
Sonreí a medias para volver a tomar asiento en la mesa, hice el intento de tomar una manzana y mi mano chocó con otra. Malcolm retiro su mano dejándome libre el espacio para tomar mi fruta y así lo hice.
Desde la noche del juego de poker no habíamos tocado el tema del beso, después de que el policía se llevo su arma corrí como una niña asustada hacia mi casa y no salí en todo el fin de semana.
Me estaba comenzando a incomodar muchísimo el hecho de que Malcolm y yo tuviéramos esos impulsos de besarnos en determinados momentos, porque se supone que el odio seguía saliendo a flote 24/7 , y aunque teníamos lapsos de amistad eso no quitaba el hecho de que esto era demasiado raro.
-Hal, no tengo pan para el sándwich de Dewey, tendrás que comprarlo de camino a la escuela.- aviso Lois mientras untaba mayonesa y mostaza a una rebanada de jamón, después la envolvió en plástico y la dejó caer en una bolsa de papel.
-Si mi amor.- murmuró Hal sin despegar su lista del periódico.
-¿Me dan dinero para poder comprar algo fresco y caliente para el almuerzo?- pregunto Dewey con la esperanza de no ingerir el sándwich que ni pan tenía.
-No inventes, eso no es nutritivo.- respondió Lois.
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