karmaland , un pequeño país lleno de sufrimiento y magia, ¿que puede ser peor?
Rubén es un niño en este lugar y mientras sus aventuras van iniciando más personas se unen en esta historia para acompañarlo en su nueva vida.
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Primera historia...
— Samuel , es urgente — gritó el hada llegando con un pergamino el cual tenia un listón verde acompañado por un sello que el hombre conocía a la perfección.
Samuel , agarro rápidamente el papel y con dificultad abrió el pergamino leyendo la noticia que acababa de llegar.
"Samuel , cariño.
Me veo en la obligación de partir durante el resto del año. Mi padre ha enfermado gravemente y debo quedarme para ayudar a mi madre. Espero puedas disculparme, se que no me he despedido correctamente pero esto será la excusa perfecta para volver a verte.
Espero puedas cuidar de Rubén por ambos y prometo llegar cuanto antes.
Con amor
Guillermo "
— gracias, Alejandro pero no era urgente— mencionó el humano calmado , juraba que tendría que salir en busca del elfo sin embargo por la carta daba a entender que estaba bien.
—y yo que me he espantado tio— dicho esto se marchó del hogar refunfuñando.
El de cabellos negros cerró la puerta del hogar y volvió a la cocina.
Sintiendo como el lugar estaba en silencio.
Hasta que un fuerte estruendo se escucho en la habitación de su "hijo", el humano caminó molesto a la habitación viendo el incómodo momento.
Su "hijo" estaba boca abajo , siendo sujetado de sus manos de forma brusca por un travieso zorro que no paraba de reír, a su lado estaban los libros del menor tirados, seguramente eso había sido el ruido que le distrajo.
El zorro de cabello naranja observó al hombre que acababa de entrar en la habitación y saludo con una sonrisa alargada.
— buenos días señor de luque! — mencionó risueño el menor recibiendo quejidos del oso — dile hola a tu papá , rub — dicho esto agarró la cabeza del híbrido más pequeño y le hizo observar a su padre.
Rubén, rojo por la vergüenza comenzó a forcejear con sus "secuestradores"
Se que piensas , pues solo debería ser uno. Sin embargo una cabellera negra salió debajo de la cama, asustando al adulto.
— b..buenos días señor Samuel — este era Miguel, el joven humano.
Miguel, Manuel y Rubén se habían vuelto inseparables desde que el albino les había ayudado aquel día.
Las heridas en su brazo ya casi se cerraban del todo por lo cual ya no tenía su brazo vendado.
— Rubén, que coño te dije , ¿eres bobo?— preguntó molesto el adulto recibiendo un "ci" por parte de su retoño, esto solo le hizo enojar más.
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