Capítulo 12

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Jayden

Ese beso, ese beso fue el mejor de mi vida. ¿Habría cambiado algo entre nosotros tras esos segundos que acabábamos de compartir?, Esperaba que así fuera pero con ella todo era impredecible. Soñaba con ese momento desde el día en que la hice caer en la ferretería. Sentir sus labios carnosos y la forma en que me devolvió el beso, me habían vuelto loco. Nadie me había hecho sentir tanto como ella. Por fin pude expresar mis sentimientos aunque debía hacer mucho más si quería que ella me creyera. Si tocaba contarle mi secreto, lo haría, a pesar de lo que conllevara eso. Pero no pensaba perderla, el destino tenía escrito para mí su nombre y no sería yo quien le llevara la contraria. Volvimos con el resto, comenzaba a refrescar, el sol ya estaba por caer y lo mejor era volver al lugar en el que pensábamos pasar la noche. No volvió a dirigirme la palabra hasta que le pedí unos palitos para pinchar los malvaviscos, supongo que quería pensar en lo que acababa de pasar entre nosotros y lo mejor sería no agobiarla.

-¿Te ayudo?-se ofreció, no hacía falta pero así la tenía cerca de mí.

-Claro, siéntate aquí.

-¿A ti te gustan?-me preguntó inocente.

-No están mal, aunque no soy muy de dulce.-asintió y seguimos con nuestro trabajo. Una vez terminado, se levantó y se fue a ayudar a los demás. Se la veía tan relajada cuando reía, me encantaba su risa, tanto que cada vez que la escuchaba me la contagiaba.

-Tierra llamando a Jayden-Bran zarandeó la mano por mi cara.

-Quee decías

-Tío se te está cayendo la baba -golpeó mi espalda.

-Es tan perfecta...-no podía dejar de mirarla.

-¿Por qué habéis tardado tanto antes?-se colocó enfrente de mi y cortó el perfecto plano que tenía de ella.

-Necesitaba que me escuchara.

- ¿Has podido arreglar algo?- a veces olvidaba que mi amigo podía ser un cotilla.

-La he besado... Tío ha sido increíble.

-Queeee, por fin has dado el paso. Estoy muy orgulloso de ti colega.

-Sí, pero ahora no sé si estamos bien.

-Pregúntaselo, a lo mejor necesita pensar en lo que ha pasado.

-Eso creo, luego intentaré hablar con ella. Pásame la carne, está en la bolsa esa.-Mientras preparaba la cena los demás aprovecharon para meterse en el lago, menos Adri... Dejé la comida un momento al fuego y me aproximé.

-¿No te vas a meter?-le pregunté.

-Mmm no, no he traído bañador y ¿tú?

-Estoy con eso, como me descuide se quemará.

-Si quieres puedo terminar yo-se ofreció.

-No te preocupes, ven conmigo si quieres -me siguió y aproveché el momento para preguntárselo-. Adri...

-¿Sí?

-Sobre lo de antes... ¿Estamos bien? -mi corazón comenzó a acelerarse esperando su respuesta.

-Yo... No me lo esperaba.

-Lo sé y lo siento... -me disculpé y me miró por primera vez en todo ese rato.

-No lo sientas. Supongo que es algo que queríamos los dos, pero eso no significa que los problemas vayan a desaparecer con un beso. -Podía ser tan dura cuando se lo proponía.

-Lo entiendo, no quería que pensaras eso. Sólo quiero que entiendas que te quiero. -Abrió los ojos como platos. Creo que no se acostumbraba a escuchar esas palabras y yo tampoco. Nunca había sido un tío pegajoso, ni me gustaba regalar los oídos a nadie, pero con ella era distinto, todo salía de mi boca sin tener la necesidad de pensarlo-. Dame una oportunidad.

-No puedo, entiéndeme. No tendríamos una relación normal. ¿Qué tienes pensado?, ¿Estar de día con ella y de noche conmigo? -eso dolía.

-No, te pido que me des unos días para solucionarlo. Hablaré con mi padre.

-¿Tu padre?,¿qué tiene que ver él con esto?.

-Te lo contaré todo, te lo prometo.

-Está bien, sólo te pido una cosa.

-Lo que quieras.

-No me hagas daño. -Jamás se lo haría y ella lo sabía, aún así asentí.

-¿Puedo darte un beso?-no dijo nada pero por como me miró supuse que sí. La atraje hacia mi y la senté sobre mi regazo.- Te quiero peleona.

-Yo también.-musitó y me besó.-Duró poco porque justo en ese momento se pusieron a vitorear.

-No-me-lo-pue-do creer-dijo Mia.

-¿Por qué no me habías dicho nada?¡capulla!- gritó Olivia.

-El espectáculo se ha acabado, sentaros a cenar.-las corté, no por mucho tiempo porque la arrebataron de mi lado para acribillarla a preguntas. La verdad esa situación y verla con las mejillas coloradas me hacía gracia. Quien iba a decir que incluso así se vería preciosa. Al rato Ethan trajo el alcohol, se plantó en medio con los brazos al aire y gritó con un aullido ¡que empiece la fiesta! lo agasajaron y se unieron a él. La chica que me tenía loco se levantó y habló...

-Chicos creo que me iré a dormir.

-Oh venga, tómate unos cuantos y luego si quieres podemos seguir la fiesta en la tienda-enfatizó. Empezaba a tocarme los cojones ese tío, no podía tener un mínimo de respeto por nadie. Podía ser mi amigo pero si me enteraba de que tenía algún tipo de intención con mi chica, no habría amistad que valiera. Le partiría la cara sin dudarlo.

-Buenas noches- por suerte ella evadía las gilipolleces.

-¡Espera!, te acompaño.-me presté. Llegamos y me sorprendió cuando me preguntó si quería dormir con ella.-¿Estás segura?.

-Así seguro no se mete en mi cama mientras duermo.-Sabía a quien se refería.

-¿Me estás utilizando de protector?, porque si es eso puedo ser tu guardaespaldas particular-sonrió.-Me quedo. La tienda no era precisamente espaciosa pero no me quejaba, podría pegarme a ella con la escusa del poco espacio. Sacó por lo menos cuatro mantas y las tendió.-Estamos en verano.

-Lo sé, soy muy friolera.- si necesitaba esa cantidad con el calor que hacía no me imaginaba en invierno.

-Puedes usarme de cobijo también, ven.-Se acostó a mi lado y le pasé el brazo por la nuca para servirle de almohada.-¿Estás cómoda?-confirmó. Se quedo viéndome un rato y poco a poco se fue acercando más a mi.-Como sigas así no podré aguantar las ganas de besarte.

-Y ¿A qué esperas?.-Posé la mano libre que me quedaba sobre su mejilla y en un movimiento quedé sobre ella. No la besé.

-Eres tan hermosa, me vuelves loco.-Estaba consiguiendo lo que quería, verla sonrojar de nuevo.-Te deseo tanto que duele.-Se quedó sin respiración.

-¿Por qué no me besas?-preguntó impaciente.

-Porque quiero que lo hagas tú. Se quedó fija en mis labios.

-¿Puedo? Que inocente era...

-No tengo que darte permiso para disfrutar de lo que es tuyo.-Vi algo en sus ojos al decir esas palabras, algo que jamás había visto en ella, ¿lujuria?. Me besó, no como la primera vez, le había cogido confianza a mi boca. Nuestras lenguas se encontraron y se unieron entre si, mordió mi labio inferior y eso produjo un cosquilleo en mi entre pierna. No tenía prisa, el ritmo lo marcaría ella y aceptaría lo que me ofreciera. Tenía toda la vida por delante para disfrutarla.

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¿Puedo besarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora