04. El Rey y su Corte

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—Diría que me molesta el vestido, pero la verdad lo que me jode es estar terminando de construir tu casa— decía Auron, afinando un muro de mala gana.

—Ñeñeñe, menos quejas y más trabajo—

—Reborn, te ofrecí mi amistad y me la escupiste en la cara, después de aquella peluca había jurado no volver a usar vestido ¿Por qué uniforme de maid? mierda— se lamentaba Rubius.

—No sé de qué putas hablas y ¿Cuál era el punto de solo hacerlos trabajar? un poco de humillación a terceros me venía bien— rio el aludido —y llámame SU MAJESTAD, capullo—

—Pues a mí me gusta el conjuntito— decía Fargan pasando por detrás con una carretilla —¡Qué buenas piernas Alesby! —

—Qué imbécil eres Fargan, si siempre voy con las piernas descubiertas— contestó el bajito, casi sin inmutarse, mientras discutía algo con cierto castaño.

Ambos veían al plano frente a ellos, sumamente concentrados.

Díaz se acercó a él, para confirmar los materiales que hacían falta para terminar las vigas y los establos, ya que iría con Lolito a por ello.

No podía quejarse de que no estuviesen cumpliendo con su parte del trato, incluso Doblas estaba trabajando, por otro lado...su vista y atención se desviaban de forma inevitable hacia cierto miembro del grupo.

Ninguno producía efecto alguno en él que no fuera, a lo mucho, risa, excepto por alguien en específico. El castaño pareció sentirse observado, pues volteó en esa dirección, dedicándole una sonrisa, Reborn lo saludó con un movimiento de mano, desviando la mirada, intentando centrar su atención en el albino de nueva cuenta.

¿Por qué les había pedido 3 días de aquello?

I wanna get you aloneWhere stories live. Discover now