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El mejor día de su vida.

Sea o no sea cierto, sólo así podía definirlo. Estaba más que feliz por pasar ese tiempo conociendo a ese alfa.

—Ten —El alfa le había extendido un vaso—. Debes beberlo. —Agregó al ver la mirada de confusión por parte del omega.

No sabía que era pero aún así luego de ver el aparente mate decidió confiar y bebió el líquido sin preguntar. Para su sorpresa no sabía amargo o algo por el estilo, de hecho sabía bien.

—Mamá me lo daba de niño para el dolor de estómago. —Es lo único que agregó luego de eso.

Mikey sólo había asentido y agradecido por la amabilidad.

El próximo aperitivo que venía era para el almuerzo, por lo que el alfa como le había dicho, se alistaba para preparar algo de comer. Mikey se sintió contento al ver que Takemichi no era de esos alfas que no hacían ciertas "actividades domésticas" por su subgénero. Hubiera sido una total decepción.

—¿Desde cuándo aprendiste a cocinar? —Preguntó el omega curioso. Estaba junto al alfa en la cocina debido a que este ofreció su ayuda. Aunque el menor le había dicho que solo se sentara a esperar a un lado en cierta mesa.

—Solía ayudar a mamá a cocinar desde pequeño, por lo que no me disgusta. Pero ultimamente mamá y papá trabajan mucho, siempre están viajando, por lo que aprendí estas necesidades básicas.

Mikey se sintió un tonto.

Él no quería aprender de esas cosas cuando sus hermanos le ofrecían enseñarle. Él creía que lo hacían porque querían convertirlo en esos omegas estereotipados dónde debe encargarse del hogar, atender y esas cosas. Se lo había tomado a mal, pero ahora al escuchar al rubio, tal vez y consideraría pedirle a su hermana que le enseñe de esto.

—Takemitchy

—¿Uhm?

—Eres un buen chef.

El alfa se sonrojó. Desde que iba preparando el almuerzo el mayor no había hecho otra cosa más que halagarlo y observar casi todos sus movimientos con una leve sonrisa en su rostro.

En los minutos que habían transcurrido, se habían puesto a hablar de temas triviales.

Y de todo eso, había algo que rondaba la mente del omega. Algo a lo que tal vez pudo sacarle provecho.

—¿Cómo se conocieron tu novia y tú? —Había empezado con su pequeño interrogatorio.

—Oh... —El alfa se rascó la parte trasera de su cuello—. Hace casi un año. La defendí de unos bravucones.

—Fuiste como su héroe.

—Así parece.

—¿Fue amor a primera vista? —El alfa se llevó una mano a su mejilla y la rascó con su dedo levemente antes de responder. Sería divertido contar esa anécdota.

—No lo fue. De hecho... —Rió un poco al recordar—. Luego de eso no la volví a ver a pesar de ser de la misma escuela, pero poco después vino alguien a mi salón en busca mío. Cuando la miré se me hizo conocida pero no la recordaba totalmente. Iba a preguntar pero ella había terminado por confesarme sus sentimientos, dijo que desde ese día que la salvé me había estado observando.

Mikey lo interrumpió. —Cuidado, una obsesionada. —Dijo antes de reír divertido y agregar un "es broma" al final, para no incomodar al contrario. El alfa asintió y continuó.

—Cuando recordé quién era le dije que si estaba segura de querer estar conmigo, ella dijo que sí por lo que no pude negarme a nada. Al tiempo de conocerla mejor, terminé enamorándome. —La sonrisa boba con la que confesó todo hizo al omega virar sus ojos una vez más.

—¿Sientes que ella es tu destinada? —Preguntó con temor. Rezando por dentro para que no lo fuera o no tendría posibilidades.

—No lo sé, nunca lo había pensado, ¿cómo se puede sentir eso? Por lo que he leído solo hablan de una conexión especial que es depende de cada persona y sus lobos.

—Puede ser, yo aún no conozco a mi alfa...

—Algún día lo encontrarás, Mikey. —El omega le regaló una leve sonrisa.

—Eres divertido Takemitchy.

Un sonido de llamada sonó sacando a ambos de sus propios pensamientos. El omega observó como el alfa tomaba su celular y se iba a un rincón para contestar, como si necesitara privacidad. Por su parte él terminó de lavar los platos que habían usado y los dejó a un lado para que escurrieran. Tomó un papel toalla para secar sus manos y sacar su celular dónde tenía unos cuantos mensajes de su hermana preguntando porqué tardaba.

No iba a decirle que se encontraba en la casa de un alfa, mucho menos que era la del novio de su mejor amiga. Por lo que sólo le respondió con un "Fui a visitar a Kenchin" y guardó su celular sin más al ver al ojiazul acercarse.

—Mikey, Hina viene en camino.

Y el omega sintió que todo se iría de caída.

Takemichi observaba desde su sitio al rubio que miraba el televisor junto a él. Mikey no se había ido. Y tampoco se lo había pedido.

Solo habían pasado casi diez minutos desde que le había dicho que su novia vendría y Mikey había respondido con un "Está bien" y se había vuelto a la sala con total confianza para tomar asiento. Le sorprendió un poco pero no le dijo nada. Tampoco le incomodaba que se quedara, de hecho en lo poco que habían entablado conversación le había agradado.

Incluso el mayor le había puesto un apodo: "Takemitchy", aunque solo le había cambiado la entonación, el omega le dijo que era especial ya que sólo él lo llamaría así a partir de ese instante. Cosa que creyó que era por la confianza que le estaba tomando por ayudarlo cuando lo necesitó. Y para ser sincero consigo mismo, lo hizo sentir bien porque creía que seguramente el omega lo estaba considerando como un amigo más. Y él gustaba ser aceptado tal como era.

Mikey se levantó de su lugar pidiendo prestado el baño y unos segundos más tarde un timbre llamó la atención del menor, se paró directo a abrir la puerta suponiendo de quién se trataba.

—¡Hina!

—Takemichi... —Dijo la omega tímida antes de extenderle un pequeño recipiente envuelto con una tela color roja—. Ten, son para ti, los preparé yo.

El alfa sonrió contento, recibió el presente y lo acercó un poco hacia su nariz, olfateando para saber que era.

—Gracias, Hina. —Respondió luego de notar que eran unas galletas con seguramente chispas de chocolate.

La nombrada se sonrojó un poco pero luego movió su nariz levemente y frunció su ceño al olfatear un característico aroma. Era de un omega.

Con un brazo hizo al lado al alfa que seguía embriagandose del olor de las galletas. Takemichi se sorprendió por la acción y luego entendió que ocurría.

Mikey no quería hacerlo en mala onda, o tal vez sí, pero ni tanto, cuando salió del baño se asomó a la pared cercana del pasillo que enlazaba con la sala, había oído el llamado del timbre por lo que fue a observar a la omega que había llegado.

Solo quería divertirse un poco y solo tal vez, también al ver la tierna escena de los jóvenes enamorados. Por lo que con una pequeña pizca de malicia soltó sus feromonas llenando el lugar con su dulce aroma de vainilla todo lo que pudo para que se notase su presencia.

—Takemichi, ¿con quién estás?

Y el alfa solo pudo tragar en seco.


Le quité los honoríficos porque en el anterior cap no lo había puesto):


VS de Amor - Takemikey Donde viven las historias. Descúbrelo ahora