Act 6/TsukGen

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Act 6: Ruptura.

Cuando crees que todo está en orden a tu alrededor... Y la vida te recuerda que eres su perra personal, haciendo que todo esté de cabeza, sin saber dónde mierda estás parado.

Ok, terminar una relación, sin importar la edad que uno tenga, en qué situación está o cuánto tiempo haya durado, es un golpe emocional fuerte. Pero en el caso de Tsukasa, se suma el desconcierto; para él todo estaba bien hasta donde sabía, incluso habían tenido una cita hace poco, que su pareja de año y medio, Asagiri Gen, le dijera que quería terminar lo tomó con todas las guardias bajas. Observaba desde su posición en la silla a quien era ahora su ex amante, cabizbajo, incapaz de verlo a los ojos, centrando la mirada en esa raza de café con crema que había pedido.

—¿Por qué?—Cualquier persona razonable hubiese preguntado lo mismo ¿Verdad? Ante lo impredecible que fue aquello, era parte de cerrar el ciclo, conocer el por qué se terminó todo. Si, podía ser dolorosa la respuesta, pero más incómodo era quedarse con la duda y jamás saber exactamente qué pasó para que todo terminara—, realmente no entiendo, creí que tú y yo...

—Tsukasa-chan, eres un alma muy gentil y bondadosa bajo toda esa fachada del primate más fuerte—, Gen sostuvo la taza con ambas manos, los dedos alrededor del blanco de la porcelana sintiendo el calor del café en sus yemas—. Pero con nuestros trabajos, nuestra vida ajetreada, es más que obvio que nuestra relación no podría avanzar más que esto. Antes de hacernos más daño de lo necesario, terminemos aquí y ahora.

—Gen, eso no-

—Ya lo he decidido Tsukasa-chan, así que por favor... no insistas más—, aunque estuviera sonriendo, su mirada pesada indicaba que el tema había concluido, Tsukasa solo pudo contener un suspiro. Decía que era para evitarse el daño, pero la aparente indiferencia de sus palabras le causaba que su pecho se apretara. Pero no le iba a dar el gusto, no, no le iba a hacer saber que estaba sufriendo. Le da su mejor sonrisa y asiente, tomando el abrigo de su asiento y levantándose—¿Hum?

—De acuerdo. Gracias por este tiempo, Gen—. E inclinó su cabeza de forma educada y dejó sobre la cartilla del menú un par de billetes para pagar lo consumido-, adiós.

Quería decir algo, pero las palabras murieron antes de salir de su garganta. Se limitó a observar cómo su espalda se alejaba cada vez más de la mesa hasta finalmente perderse de vista al salir por la puerta y sumergirse en la multitud de la gente. Bajo la mirada para toparse su reflejo en el café, ¿Tenía permitido sentirse mal aunque él haya acabado con todo? La respuesta obvia era que no, si termino con Tsukasa era por qué ya no había más que decirse ¿Cierto? ¿O solo es una mentirilla más para convencerse a sí mismo?

¿Cuál era la verdad?

—Estaba demasiado cerca.

Fue la respuesta que dió al aire. Alejarse era la manera en la cual su mente respondía ante la cercanía, era nada más que un ciclo vicioso. Le daba miedo la soledad, se lanzaba a buscar una relación que empezaba siendo física pero cuando los sentimientos comenzaban a surgir, huía. Con Tsukasa intentó reprimir ese miedo, aquel hombre era tan distinto a todo lo que conoció, alguien a quien podía llamar hogar. Pero el pánico que sintió cuando aquel sábado se tomaron de manos, cuando las molestas mariposas hicieron cosquillas en su estómago, no pudo soportarlo e hizo lo que mejor sabía; escapar.

Fue como moverse en automático a partir de ese momento, ahora estaba de pie frente a una reja metálica que resguardaba una enorme mansión. El conductor que lo trajo, echó andar el taxi y se alejó en la carretera, escucho como el ruido del motor se alejaba poco a poco. Suspiro, presiono el botón del intercomunicador y esperó pacientemente en su lugar a qué respondieran.

¿Hola?

—Ryusui-chan—, murmuró su nombre, apenas lo hizo escuchó una risa tras la línea, una ahogada. Si alguien en este mundo podía entender su extraña forma de actuar, era Ryusui Nanami.

¿De nuevo?—preguntó de la nada, aunque recibió respuesta volvió a echarse a reír—con esté te tomaste tu tiempo, pensé que era diferente está vez... Ven, pasa, destape un vino.

—Gracias, Ryusui-chan—. Las rejas de la puerta se abren poco a poco ante sus ojos, agachó su cabeza y dio un paso dentro de los territorios de la mansión. El camino hasta la puerta de entrada fue largo, silencioso. Pero cuando ya estaba enfrente, no tuvo que tocar, el dueño de la extravagante mansión le esperaba con una sonrisa de lado. Ryusui vestía solo unos pantalones y una bata de baño roja, sin atar—¿Interrumpí algo importante?

—Nah, cuando llamaste ya estaba dormida—, dijo alzando sus hombros, notó la mirada algo desolada del mentalista y sonrió de costado-, no pongas esos ojos, entra... Tomemos un buen vino y si gustas, follamos en el sofá.

—Tomaré el vino... y tal vez abrazarnos en el sofá, ¿Te parece bien eso?

—¡Ja! Solo por qué eres tú, lo aceptaré.

Angstruary 2022Where stories live. Discover now